El próximo miércoles 19 de febrero, a las 19.30, viene a leer sus poemas al aula de poesía del Palau de la Música.
Lo conocí cuando servía copas en un bar legendario de Donosti, el Akerbeltz. Hablamos de poesía -especialmente de Gil de Biedma, una predilección compartida- y de algunas otras cosas. Después leí sus versos... y hasta hoy.
LAS
RESACAS
Las primeras tienen
Las primeras tienen
su
cosa, es cierto. Otra vez
con
el trago en la mano,
uno
se siente a gusto de sentirse
tan
mal, de tener ese cuerpo,
de
ser al fin el blanco
de
miradas y risas (comentarios
jocosos,
vacilones), ya sabes,
de
sufrir como un hombre.
Luego
vienen las otras,
las
de siempre, las clásicas,
sin
el encanto de la novedad,
las
que uno ya conoce en su justa
medida,
aburridas y tercas,
pegajosas,
las que apenas
sorprenden,
las que una mañana
te
avisan que ojo al parche,
pero
tú ni te enteras.
Las
últimas resacas,
las
auténticas, las de verdad,
las
que ni risas ni miradas
que
valgan, las del vómito
encima,
las del asco
y las
lágrimas, las del miedo
a
vivir y a morir de repente,
las
de la más absoluta soledad,
esas,
amigo mío, mejor
que
no las tengas que pasar.
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