jueves, 22 de junio de 2023

ANATOMÍA DE UN INSTANTE, de Javier Cercas. La magia de la literatura y un final memorable

 

 

En el memorable repaso y estudio de los gestos de Suárez, Gutiérrez Mellado y Carrillo, la tarde del 23 F, que constituye la trama de Anatomía de un instante, de Javier Cercas, ese texto que quiso ser novela, se convirtió en reportaje interpretativo y terminó anhelando ser novela, y al que preferimos llamar texto u obra para evitar equívocos, escrito con una prosa límpida e informativa, que no renuncia a ser estética, con sus repeticiones a manera de ritornelli, hay una combinación que aparece con mucha frecuencia: zumban las balas.

 

Desde que me llamó la atención y empecé a registrarla me la he topado como una docena de veces, pero sin duda me dejé algunas más antes de que captara mi atención: es cierto que a la balacera (término que no utiliza, pero que es lícito) de los guardias civiles denomina en ocasiones tiroteo, acribillar el hemiciclo, pero sin duda la que más veces emplea es la citada: “mientras las balas zumbaban a su alrededor” es el sintagma que se repite obsesivamente.

 

Lo curioso es que la primera vez que aparece (pág. 16 en mi edición de Círculo de Lectores) se halla muy cercana a una cita de Borges, del relato “Biografía de Tadeo Cruz”, recogido en El Aleph. La cita reza: “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es.”

 

miércoles, 14 de junio de 2023

LA DIFICULTAD DE LA EXPERIENCIA


 La reciente contemplación de la entrevista que Carlos del Amor le hace a Jaume Plensa en su programa La matemática del espejo, programa y entrevista de tal nivel que la televisión, por un momento, deja de ser la metadona del pueblo para devenir una ventana al mundo, que es lo que, en puridad, estaría llamada a ser, esa contemplación (y nunca mejor empleada la palabra) me lleva a una serie de reflexiones y recuerdos.

 

El programa, con esas sabias palabras del artista, constituyó para mí una auténtica experiencia espiritual. Y pienso entonces lo difícil que resulta tener una verdadera experiencia (sea estética, intelectual, religiosa, amorosa, erótica, espiritual, del tipo que sea), entendiendo por experiencia algo que vivimos profundamente y no nos deja en modo alguno indiferentes, sino que contribuye, en mayor o menor medida, a transformarnos. Algo semejante a la noción de epifanía que manejaba James Joyce.

 

Pues bien, considerando esa dificultad de acceso a la experiencia en nuestro distraído mundo de hoy (y por eso los ojos cerrados, interiorizados, de las figuras del artista), resulta espantoso que la vulgaridad ambiente consiga sacarnos de esa posibilidad en ciernes.