sábado, 1 de febrero de 2014

La personificación o prosopopeya

La personificación o prosopopeya, figura que consiste en atribuir cualidades humanas a seres inanimados, es una figura muy usada y de un rendimiento emocional extraordinario. Traeré algunos ejemplos notables.

En el primer capítulo de Años de penitencia, el primer tomo de las memorias de Carlos Barral, asistimos a un uso magistral de la personificación. Hablando de los primeros tiempos de una muy triste postguerra, hacia 1940 y 41, leemos lo siguiente:
“En la Vía Layetana de mi recuerdo unos pocos cafés destartalados y muy pocas tiendas se asomaban a la calle con extraña timidez, diría que con vergüenza. El comercio renacía como excusándose.”

No deja de recordarnos –por la personificación aplicada a una ciudad- el célebre comienzo de La Regenta de Clarín:

“La heroica ciudad dormía la siesta.” Y poco después: “Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacia la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica.”

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