tag:blogger.com,1999:blog-79639453034427810412024-03-14T03:01:05.445+01:00cidehametebenengeliblog de Carlos Campa Marcé para la enseñanza de la literaturaCCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.comBlogger537125tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-54227897436969713692024-02-02T11:16:00.009+01:002024-02-02T11:21:25.695+01:00Historia de una tertulia, de Antonio Díaz-Cañabate. Un puñado de anécdotas<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Leo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de una tertulia</i>, de Antonio Díaz-Cañabate, con placer y
regocijo. Esa tertulia de la postguerra (primeros años 40) que, liderada por <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">José María Cossío</b>, aglutinaba a su
alrededor, en el café Lyon d´Or, a Eugenio d´Ors, Emilio García Gómez, Ignacio
Zuloaga, el propio Cañabate, Edgar Neville, Gerardo Diego y a numerosos intelectuales,
artistas y toreros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">En la tertulia, donde se
excluía la temática política y la crítica sañuda, se hablaba de lo divino y lo
humano, mucho de toros (Cossío redactaba entonces su enciclopedia <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los toros</i>), pero especialmente se
contaban anécdotas. Traeré algunas a este blog.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Por ejemplo, esta de Sebastián
Miranda, el escultor, que narra una anécdota de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Valle-Inclán</b> en relación con Miguel Primo de Rivera:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Era por el año 1924 y yo me
reunía todos los días con Belmonte, Valle-Inclán, Pérez de Ayala y otros más
para ir a cenar por ahí. Una noche resolvimos ir al restaurante del Frontón.
Por el camino se habló del general Primo de Rivera, y Valle-Inclán, con aquellas
sus cosas, dijo: “Tengo ganas de encontrármelo un día por ahí, para llamarle
fantoche; así iré a la cárcel. Me encantaría ir a la cárcel.” Ninguno le dimos
importancia a las palabras de don Ramón, y llegamos al Frontón; el comedor
estaba lleno; había sólo una mesa vacía; nos dirigimos a ella, y observo que en
la frontera estaba comiendo el general Primo de Rivera con otros amigos. Me
espanté: le creía a Valle muy capaz de realizar lo que pocos minutos antes nos
había anunciado, y me dije: “¡Vaya, hoy vamos todos a la cárcel porque Valle le
llama fantoche al dictador y no sólo él, sino todos sus acompañantes, vamos a
la cárcel!” Quise alegar que la mesa estaba en mal sitio y que debíamos irnos a
otro restaurante, pero Valle exclamó: ¡De ninguna manera! No siempre se va
usted a salir con la suya. Aquí, en esta mesa, estamos muy bien.” No me cupo
duda. Aquella noche dormíamos todos en la cárcel, y más muerto que vivo me
senté a cenar. Don Ramón dijo que no tenía gana; pidió un caldo, encendió un
pitillo de boquilla dorada y se puso a fumar muy despacio y, contra su
costumbre, sin hablar una palabra. Empezamos a cenar; yo apenas probé bocado. A
la media hora, Primo de Rivera se levantó y se fue. Yo respiré, y cuando
terminamos de tomar café y salimos a la calle, le dije a Valle: “Bueno, yo
creía que esta noche dormiría usted en la cárcel, porque mejor ocasión de haber
hecho lo que nos anunció antes, difícilmente se le presentará.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- No, hoy no; había poco
público. ¡Si hubiera sido en el Real!”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 9;"> </span>(págs.
239-240)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Lo que nos demuestra que
Valle-Inclán era humano: podía sentir miedo, pero nunca le faltaba la respuesta
oportuna.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">O esta otra, del autor del
libro, en que narra un encuentro entre <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Pío
Baroja</b> y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Rafael “el Gallo”</b>. Me
recuerda un episodio de la vida de Lola Flores, cuando, ya de mayor, Hacienda
la procesó por deber una suma considerable al erario público. Lola propuso
entonces que cada español diera una peseta para poder sufragar su deuda y verse
libre del proceso judicial. ¿Es que no era ella La Lola de España? Pues bien,
ambas historias podrían recogerse en un artículo que se llamara: “Cuando los
gitanos asesoran al Ministerio de Hacienda o el arbitrismo extravagante.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Salimos al jardín. Funciona
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leica</i> de [Sebastián] Miranda, y se
emparejan ante el objetivo el torero que nunca leyó al novelista y el novelista
que jamás va a los toros. Nos sentamos en un banco.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- Pues aquí tiene usted,
Baroja, a Gallito –informa Sebastián-, que este año habrá ganado alrededor de
las ochocientas mil pesetas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Pese a lo evidentemente
desproporcionado de la cantidad, el torero no la rectifica, sino que comenta:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- Sí, pero más de la mitad se
ha quedado en el camino.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- ¿Y en cuánto tiempo ha
ganado usted esas pesetas? –pregunta Baroja.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- En ocho meses.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- No está mal, no está mal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- Usted, don Pío, no gana
tanto con sus libros, ¿verdad? –inquiere Miranda.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Don Pío sonríe.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- No, no, desde luego.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Y la conversación se enzarza
sobre las ganancias de los artistas. Gallito se declara partidario de que el
Estado debería sostener a los artistas con toda magnificencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- O si no –aclara-, que cada
español diera una peseta al año, y que esos veinticuatro millones se
repartieran entre los artistas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Don Pío sonríe.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- No estaría mal.<span style="mso-tab-count: 8;"> </span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span>(pág.
218)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Cito, para terminar, un par
de anécdotas contadas por <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Eugenio d´Ors</b>.
En ellas (no podía ser de otra forma), entre el relato y la risa, se solicita
siempre la comparecencia de la inteligencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Yo tengo un libro de cocina,
que he de buscar entre mis libros recuperados; éste sí que me interesa
encontrarle. Es el libro de un tal Rey, un andaluz, cocinero en Londres muchos
años, que escribió un voluminoso tomo, en el que trata temas culinarios y
gastronómicos estupendos. Por ejemplo, decía: “De cómo debe ser una comida
celebrada en una jaula de leones.” Y especificaba que los comensales no debían
mirar nunca a los leones ni a los barrotes.” <span style="mso-tab-count: 4;"> </span>(pág.
46)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“¿Ustedes saben la respuesta
de aquel habitante de una ciudad pequeña, con una gran catedral histórica, a la
pregunta del forastero de dónde se encuentra el magnífico templo? Pues es
soberbia: Le dice: “Mire usted; tuerce usted por esa calle, luego a la
izquierda, luego a la derecha; se encontrará usted con una plaza; allí hay un
estanco; pues bien, enfrente está la Catedral.”<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 7;"> </span>(pág.
253)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">(Manejo la edición de Selecciones de Austral, con prólogo de Francisco Umbral, Espasa-Calpe, 1978)</span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-44477155733042758652024-01-23T20:36:00.000+01:002024-01-23T20:36:13.489+01:00Mi música es para esta gente - Beethoven, Daniel Moyano y Félix Grande<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">La reunión de algunos viejos
profesores con Rubén, antiguo alumno nuestro y, ahora, pianista y director de
orquesta, resultó agradable en extremo. Se habló de muchas cosas y mucho
también de música. Rubén, entre otras cosas, nos recomendó una excelente película,
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Eroica</i>, sobre la tercera sinfonía de
Beethoven, producción de la BBC, dirigida por Simon Cellan Jones, y con la
música interpretada por John Eliot Gardiner y su Orquesta Revolucionaria y
Romántica. La película dramatiza la primera interpretación de esa sinfonía en
el palacio de su mecenas, el Príncipe Lobkowitz, y en presencia de sus nobles
invitados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Entre el minuto 44 y 45 hay
una escena en que se ve fugazmente a las cocineras del palacio que, mientras
preparan la comida, escuchan atentas esa música que parece comunicarles <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>algún extraño tipo de redención. Ese momento
me conmovió, y me trajo a la memoria un texto leído hace muchísimos años, pero
que perdura siempre en mi recuerdo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">En el epílogo de su libro de
ensayos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mi música es para esta gente</i>,
que comparte título con el libro, Félix Grande nos cuenta un episodio de la
vida de Beethoven que a su vez le fue contado por Daniel Moyano, gran
fabulador, autor de un libro de cuentos también llamado de la misma forma. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Lo relata así: “Moyano me
informó que en la Biblioteca del Conservatorio de París se cuida el manuscrito
de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Appasionata</i>, y de que las hojas
tienen huellas de lluvia, que por momentos simulan ser obra de algunas lágrimas
lejanas (…) Tengo la casi certidumbre de que la historia que Moyano relata a
partir de ese manuscrito de Beethoven, cicatrizado por la lluvia -y la gloria-,
es apócrifa, fabulosa. (…) Moyano dice saber que Beethoven componía su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Appassionata</i> en la mansión de un
protector, un noble, Beethoven escucha un vocerío de multitud, lo escucha muy
remotamente (ya está avanzado el proceso de su sordera). Sale del cuarto que
preside un piano y ve a su protector mirando hacia la plaza a través de los
visillos y del cristal de una ventana. Abajo, entre la lluvia, hay una
manifestación de hombres, mujeres y niños. Exigen condiciones de trabajo menos
indecentes y elevación de los salarios (recordamos que en esa época las
fábricas textiles quemaban dieciséis horas diarias de las vidas de sus obreros,
que empleaban y extenuaban a mujeres debilitadas y a niños de diez años con
sueldos nauseabundos); los obreros, además, muestran su cólera contra ese
protector de Beethoven, que es dueño de las fábricas textiles de donde proceden
esa afrenta, esa protesta, esos primordiales huelguistas. Ese noble señor
pedirá al músico que mire a la molesta multitud, mojada por el chaparrón que
suena monótono en la pizarra y los cristales; con desprecio irritado, dirá que
esa gente está loca, que si se les concede lo que piden la fábrica cerrará
arruinada y los manifestantes morirán entonces de hambre, que esta gente es
desagradecida, enojosa, disparatada, demasiado vehemente, subversiva y desde
luego acreedora de ejemplar escarmiento, vea usted qué gente, Beethoven; vea,
maestro, qué espectáculo bochornoso… Beethoven escucha, también remotamente,
esas frases de irritación y de fastidio, mira los rostros de ahí abajo,
obstruidos por las matas de pelo mojadas por la lluvia, entra en su cuarto de
trabajo, toma bajo el brazo sus partituras, quemándole en los pies ya los
minutos, y antes de cerrar de un portazo y salir habrá dicho a su protector con
minuciosa y desapacible concisión: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¡Mi
música es para esta gente!</i> Y no volverá nunca. El resto se arma solo:
Beethoven, con unos papeles bajo el brazo, caminando en la lluvia por la ciudad
textil, rezongando, gruñendo, hosco, inmortal.”<o:p></o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-61935689794666397532024-01-18T20:02:00.005+01:002024-01-18T20:06:36.188+01:00El Eros pedagógico en pintura (Jan Steen y Constantin Guys)<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">En un reciente viaje por
Italia, el amigo Javier me cuenta que en la Academia Carrara de Bérgamo se
encontró con un par de cuadros más que interesantes: un retrato del Aretino
hecho por Ticiano, y un encuentro de Montaigne con Tasso en la celda adonde le condujo
su locura. Y es que para nosotros el hallazgo de un cuadro, de una película o
un texto literario valiosos constituye siempre una circunstancia encomiable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Esto me trae a la memoria
algunos de los descubrimientos personales hechos en museos no de los más
conocidos. Por ejemplo, en el de Bellas Artes de Burdeos descubrí el cuadro de
Henri Gervex <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rolla</i>, que es una
pintura que me subyuga. Pero de la que hoy quiero hablar es de otra, que me
causó profunda impresión cuando visité, ya hace un montón de años, la Wallace
Collection londinense.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 14pt;">Se trata de </span><i style="font-size: 14pt;">The harpsichord lesson</i><span style="font-size: 14pt;">, de Jan Steen
(1629-1679). Recuerdo que me pareció una manifestación muy palpable de la
relación entre amor y pedagogía, ese eros pedagógico, que era una idea muy asentada
entre las mías.</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSHhLwU9qvk6ka0h9V1LAggKMaNoNy7O6K0gbnyf3dIXAyUP57RnNy9WEzrP6ygJZYs4qSMlPvlgb7gXTV7XQaAw_rAmFur2skSs6Qm4F_W6FlWVkfJ6ui7VxE6tQJ7GKS9dZ-xBL8C3hnEL8BQAoYuYKo1YfsHyxKnueLWUA7jEhkzK9RgRTmcqeyj7l4/s1920/Harpsichord%20lesson.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1539" data-original-width="1920" height="321" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSHhLwU9qvk6ka0h9V1LAggKMaNoNy7O6K0gbnyf3dIXAyUP57RnNy9WEzrP6ygJZYs4qSMlPvlgb7gXTV7XQaAw_rAmFur2skSs6Qm4F_W6FlWVkfJ6ui7VxE6tQJ7GKS9dZ-xBL8C3hnEL8BQAoYuYKo1YfsHyxKnueLWUA7jEhkzK9RgRTmcqeyj7l4/w400-h321/Harpsichord%20lesson.jpg" width="400" /></a></div><span style="font-size: 14pt;"> </span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Vemos a una joven que toca su
clavecín y a un maestro ya entrado en años (aunque remozadamente vestido) que
se inclina hacia ella señalando algo con su dedo índice. La soledad de ambos, y
la mirada ligeramente lasciva del maestro, me hacían pensar en un trasfondo erótico
que invadía la apacible escena, máxime cuando aparecía una llave colgada de la pared
entre ellos (símbolo fálico, me decía el freudiano que había en mí por esa
época) y un cuadro encima de temática amorosa (con Venus y Cupido, e incluso se
percibe detrás una especie de gigante mayor asombrado).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 14pt;">El comentario de la página
web del museo viene a decir que el cuadro toma con humor algo burlesco esa
posibilidad erótica y que, de hecho, tanto Venus como Cupido duermen. No estoy
seguro de que Cupido duerma, tal vez esté intentando despertar a Venus (¿intentando
despertar el deseo de la joven?) He de decir que la importante presencia en la
colección de obras de François Boucher (con su refinado erotismo) debió actuar
como coadyuvante contextual de mi interpretación.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 14pt;">El tema de la lección de
música es muy habitual en la pintura holandesa del XVII (hay un cuadro de
Vermeer, bastante sobrio y casto, u otro de Gabriel Metsu, más ambiguo, entre los
muchos que se dedican a este asunto). Yo seguía pensando que una sugestión
erótica los debía acompañar de una u otra manera.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 14pt;">Cuál no sería mi sorpresa
cuando hoy, releyendo </span><i style="font-size: 14pt;">El pintor de la
vida moderna</i><span style="font-size: 14pt;">, de Baudelaire, me pongo a buscar las obras de Constantin Guys
en Internet (la primera vez que leí el texto apenas podía confrontar lo que
escribe Baudelaire con las producciones del pintor) y me topo con esta escena
que viene a ser una constatación –eso creo- de</span><span style="font-size: 14pt;">
</span><span style="font-size: 14pt;">mis antiguas ideas sobre el tema. En la página donde lo encuentro lo
presentan como </span><i style="font-size: 14pt;">The student and music
teacher</i><span style="font-size: 14pt;">.</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAIKPMh9UkesMT0LdyOwsxSHfV3zsZm_UZqgG8RqNqFwL7RxgjIbC_GQciANtjguphyphenhyphenS5cafdPKFlxdAitchUdxTZdpLZaVyCxx0UTXjeKjkZQ7fckJ7ROO0vBU4gqIRR4A_O3iEOXxvH1mxktVzaRxFbjabE4tX0wfTi0cC8fMjHNDtSebCvFp9lrX29M/s1182/Constantin_Guys_-_Student_and_Music_Teacher_-_(MeisterDrucke-1335045).jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="826" data-original-width="1182" height="280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAIKPMh9UkesMT0LdyOwsxSHfV3zsZm_UZqgG8RqNqFwL7RxgjIbC_GQciANtjguphyphenhyphenS5cafdPKFlxdAitchUdxTZdpLZaVyCxx0UTXjeKjkZQ7fckJ7ROO0vBU4gqIRR4A_O3iEOXxvH1mxktVzaRxFbjabE4tX0wfTi0cC8fMjHNDtSebCvFp9lrX29M/w400-h280/Constantin_Guys_-_Student_and_Music_Teacher_-_(MeisterDrucke-1335045).jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-size: 14pt;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Aquí la señora, que debía
hacer de carabina, se ha quedado dormida, lo que aprovecha el maestro para dar
un beso en la espalda (esa espalda que sugiere una nalga) de la discípula. La idea
que rondaba mi pensamiento aquí no puede ser más explícita, de manera que
podría llamar, para mis adentros, a esta pintura </span><i style="font-size: 14pt;">Quod erat demostrandum</i><span style="font-size: 14pt;">.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-45342077852147876442024-01-08T18:56:00.006+01:002024-01-28T09:58:21.576+01:00Huxley nos describe un cuadro penitencial encargado por el músico Gesualdo<p> </p><p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-size: 14pt;">Comienzo el año leyendo
ensayos de Aldous Huxley, uno de mis escritores predilectos, a quien descubrí
de joven (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un mundo feliz</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las puertas de la percepción</i>) y al que
he leído a lo largo de toda mi vida<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>(uno
de mis <i style="mso-bidi-font-style: normal;">maîtres à penser</i>, como lo han
sido Georges Steiner, Roland Barthes, Umberto Eco, Tzvetan Todorov, Susan
Sontag, Hans Magnus Enzensberger o, en mi lengua propia, Francisco Ayala). El
libro con que abro el año es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adonis y el
alfabeto</i>, del que querría destacar su ensayo sobre el músico renacentista Carlo
Gesualdo, príncipe de Venosa. Huxley nos habla de su desdichada vida (con un
matrimonio que termina en homicidio de su esposa y el amante de ésta, e incluso,
más tarde, del hijo de ellos), su neurosis que degenera en locura, lo que no
impide que sea uno de los músicos más grandes (y más extrañamente innovadores)
de su tiempo. El déficit moral y la grandeza creativa pueden ir perfectamente
de la mano, a pesar de lo que dictamina el neopuritanismo de la actual cultura
de la cancelación.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span></span></p><a name='more'></a><span style="font-size: 14pt;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-size: 14pt;">Me interesó mucho la descripción que hace de una pintura encargada por el músico (cuadro
penitencial lo denomina, concepto que desconocía), que he buscado por Internet
hasta dar con ella. La inserto aquí, así como la descripción de Huxley:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn7E8IcPS2oSmR8wcPaZL3_QDEsN9Q-BOeUhJl4DsUt1WHZ-DDBQXF1GM3XqtossTatzgt60Odzzqwqk9pFkTSqCiAUuOlKd3-XUCX3hSrvl-y1DxfGEGtUaJLCeb-GZi6cVuxcos3vWEVpITNbn9hMwCe0uEoxEPJvmJPFj1870P0ROSln9ZZ9awQMriw/s599/397px-Perdono_di_carlo_gesualdo_1609.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="599" data-original-width="397" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn7E8IcPS2oSmR8wcPaZL3_QDEsN9Q-BOeUhJl4DsUt1WHZ-DDBQXF1GM3XqtossTatzgt60Odzzqwqk9pFkTSqCiAUuOlKd3-XUCX3hSrvl-y1DxfGEGtUaJLCeb-GZi6cVuxcos3vWEVpITNbn9hMwCe0uEoxEPJvmJPFj1870P0ROSln9ZZ9awQMriw/w424-h640/397px-Perdono_di_carlo_gesualdo_1609.jpg" width="424" /></a></div><br /><span style="font-size: 14pt;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-size: 14pt;">“Pocos años antes de su
muerte, el artista dotó en Nápoles, su ciudad natal, un convento de frailes
capuchinos y construyó una hermosa iglesia. Sobre al altar pendía un enorme
cuadro penitencial, pintado por encargo del príncipe y bajo su dirección
personal. Esta pintura, que todavía subsiste, representa al Cristo Juez sentado
en lo alto, con la Virgen a un lado y el arcángel Miguel al otro. Debajo del Señor,
dispuestos simétricamente en hileras descendentes, a derecha e izquierda, están
san Francisco y santa María Magdalena, santo Domingo y santa Catalina de Siena,
todos ellos, a juzgar por su gesto y ademanes, intercediendo vigorosamente ante
el Salvador a favor de Carlo Gesualdo, que está arrodillado en el ángulo
inferior de la izquierda, vestido de terciopelo negro y luciendo una enorme
gorguera, mientras, espléndido en su vestidura roja de príncipe de la Iglesia,
su tío el santo [<i style="mso-bidi-font-style: normal;">nada menos que san
Carlos Borromeo, arzobispo de Milán</i>], de pie junto a él, pone una mano
protectora en el hombro del pecador. Ante ellos, arrodillada, está la tía de
Carlo, Isabella, con su vestido de monja, y en el centro de este grupo familiar
se ve al niño asesinado en forma de celestial querubín. Abajo, en la parte
inferior de la composición, se ve a Donna Maria y al duque de Andria [<i style="mso-bidi-font-style: normal;">los amantes asesinados</i>] asándose
eternamente en las llamas de que el hombre que los hizo matar todavía espera,
contra toda esperanza, poder salvarse.” [Entre corchetes, aclaraciones mías.]<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-size: 14pt;">El cuadro, de Giovanni
Balducci (1560-1631) se encuentra actualmente, según mis noticias cibernéticas,
en una iglesia de Gesualdo, población de la región de Campania, no demasiado
lejos de Nápoles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-size: 14pt;">Me llaman la atención, en el
cuadro, esas dos figuras de ángeles que rescatan a penitentes en ese Purgatorio
en llamas, desde el que todavía se puede salir (según la teología católica),
pues que si se tratara del Infierno tal posibilidad no existiría. Así que la
esperanza de Gesualdo, que Huxley viene a descartar, se halla inserta en el
cuadro.<o:p></o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-88774386964241739722023-12-28T08:51:00.002+01:002023-12-28T08:51:53.703+01:00VERSOS QUE EL VIENTO ARRASTRA, de Karmelo Iribarren: la poesía CCC<p> Le leo a mi hijo unos cuantos poemas (en realidad, casi todos) del libro de Karmelo Iribarren, disfrutamos ambos con la lectura, y al final me dice: "Me gustan estas poesías porque son CCC: cortas, claras y chulas." Me parece una muy atinada percepción de un libro de poemas dirigidos en gran medida a los niños, pero que el adulto lee con placer. Encuentro en esos poemas un trabajo depuradísimo con la imagen. ¿La poesía es música o imagen? Recuerdo largas discusiones con Marcos, que defendía la primacía de la imagen, mientras que yo apostaba por la prioridad del ritmo. Frente a los poemas de Iribarren tendría que darle la razón a Marcos. Transcribo un par de ellos para deleite general.</p><p><br /></p><p><span>LO QUE DICE LA FAROLA</span><br /></p><p><span>Qué vida </span></p><p><span>más arrastrada:</span></p><p><span><br /></span></p><p><span>De día</span></p><p><span>los perros</span></p><p><span>y de noche</span></p><p><span>los borrachos.</span></p><p><span><br /></span></p><p><span>Por qué</span></p><p><span>no nacería lámpara.</span></p><p><span><br /></span></p><p><span>PÁJAROS DETECTIVES</span></p><p><span>Tres gorriones</span></p><p><span>en un cable</span></p><p><span>de teléfono,</span></p><p><span>quietos,</span></p><p><span>muy serios,</span></p><p><span>muy atentos.</span></p><p><span>Al poco</span></p><p><span>uno echa a volar,</span></p><p><span>luego otro,</span></p><p><span>luego el tercero.</span></p><p><span>No necesitan </span></p><p><span>oír más,</span></p><p><span>es suficiente.</span></p><p><span>Van a contárselo</span></p><p><span>al mirlo.</span></p><p><span>Estaba en lo cierto.</span></p><p><span>Ha sido el canario.</span></p><p><span><br /></span></p><p><span><br /></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-63781744197190048712023-12-18T15:30:00.004+01:002024-01-28T10:00:16.088+01:00El nombre cotidiano de las cosas (saliva, semen, orina)<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Aunque la célebre definición
orteguiana de la poesía como “eludir el nombre cotidiano de las cosas” (1) no
nos resulte muy convincente, no deja de encerrar una verdad parcial. Y en
muchos casos así ocurre, como en los tres ejemplos que hoy quiero comentar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Se trataba de nombrar tres
fluidos corporales que ciertamente no gozan de mucha predilección en la poesía:
la saliva, el semen y la orina. El procedimiento empleado por los poetas es, en
los tres casos, el mismo, el eufemismo (como dice Ortega), aunque sus
intenciones difieran.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Empecemos por Góngora. En su
extraordinario soneto que comienza:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">La dulce boca que a gustar
convida<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">un humor entre perlas distilado,
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">y a no invidiar aquel licor
sagrado<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">que a Júpiter ministra el
garzón de Ida,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">amantes, no toquéis, si
queréis vida;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(…) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Yo solía preguntar en clase a
mis alumnos qué era ese “humor entre perlas distilado” y los rostros daban
muestras de perplejidad mientras que las bocas permanecían mudas. Cuando les
hacía ver que “humor” era sinónimo de fluido, líquido, y que “perlas” era la
típica metáfora petrarquista para dientes, aun así permanecían callados.
Finalmente les espetaba: “Saliva, Góngora está hablando de la saliva, si bien
muy enaltecedoramente, pues usa la hipérbole de que es tan buena como la
“ambrosía”, la exquisita bebida de los dioses que el bello Ganimedes (“el
garzón de Ida”) servía a Júpiter”. Así, más o menos, les respondía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Les costaba dar crédito que
Góngora, el oscuro culterano, estuviera refiriéndose a cosa tan común y poco
poética, pero finalmente mis explicaciones lograban convencerlos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Recientemente leyendo un
poema de Francisco Brines, de su poemario <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
otoño de las rosas</i>, que se titula “Erótica de los iguales”, y en el que se
narra una experiencia amatoria de índole homosexual, me encuentro con este
final:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Hay en el lecho ardiente <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">un vacío de tiempo, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">y las sábanas huelen, si
reposas, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">al suave y acre olor del que
nace la vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Este poema nunca lo comenté
en clase, pero podría haber preguntado: “¿A qué huelen las sábanas?” Pues,
precisamente, a semen. No otro es el “suave y acre olor del que nace la vida”.
Si en Góngora el eufemismo formaba parte de un estilo poético, el culteranismo,
que ponía la artificiosidad por encima de todo, en Brines, entiendo, que tiene
que ver con el hecho de aludir a ese amor “que no osa decir su nombre” (Oscar
Wilde dixit), el amor homosexual, y que, por tanto, es mejor tratarlo
metafóricamente, como hace a lo largo de todo el poema.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">El último ejemplo que trataré
lo he encontrado hoy mismo, esta mañana, cuando terminaba de leer <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El médico a palos</i>, de Molière. En la
escena V del acto III, Géronte le hace ver a Sganarelle que lo estaba
esperando. La respuesta del pobre leñador reconvertido a médico a fuerza de
palos es exquisita:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Me he entretenido en vuestro
patio, para expeler lo superfluo de la bebida.” (“Je m´étais amusé dans votre
cour à expulser le superflu de la boissson” en el original).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Expeler lo superfluo de la
bebida” sería una forma eufemística de decir “orinar”. Pero aquí cumple una
función humorística. Pertenece a ese lenguaje impostado, de médico culto, incluso
con latinismos macarrónicos, que se ha visto obligado a usar a fuerza de los palos
que le han dado por negar esa supuesta condición de médico que le ha
encasquetado su esposa por venganza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Como vemos, tres maneras de “eludir
el nombre cotidiano de las cosas”, aunque para fines distintos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: auto; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-size: 14pt;">(1) </span><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">“La poesía es eufemismo
—eludir el nombre cotidiano de las cosas, evitar que nuestra mente las tropiece
por su vertiente habitual, gastada por el uso, y mediante un rodeo inesperado
ponernos ante el dorso nunca visto del objeto de siempre.” (“Góngora
1627-1927”, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espíritu de la letra</i>, <b>Obras Completas</b>, Revista de Occidente,
1966, págs. 580-81)</span><span face=""Verdana","sans-serif"" style="background: white; color: #222222; font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-37160574985963181532023-11-28T23:15:00.008+01:002024-01-28T09:59:55.267+01:00La mirada del artista: Ingres y Zola<p> </p><p><span style="font-size: 16pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La obra </i>(1886), de Zola, la noche en que se conocen el pintor
Claude Lantier y la joven Christine, en una situación en extremo delicada
(perdida en París bajo un enorme aguacero), ella, sin otra posibilidad mejor en
ese momento, acepta dormir en su casa. Lo que sucede castamente. Pero, al
amanecer, él se queda deslumbrado con su belleza, que de noche no había podido
percibir, y comienza a dibujarla. Cuando ella se despierta, se extraña de la
situación, pero él la convence para que le deje concluir el apunte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Nos encontramos con el
siguiente pasaje: “Se había inclinado sobre el dibujo y no la miraba más que
con la serena mirada del pintor, que descarta la imagen de la mujer para ver
solamente a la modelo.” (Cap. 1, p. 18)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">[En el original: “Il s’était
courbé sur son dessin, il ne lui jetait plus que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ces clairs regards du peintre</b>, pour qui la femme a disparu, et qui
ne voit que le modèle.”]<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Tras separarse, él piensa
mucho en ella, y tiempo después ella acude a su casa para visitarlo. Empezarán
a verse bastante, y al final trabarán una relación amorosa, que les lleva a un
pueblo Bennecourt, donde les nacerá un hijo. Claude pinta paisajes, pero
también a su pareja, e incluso al hijo (al que, dicho sea de paso, no quieren
mucho ninguno de los dos).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Nos topamos entonces con este
pasaje: “Durante varias semanas trabajó obstinadamente con él, encantado con
los bellos tonos de su piel infantil, contemplándole sólo con su mirada de
artista, como tema para su obra maestra, entornando los ojos y soñando con el
cuadro.” (Cap. 6, p. 163) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="Default"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt;">[“Pendant
des semaines, il s’obstina, tellement les tons si jolis de cette chair
d’enfance le tentaient.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Il ne le couvait
plus que de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ses yeux d’artiste</b>,
comme un motif à chef-d’oeuvre, clignant les paupières, rêvant le tableau.”]<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Volverán a París y una noche
atormentada Claude tendrá, desde un puente, una visión del Sena y la isla de la
Cité que querrá llevar al lienzo y se convertirá en verdadera obsesión. A lo
largo del capítulo 9 Christine (ya su esposa, pues finalmente contrajeron
matrimonio) sentirá celos por la absorbente pintura, pero, para ayudar a su
esposo y volverlo a conquistar, pues lo nota ya muy frío y lejano, consentirá
en posar para él: “Inmóvil entre tanta brutalidad, le turbaba la exhibición de
su desnudez. ¿Para qué insistir más? Aquel cuerpo que Claude había adorado, no
era ya para él más que un tema artístico. ¡Todo había terminado!” (Cap. 9, p.
262)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="Default"><span style="font-size: 14pt;">[</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt;">Immobile, sous la brutalité des
choses, elle sentait le malaise de sa nudité. À chaque place où le doigt de
Claude l’avait touchée, il lui était resté une impression de glace, comme si le
froid dont elle frissonnait, entrait par là maintenant. L’expérience était
faite, à quoi bon espérer davantage ? Ce corps, couvert partout de ses baisers
d’amant, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">il ne le regardait plus, il ne
l’adorait plus qu’en artiste</b>.</span><span style="font-size: 16pt;">]</span><span style="font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Durante varios meses, la
joven siguió sometida a la tortura de la pose. La buena avenencia entre los dos
había desaparecido, surgiendo al mismo tiempo un contubernio en el que el tercer
elemento era la mujer que pintaba, en el papel de una amante que el marido
hubiese introducido en el hogar. El inmenso cuadro se alzaba entre ellos, les
separaba como una muralla infranqueable, permitiendo que él viviera al otro
lado en compañía de su creación. Christine enloquecía de celos ante aquel
desdoblamiento de su personalidad, percatándose de la mezquindad de tal
sufrimiento y sin atreverse a confesarlo, por temor a que se riera de ella.”
(Cap. 9, p. 264)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">[Pendant des mois, la pose
fut ainsi pour elle une torture. La bonne vie à deux avait cessé, un ménage à
trois semblait se faire, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">comme s’il eût
introduit dans la maison une maîtresse, cette femme qu’il peignait d’après elle</b>.
Le tableau immense se dressait entre eux, les séparait d’une muraille
infranchissable ; et c’était au-delà qu’il vivait, avec l’autre. Elle en
devenait folle, jalouse de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ce
dédoublement de sa personne</b>, comprenant la misère d’une telle souffrance,
n’osant avouer son mal dont il l’aurait plaisantée.]<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">La historia, previsiblemente,
terminará mal. No nos interesa ahora seguir recorriendo la novela, sino sacar a
luz una conexión, una tangencia inaudita, con una obra plástica de una
generación anterior, obra de un pintor al que los jóvenes seguidores de “l´école
du plein air” (los protagonistas de la novela) denostaban y que, sin embargo,
plasma algo de lo que venimos señalando con las anteriores citas. Me refiero al
cuadro de Ingres <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rafael y la Fornarina</i>,
de 1814, que reproduzco.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7W_H2Erf27q6HLUbywbDmv2u7YJqwhqeTnFh-2FHO255l1gswUaAXvIcHTtmg8WSfgd1_0SH41xq8MzEZRaBXcwnfJsGMycLGcf_M0L9xA0hpgmnaIdYjs-4W93JrJip_CpoW9ildBW7eXdyvnoHaZlpoEM2IXJRglHxmIOKm1RrPjf2tecf4fVJwlYSX/s2948/Jean_auguste_dominique_ingres_raphael_and_the_fornarina.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2948" data-original-width="2400" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7W_H2Erf27q6HLUbywbDmv2u7YJqwhqeTnFh-2FHO255l1gswUaAXvIcHTtmg8WSfgd1_0SH41xq8MzEZRaBXcwnfJsGMycLGcf_M0L9xA0hpgmnaIdYjs-4W93JrJip_CpoW9ildBW7eXdyvnoHaZlpoEM2IXJRglHxmIOKm1RrPjf2tecf4fVJwlYSX/w326-h400/Jean_auguste_dominique_ingres_raphael_and_the_fornarina.jpg" width="326" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Lo sorprendente de este
cuadro de Ingres es que es casi un manifiesto de eso que he venido destacando (poniendo
en negrita) en las citas de la novela: esa mirada de pintor o mirada de artista
que, en un momento dado, atraviesa a la modelo real, al ser humano, y se
concentra en su figura plástica, su doble, a la que convierte en objeto de todo
su interés y atención. Aquí Ingres pinta a su admirado Rafael con su amante, la
Fornarina. Ella está sentada sobre su rodilla, están abrazados, hay proximidad
física; pero él tiene en su mano el pincel, lo que le impide palpar con
determinación la exuberante carne de la joven, y, además, su mirada da la
espalda a su querida y se va al cuadro, a su obra de creación, su verdadero
objeto de deseo.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Con lo que vemos que artistas
de muy diferentes medios y de estéticas contrapuestas, cuando prestan atención
a un motivo temático (la mirada del artista) llegan a posiciones francamente
similares.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">N.B. La edición que uso de
Zola en castellano es la de Editorial Lorenzana, Barcelona, 1970, con traducción
de M. García Sanz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">En mis posts sobre sendos cuadros
de Zuloaga y Sorolla he tratado tangencialmente este mismo asunto:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 13.5pt;"> </span><a href="https://ccm-cidehamete.blogspot.com/2018/06/una-pintura-de-zuloaga-mi-familia-1937.html" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; widows: 2; word-spacing: 0px;"><span style="background: white; color: #cc6600; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 10.5pt;">https://ccm-cidehamete.blogspot.com/2018/06/una-pintura-de-zuloaga-mi-familia-1937.html</span></a></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">https://ccm-cidehamete.blogspot.com/2019/08/comparando-dos-pinturas-de-tematica.html<o:p></o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-335087276198872912023-11-19T18:22:00.008+01:002024-01-28T09:59:25.356+01:00Retratos de Goya: La familia de Carlos IV y Fernando VII.<p> </p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 14pt;">En un libro que no me está gustando
especialmente y que, por tanto, leo a ratos muertos, encuentro este magnífico
pasaje en que enjuicia unos retratos de Goya:</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Inmediatamente, en junio de
1800, cuando Goya pinta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La familia de
Carlos IV</i>, su genio ha perdido ya hasta ese postrer sentimiento de
compasión, para transmitir a la posteridad tal como realmente fue ese cruel
testimonio de un fin de época, en el que María Luisa, cubierta de joyas, más
impertinente y descocada que nunca, aparece casi indecentemente plantada en
medio de la corte que ella había corrompido. Junto a la reina, que abraza y
toma de la mano precisamente a María Isabel y Francisco de Paula, los dos hijos
que le atribuían a Godoy, Carlos IV es ya sólo un personaje facticio, un rey de
guardarropía cubierto del rutilante oropel de las pomposas condecoraciones. Los
rostros casi de subnormales de los hermanos de Carlos III que allí aparecen y
su colocación un poco vergonzante, completan la penosa visión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Yo creo que fue precisamente
el hecho de que la real familia cayó en la cuenta de que este cuadro los dejaba
plantados para siempre ante la Historia en su penosa y culpable realidad –y no
una anécdota palatina-, lo que actuó como causa verdadera y profunda, aunque
tal vez callada, de que desde entonces Francisco de Goya, recién nombrado
primer pintor de cámara, no volviera, sin embargo, a recibir de Palacio ningún
encargo más de retratar ni a reyes ni a otras personas de la real familia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Todavía retratará al menos
cinco veces más a Fernando VII –en 1808 y en 1814-, pero, como señala Sánchez
Cantón, nunca ya por encargo de Palacio; lo que no quita que Goya continuara
disfrutando hasta la muerte de su cargo y de su sueldo. Más adelante veremos cómo
este Fernando VII posterior ya está del otro lado de la indiferencia; pintado
primero todavía con esperanza y en seguida con la pasión acerba y crítica
encendida en el artista por los desastres y traiciones de la guerra de
Independencia y por la muerte definitiva de la Ilustración. Tiene el último
<i>Fernando VII</i> de Goya, sobre el desplante rufianesco de la María Luisa de <i>La
familia de Carlos IV</i>, una expresión siniestra que provoca inevitablemente en
quien lo contempla una impresión acre, de repulsa, casi de repugnancia física.
No hay un jayán igual en ninguna galería de retratos de reyes de ningún otro
país. Ni lo hubo en España, en donde la imagen más penosa de un rey fue la que
nos transmitió Carreño de Miranda del pobre y hechizado Carlos II, que lo que
inspira es piedad y un oscuro terror frente al tenebroso misterio del destino.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">(Gaspar Gómez de la Serna<i style="mso-bidi-font-style: normal;">: Goya y su España</i>, págs. 106-107)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><br /></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQHqNy8_zpi7DzOyxz0sXknEAfnYtqdafzYA6eXfRRkQNmQLAC0w_WHZS3Zru1RXBM1Vxd2tq0fnTikWbVmREHGlj6Fzud1xigK4nSWTrFuB4LqKiv97PfKu-ccfm1y_-v1YQZwoGbpwwDRTPtengkQMYB79LfjupiGhGsPvcCSfUoRJ6Fra6Qb3MjDQKe/s3051/Francisco_Goya_-_Portrait_of_Ferdinand_VII_of_Spain_in_his_robes_of_state_(1815)_-_Prado.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3051" data-original-width="2079" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQHqNy8_zpi7DzOyxz0sXknEAfnYtqdafzYA6eXfRRkQNmQLAC0w_WHZS3Zru1RXBM1Vxd2tq0fnTikWbVmREHGlj6Fzud1xigK4nSWTrFuB4LqKiv97PfKu-ccfm1y_-v1YQZwoGbpwwDRTPtengkQMYB79LfjupiGhGsPvcCSfUoRJ6Fra6Qb3MjDQKe/w437-h640/Francisco_Goya_-_Portrait_of_Ferdinand_VII_of_Spain_in_his_robes_of_state_(1815)_-_Prado.jpg" width="437" /></a></div><br /><span style="font-size: 14pt;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">N.B. Para otra apreciación de La familia de Carlos IV: </span><span style="font-size: 18.6667px;">https://ccm-cidehamete.blogspot.com/2019/03/otro-fragmento-de-manach-sobre-pintura.html</span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-12002129249386404212023-11-09T20:07:00.003+01:002024-03-02T18:59:17.786+01:00Papeles póstumos de un profesor de COU: El sueño de Elvira, LA COLMENA, Camilo José Cela. Comentario de texto<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Un cariñoso wasap recibido
días atrás en que antiguos alumnos (Carles e Isabel) guardaban en su memoria
grato recuerdo de los comentarios de textos que hacíamos en las clases de
Literatura hace más de veinte años (y especialmente este de Elvirita y su gato)
me ha llevado a desempolvar los papeles en que lo conservaba y teclearlo para
el blog. Mi comentario se basaba en gran medida en “Vida y sueño de Elvira en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La colmena</i>”, de Vicente Cabrera, que se
recogía en un libro de SGEL sobre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Novela
española contemporánea</i>, pero creo recordar que yo añadía algunas
consideraciones personales (el análisis del papel de los enanos
fundamentalmente). Utilizábamos en clase la edición de Darío Villanueva en
Noguer, que restablecía palabras que la censura había cambiado en otras
ediciones (y que todavía se encuentran tal que así en el ciberespacio: por eso
pongo entre corchetes los términos de la versión censurada, pero transcribo los
originales que editaba Villanueva). Otra cosa, al ser un libro de 5 capítulos y
un Final, pero lleno de multitud de fragmentos en cada capítulo, dedicábamos un
día en clase a numerar dichos fragmentos (pues algunos alumnos manejaban
ediciones diferentes), para así saber todos de qué estábamos hablando cuando
hacíamos una referencia. Así el fragmento que vamos a analizar es el número 17
del capítulo 4. Las referencias que haga a número de páginas pertenecen a la
edición de Noguer antes citada (1986)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><u>El sueño de Elvira</u> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La colmena</i>, IV, 17)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La señorita Elvira de vueltas en la cama, está desasosegada,
impaciente, y una pesadilla se le va mientras otra le llega. La alcoba de la
señorita Elvira huele a ropa usada y a mujer: las mujeres no huelen a perfume,
huelen a pescado rancio. La señorita Elvira tiene jadeante y como entrecortado
el respirar, y su sueño violento, desapacible, su sueño de cabeza caliente y
panza fría, hace crujir, quejumbroso, el vetusto colchón. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span></span></p><a name='more'></a><span style="font-size: 14pt;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Un gato negro y medio calvo que sonríe enigmáticamente, como
si fuera una persona, y que tiene en los ojos un brillo que espanta, se tira,
desde una distancia tremenda, sobre la señorita Elvira. La mujer se defiende a
patadas, a golpes. El gato cae contra los muebles y rebota, como una pelota de
goma, para lanzarse de nuevo encima de la cama. El gato tiene el vientre
abierto y rojo como una granada y del agujero del culo [trasero] le sale como
una flor venenosa y maloliente de mil colores, una flor que parece un plumero
de fuegos artificiales. La señorita Elvira se tapa la cabeza con la sábana.
Dentro de la cama, multitud de enanos se masturban [mueven] enloquecidos, con
los ojos en blanco. El gato se cuela, como un fantasma, coge del vientre a la
señorita Elvira, le lame la barriga y se ríe a grandes carcajadas, unas
carcajadas que sobrecogen el ánimo. La señorita Elvira está espantada y lo tira
fuera de la habitación: tiene que hacer grandes esfuerzos, el gato pesa mucho,
parece de hierro. La señorita Elvira procura no aplastar a los enanos. Un enano
le grita "¡Santa María! ¡Santa María!". El gato pasa por debajo de la
puerta, estirando todo el cuerpo como una hoja de bacalao. Mira siniestramente,
como un verdugo. Se sube a la mesa de noche y fija sus ojos sobre la señorita
Elvira con un gesto sanguinario. La señorita Elvira no se atreve ni a respirar.
El gato baja a la almohada y le lame la boca y los párpados con suavidad, como
un baboso. Tiene la lengua tibia como las ingles y suave, igual que el
terciopelo. Le suelta con los dientes las cintas del camisón. El gato muestra
su vientre abierto, que late acompasadamente, como una vena. La flor que le
sale por detrás está cada vez más lozana, más hermosa. El gato tiene una piel
suavísima. Una luz cegadora empieza a inundar la alcoba. El gato crece hasta
hacerse como un tigre delgado. Los enanos siguen meneándosela [moviéndose]
desesperadamente. A la señorita Elvira le tiembla todo el cuerpo con violencia.
Respira con fuerza mientras siente la lengua del gato lamiéndole los labios. El
gato sigue estirándose cada vez más. La señorita Elvira se va quedando sin
respiración, con la boca seca. Sus muslos se entreabren, un instante
cautelosos, descarados después... <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La señorita Elvira se despierta de súbito y enciende la luz.
Tiene el camisón empapado en sudor. Siente frío, se levanta y se echa el abrigo
sobre los pies. Los oídos le zumban un poco y los pezones, como en los buenos
tiempos, se le muestran rebeldes, casi altivos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Se duerme con la luz encendida, la señorita Elvira.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 5;"> </span>***<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El sueño de Elvira, su pesadilla, supone la culminación de
una serie de indicios que se han ido produciendo a lo largo del primer día de
la novela y la aclaración (si se acierta a leer el lenguaje simbólico de los
sueños) del conflicto mental que embarga al personaje.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Si seguimos sus apariciones a lo largo de la obra nos
daremos cuenta de que el personaje se debate en un conflicto interno, que es el
siguiente: quiere mantener su orgullo independiente frente a don Pablo, su
antiguo amante, al que ella reputa de exigente y baboso ante doña Rosa, que le
aconseja que se vuelva a arreglar con él; por otra parte, se da cuenta, poco
antes de dormirse (II, 22), de que quizá lo mejor sea volver con el viejo, de
que ella no tiene donde escoger.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Poco después (II, 29) nos encontramos con que da vueltas en
la cama, está desazonada y le cuesta dormir porque recuerda la muerte de su
padre. La atmósfera para la aparición de la pesadilla está servida. Esta se
produce esa misma noche (IV, 17)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La pesadilla va a aclarar su conflicto de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">resistencia</b> / <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">entrega</b> (a don Pablo) en el sentido de la entrega. Esto es lo que
supone la pesadilla: la revelación inconsciente de que ella desea volver con
don Pablo. Un deseo forzado, bien es cierto, por un cúmulo de circunstancias
exteriores, pero deseo al fin y al cabo (si nos atenemos al principio freudiano
de que todo sueño es “la realización de un deseo”). Deseo, además, fuertemente
reprimido y que por eso aflora bajo la forma de una pesadilla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Sentado ya el significado global del sueño, lo que haremos a
continuación es explicitar las claves simbólicas que nos permiten interpretarlo
así.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>No olvidemos que éste tiene como protagonista a un gato que
lucha por la posesión de Elvira y que al final, tras mucha resistencia por su
parte, lo consigue.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El primer punto para la interpretación del sueño supone
desvelar la identificación simbólica entre el gato y don Pablo. ¿Cómo se
produce? De múltiples maneras: unas proceden de los rasgos propios del gato tal
como aparece en el sueño; otras, de los acontecimientos vividos a lo largo de
la jornada anterior.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Quizá el elemento inicial que va a permitir la identificación
es el incidente del gato en el café esa tarde (I, 8, p. 123): un gato gordo y
reluciente, orondo y presuntuoso se mete por entre las piernas de una señora
que se sobresalta (“¡Gato del diablo!”). Don Pablo lo defiende:<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“-Pero, señora, ¡pobre gato! ¿Qué mal le
hacía a usted?”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Luego, más tarde, continúa don Pablo hablando del gato de un
amigo suyo, que responde al nombre de Sultán (I, 14): éste es un gato
inteligente, con un rabo hermoso, “que parece un plumero” (p. 128), y un pelo
de seda; también es muy cariñoso, dice y, después de haber cruzado su mirada
con Elvira: “Ejemplo deberían tomar muchos seres humanos! <span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La identificación de don Pablo con el gato se
produce sola: si atendemos a los rasgos del gato del sueño, unos aluden al gato
del café (“como una pelota de goma” >> “gordo”, “orondo”), otros, a
Sultán (“del agujero del culo le sale una flor venenosa y maloliente de mil
colores, una flor que parece un plumero de fuegos artificiales” >> “el
gato [Sultán] viene moviendo su rabo hermoso, que parece un plumero”) o
directamente a don Pablo -palabras, hechos o rasgos suyos- (“sonríe
enigmáticamente, como si fuera una persona” >> don Pablo sonríe en las
págs. 123 y 142; “mira siniestramente, como un verdugo”, “fija sus ojos” con
“gesto sanguinario” >> el cruce de miradas esa tarde con don Pablo; su
historia de verdugo con Madame Pimentón, a la que hace sangrar, pues le abre la
cara; la referencia al “vientre abierto y rojo como una granada” del gato puede
ser también símbolo de la agresión que padece Elvira de Pablo: en el vientre
abierto; por último el gato la lame como “un baboso”, y es la palabra que ha
empleado dos veces Elvira para definir a don Pablo, págs.. 127 y 188). Incluso
hay un raso que excede las experiencias directas –literales- de Elvira y que
parece poner el narrador: el gato es “negro”. El narrador ha comentado en la
pág. 142: “A don Pablo se le sube a la cara una sonrisa de beatitud. Si se le
pudiese abrir el pecho, se le encontraría un corazón negro y pegajoso como la
pez.”, donde, si prestamos atención, aparecen un montón de notas que luego
retornan en el sueño (sonrisa / abrir: cara - vientre – pecho / negro /
pegajoso > baboso).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Pero es preciso sintetizar y resumir, atendiendo sólo a las
líneas directrices, porque el estudio de todo el conglomerado de referencias
simbólicas cruzadas se haría casi interminable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Así pues, ante ese gato que le asedia, Elvira en un primer
momento se defiende con fuerza (1- “se defiende a patadas, a golpes”; 2- “se
tapa la cabeza con la sábana” (enanos masturbándose); 3- “lo tira fuera de la
habitación” con “grandes esfuerzos, el gato pesa mucho, parece de hierro”).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Su defensa, ya lo veremos, será inútil: el gato pasará por
debajo de la puerta y crecerá hasta hacerse “como un tigre delgado”. Pero me
interesa destacar ahora la imagen de los enanos que aparecen cuando ella se
tapa con la sábana: huye del gato y se encuentra con los enanos masturbándose:
huye de don Pablo y se encuentra, prostituyéndose, con los clientes, hombres
incompletos –enanos- que sólo tienen con ella una relación de desahogo sexual,
como una masturbación. Uno de los enanos la idealiza: “¡Santa María! ¡Santa
María!” No nos será difícil identificarlo con el quijotesco Leoncio Maestre: su
posible redentor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Tras la vuelta del gato a la habitación, la actitud
defensiva se convierte en una actitud desesperada, de pánico y privación (1-
“no se atreve ni a respirar”, 2- “le tiembla todo el cuerpo”, 3- “se va
quedando sin respiración, con la boca seca”), para finalmente abandonarse a la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">entrega</b>, que nos va a ser sugerida por
unos puntos suspensivos que dejan inconcluso el sueño: “sus muslos se
entreabren, un instante cautelosos, descarados después…” (reparemos en la
gradación de los adjetivos).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Y se despierta excitada (los pezones “rebeldes, casi
altivos”), tras un sueño intensamente sexual. Se duerme luego con la luz
encendida, muerta de pánico, suponemos, pero también consciente (simbolismo de
la luz) de la solución de su conflicto interno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">N.B. La tendencia a lo
esquemático en el texto transcrito tiene que ver con el hecho de que se trataba
de un guion para una exposición oral en clase.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Esta observación de Sigmund
Freud, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La interpretación de los sueños</i>,
apoyaría nuestro análisis: “También, la sensación tan frecuente en el sueño de <u>no
poder moverse libremente</u>, sirve para representar una contradicción entre
impulsos, un <u>conflicto de la voluntad</u>.” (subrayado nuestro)<o:p></o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-61686606837797871102023-11-07T16:20:00.009+01:002023-11-19T18:31:16.780+01:00Errores de bulto en traducción: Eloy Terrón traduce a Gabriel Tarde.<p> </p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Leyendo los sugestivos ensayos
sociológicos de Tarde sobre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La opinión y
la multitud</i>, que publicó Taurus, en 1986, y cuya “versión castellana”
corresponde a Eloy Terrón, nos encontramos, para empezar, con una prosa seca,
pesada, poco jugosa, pero además con tantos errores de traducción (y errores de
bulto) que, sin duda, se podría poner como ejemplo de lo que NO debe ser una
traducción. La tendencia mía a leer, si es posible, con el texto original
cerca, para contrastar las dudas que me puedan aparecer en la lectura, me ha
permitido, en este caso, registrar un buen número de verdaderos gazapos,
errores de bulto, que en una edición mínimamente presentable (y Taurus era una
muy buena editorial) no deberían figurar. No he hecho una búsqueda minuciosa,
sino que pongo y comento los ejemplos que me chocaron vivamente y, por eso,
confronté. Proceden del ensayo sobre “La opinión y la conversación”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">1- “Lo lamentable es que no ha
sido solamente contra la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">opinión</b>,
hecho ya bastante grave, sino también contra la razón, contra la razón
judicial, la razón científica, la razón legislativa o política, de acuerdo con
la ocasión, contra quienes la opinión contemporánea se ha hecho todopoderosa.”
(p. 82)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">No tiene mucho sentido que la
opinión (noción clave en el ensayo y que, por eso, Tarde tiende a escribir con
mayúscula) se levante contra la opinión, y al consultar el original vemos que
es contra la tradición, y luego contra la razón (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">opinión</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tradición</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">razón</i> son las nociones nucleares del
ensayo), contra lo que se levanta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Le malheur est que ce n'est pas
seulement contre la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">tradition</b>, chose
déjà bien grave, mais aussi contre la raison, raison judiciaire, raison
scientifique, raison législative ou politique à l'occasion, que l'Opinion
contemporaine est devenue toute-puissante. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">2- “Entiendo por conversación
todo diálogo sin utilidad directa e inmediata, en el que se habla sobre todo
por hablar, por placer, por juego o por cortesía. Esta definición excluye de
nuestro tema a los interrogatorios judiciales y a las conversaciones
diplomáticas o comerciales, así como a los concilios, y, al mismo tiempo, incluso,
a los congresos científicos, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">porque</b>
todos estos abundan en palabrería superflua.” (p. 93)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Si la conversación incluye el
juego y el placer, no entendemos la causa de la exclusión en el texto, hasta
que, consultando el original, vemos que el traductor ha convertido una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">subordinada concesiva</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">bien que</i>) en una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">causal </i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">porque</i>), lo que
implica un error lógico de importante calibre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Par conversation, j'entends tout
dialogue sans utilité directe et immédiate, où l'on </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">parle surtout pour parler, par
plaisir, par jeu, par politesse. Cette définition exclut de </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">notre sujet et les
interrogatoires judiciaires et les pourparlers diplomatiques ou commerciaux et
les conciles, et même les congrès scientifiques, </span><b style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-bidi-font-weight: normal;">bien qu'ils</b><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> abondent en </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">bavardages superflus.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">3- “Esbocemos de la manera más
brevemente posible la psicología, o más bien, por así decirlo, la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">psicología</b> de la conversación.” (p.94)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">De nuevo se produce un cortacircuito
en el cerebro lector, y es que se nos ha puesto una palabra en lugar de otra (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">psicología</i> / <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sociología</i>). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Esquissons le plus brièvement
possible la psychologie ou plutôt, et pour ainsi </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">parler, la </span><b style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-bidi-font-weight: normal;">sociologie</b><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
de la conversation. (94)</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">4- “Si se <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">medita</b> menos en los círculos cultivados de las capitales no es
porque en ellas sea menor la maldad o la malignidad, sino que en la ciudad se
encuentra<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>menos a su alcance la materia
prima, a menos que la conversación verse <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">sobre</b>
lo que se hace a menudo, sobre los personajes políticos más en candelero o
sobre las celebridades teatrales.” (p.95)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">¿Cómo es que se <i style="mso-bidi-font-style: normal;">medita</i> menos en los círculos cultivados
de las capitales? Pero es que el verbo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">médire</i>
quiere decir “hablar mal de alguien”, “poner verde”, etc. y no “meditar”. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sobre</i> que pongo en negrita también sobra
y genera ambigüedad. Mejor sería traducir entre comas: “como a menudo sucede”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Si l'on <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">médit</b> moins dans les cercles cultivés des capitales, ce n'est pas
que la méchanceté ou la malignité y soit moindre ; mais elle trouve moins à sa
portée sa matière première, à moins qu'elle ne s'exerce, ce qu'elle fait
souvent, sur les personnages politiques en vue ou sur les célébrités
théâtrales. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">5- “Estos públicos chismorre<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">r</b>os no son, por de pronto, superiores a
las chismografías privadas, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">en donde</b>
tienen lugar, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">que</b> en los que
interesan por desgracia al mayor número de personas.” (p. 95)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">En este pasaje, que viene a
continuación del anteriormente comentado, lo que falla es prácticamente la
oración completa, que parece formulada por nuestra ínclita vicepresidenta
segunda. Una traducción algo más fiable que ensayo diría: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">“Estos chismorreos públicos no
son, por otra parte, superiores a los chismorreos privados, cuyo lugar ocupan,
más que en el hecho de interesar, por desgracia, a un mayor número de gente.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Ces <i>potins publics </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ne</b> sont, d'ailleurs, supérieurs aux
potins privés, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">dont</b> ils tiennent
lieu, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">qu</b>'en ce qu'ils intéressent,
par malheur, un plus grand nombre de gens.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Como vemos, en las páginas 94 y
95 el traductor se lució. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">6- “Pero el tema de conversación
cambia todos los días o todas las semanas, salvo en los casos felizmente muy
raros, de obsesión <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">nacionalista</b> o <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">internacionalista</b> a favor de un tema
fijo.” (p.105)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">El añadido del sufijo –<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ista</i> a las dos palabras hace que su
significado cambie considerablemente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Mais ce sujet change tous les
jours ou toutes les semaines, sauf les cas, heureusement fort rares, <i>d'obsession
</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="mso-bidi-font-style: italic;">natio</span>nale</b> ou <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">internationale</b>
par un sujet fixe. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">7- “Han sido estas novedades las
que, aparecidas en alguna parte, unas después de otras, divulgadas entre las
gentes de la élite, antes de propagarse <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">primero</b>,
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">la</b> han hecho más cortés, y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">la</b> han transformado, haciéndola
despreciar ciertas formas arcaicas de conversación, bufonerías, preciosidades
ridículas, <u>el arte de la conversación</u>.” (p. 106)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Aparte de traducir <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ailleurs</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">en otra parte o lugar</i>) por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">primero</i>,
que no corresponde, el error más grave es sustituir <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lá</i> (adverbio de lugar) por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la</i>
(pronombre en función de complemento directo), con lo que distrae al lector del
verdadero complemento directo de los verbo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">civilizar</i>
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">policer</i>) y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">transformar</i>: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el arte de la
conversación</i>. Para que la oración mantuviera su sentido habría que eliminar
los dos pronombres <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la</i> antepuestos a
los verbos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Ce sont ces nouveautés, qui,
apparues quelque part l'une après l'autre, vulgarisées dans des groupes d'élite
avant de se propager <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ailleurs</b>, ont
policé <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">là</b> et transformé, en y
faisant mépriser certaines formes archaïques d'entretien, gauloiseries,
bouffonneries, préciosité ridicules, <u>l'art de la conversation</u>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">8-<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“En este sentido es diferente el origen de
nuestros salones modernos. No proceden del locutorio de los monasterios, aunque
haya respondido a una necesidad de naturaleza distinta, la de hacer excepción,
de alguna manera, una excepción necesaria a la regla monástica del silencio.”<span style="color: black;"> (p. 111)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Al eliminar la
interrogación de la oración original, convierte en negación lo que afirma dicho
original. Tarde nos dice que los salones proceden de los locutorios monacales;
Terrón lo niega.</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">L'origine de nos
salons modernes est différente. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ne</b>
procèdent-ils pas <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">du</b> <i>parloir </i></span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">des monastères, bien
qu'il répondît à un besoin d'autre nature, celui de faire exception </span><span style="color: black; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">quelque part, une
exception nécessaire, à la règle monastique du silence</span><span style="color: red; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt;"> </span><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">También falta una
coma después de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">excepción necesaria</i>,
pero esto nos parece <i style="mso-bidi-font-style: normal;">peccata minuta</i>
tras las enormidades que llevamos registradas. Y eso sin contar las numerosas
veces en que traduce <i style="mso-bidi-font-style: normal;">compliment</i> o su
plural (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">cumplido, halago</i>) por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cumplimiento</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cumplimientos</i>, que, sin llegar a constituir un error, provocan
pesadez en el discurso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-90106158213101854022023-10-24T10:21:00.003+02:002023-10-24T10:22:23.364+02:00HEINRICH HEINE, EL SATÍRICO<p> </p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Donde uno menos se lo espera,
salta la liebre. ¿Quién me iba a decir a mí que me encontraría un magnífico
ejemplo del carácter satírico de Heine en un libro sobre Edith Stein? Conocía
el carácter desgarrado de algunos de sus poemas, o el inmensamente lírico de
aquel que trata sobre las nostalgias del pino y la palmera, y tal vez me había
topado en algún momento con motivos satíricos, pero nunca me había
encontrado con una manifestación tan palpable de ese carácter que le alejó de
sus compatriotas y alimentó la mutua incomprensión de que habla Adorno en “La
herida Heine”. Pues bien, es en un libro dedicado a ese ser maravilloso que fue
Edith Stein, judía de nacimiento, discípula de Husserl (refiriéndose a cuya
capacidad intelectual solía decir: “La primera de todas es Edith Stein, después
nadie, y luego, los demás”), posteriormente, tras la lectura de Teresa de
Jesús, convertida al catolicismo, y que terminó sus días gaseada por los nazis
en Auschwitz siendo ya hermana carmelita descalza bajo el nombre de Teresa
Benedicta de la Cruz; es en un libro, decía, dedicado a Edith Stein, donde me
encuentro el siguiente pasaje, a propósito de la ciudad de Gotinga, donde la
joven Edith estudió con Husserl, y casi un siglo antes había estudiado también
Heine:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“La ciudad de Gotinga,
célebre por sus salchichones y su universidad, pertenece al rey de Hanovre, y
contiene varias iglesias, un observatorio, una prisión, una buena biblioteca y
una taberna municipal, que tiene una cerveza también muy buena… La ciudad en sí
es muy bella y nunca gusta tanto como cuando se la pierde de vista. Debe
existir desde hace mucho tiempo, pues cuando yo fui matriculado y muy pronto
expulsado, hace de eso más de cinco años, tenía el mismo aspecto grave y
canoso, y ya estaba bien abastecida de bedeles, de perros de aguas, de
disertaciones, de salones de té, de lavanderas, de pichones asados, de
consejeros áulicos, de consejeros de legación y de relegación, y de otros
farsantes. Hay gente que pretende que la ciudad ha sido construida en la época
de los movimientos migratorios de los pueblos, y cada tribu alemana ha dejado
allí un ejemplar puro de sus miembros, siendo de aquí de donde descienden los
vándalos, frisones, suevos, turingios, etc., etc. En general los habitantes de
Gotinga pueden ser divididos en estudiantes profesores, filisteos y ganado,
cuatro clases entre las que la línea de demarcación no es muy pronunciada.
Citar aquí el nombre de todos los estudiantes y profesores ordinarios y
extraordinarios sería demasiado largo; además, no recuerdo ahora el nombre de
todos los estudiantes, y entre los profesores hay muchos que no tienen nombre
todavía. La cantidad de filisteos de Gotinga debe ser infinita, como la arena,
o, por mejor decir, como el lodo, a orillas del mar. En verdad, cuando les veía
por las mañanas con sus sucias caras y su limpia memoria para cobrar, plantados
ante la puerta del senado académico, apenas si podía creer cómo Dios había
podido crear tantos canallas junto.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">(E. de Miribel: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Edith Stein</i>, Taurus, 1956, pág. 45,
fragmento de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Harzreise</i>, de H. Heine,
1824)<o:p></o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-49525094102608428772023-09-10T17:39:00.002+02:002023-11-19T18:33:00.634+01:00Ryszard Kapuscinski pelea con una cobra<p> </p><p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 14pt;">Si tuviera que recomendar un libro así, sin
preparación, de forma inopinada, para un lector general, tengo claro que
elegiría </span></i><span style="font-size: 14pt;">Ébano<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, de Ryszard Kapuscinski. El </i>Quijote<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, obviamente, sería la primera obra que me vendría a la cabeza. Pero el
</i>Quijote<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> no se puede recomendar de
manera indiscriminada. Su posible lector ha de no amedrentarse ante el
castellano del siglo de Oro, tener unas nociones históricas, pero sobre todo
literarias (de géneros, estilos, retórica…) más que medianas para poder
disfrutar con garantías de nuestro gran clásico. Pero en el caso de la obra del
reportero polaco creo que con saber donde están situados, en el mapamundi,
tanto el país llamado Polonia, como el continente africano, bastaría.
Transcribo hoy un pasaje muy impresionante de su libro en la soberbia
traducción de Agata Orzeszek:<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 14pt;">Viajando en Land Rover con un compañero, Leo, por las
llanuras del Serengeti, un tanto extraviados y desfallecientes por el cansancio
y el calor, se encuentran unas cabañas abandonadas y deciden descansar en ellas</span></i><span style="font-size: 14pt;">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">No sé cómo, acabé tumbado en
un camastro. Apenas me sentía vivo. El sol zumbaba en mi cabeza. Encendí un
cigarrillo para vencer el sueño. No me gustó su sabor. Quería apagarlo y cuando
mecánicamente seguí con mi mano la vista de mi mano dirigiéndose hacia el
suelo, vi que estaba a punto de apagarlo en la cabeza de una serpiente que se
había aposentado debajo del camastro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Me quedé helado. Petrificado
hasta tal punto que, en lugar de retirar a toda prisa la mano con el cigarrillo
humeante, la seguía sosteniendo sobre la cabeza del bicho. Al final, me di
cuenta de la situación: un mortífero reptil me había hecho su prisionero. Tenía
presente una cosa: ni un solo movimiento, ni el más leve. Podía saltar y
pegarme un mordisco. Era una cobra egipcia, de color gris y amarillo, y
aparecía perfectamente enroscada sobre el suelo de arcilla. Su veneno no tarda
en causar la muerte, y en nuestra situación –sin medicinas y en un lugar que
podía hallarse a un día de camino del hospital más próximo- esa muerte habría
sido inevitable. A lo mejor en aquel momento la cobra se encontraba en un
estado cataléptico (dicen que el estado de insensibilidad y letargo es típico
de estos reptiles), pues no se movía ni un ápice. “¡Dios santo!, ¿qué hacer?,
pensé febrilmente, ya del todo consciente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">-Leo –susurré lo más alto
posible-, Leo, ¡una serpiente!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Leo estaba en el coche, en
aquel momento sacaba el equipaje. Nos quedamos mudos, sin saber qué hacer, y no
había tiempo que perder: no ignorábamos que la cobra, cuando se despierta de su
catalepsia, enseguida se lanza al ataque. Puesto que no llevábamos ninguna
arma, ni siquiera un machete, nada, decidimos que Leo bajaría del coche un
bidón con gasolina y que con él intentaríamos aplastar la cobra. Era una idea
arriesgada pero, sorprendidos por una situación tan inesperada, no se nos
ocurrió nada mejor. Algo teníamos que hacer. El no actuar por nuestra parte
habría dado la iniciativa a la cobra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Nuestros bidones, procedentes
del desmantelamiento inglés, eran grandes y estaban provistos de unos bordes
poderosos y afilados. Leo, que era un hombre muy fuerte, cogió unos de ellos y,
en silencio, empezó a caminar hacia la casa. La cobra no reaccionó; seguía
inmóvil. Leo, sosteniendo el bidón por las asas, lo levantó y pareció quedarse
a la expectativa. Mientras permanecía en aquella actitud de espera, hacía
cálculos, tomaba medidas y fijaba el objetivo. Yo, tenso y preparado, seguía en
el camastro sin mover un solo músculo. De repente, en una fracción de segundo,
Leo se lanzó con todo su peso, y el del bidón, sobre la serpiente. Yo, a mi
vez, en ese mismo instante, me tiré sobre el cuerpo de mi compañero. Eran unos
segundos en que se decidía nuestra vida; lo sabíamos. Aunque en realidad
pensamos en ello más tarde, pues en el momento en que el bidón, Leo y yo nos
abalanzamos sobre la serpiente, el interior de la choza se convirtió en un
infierno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Nunca hubiera pensado que un
animal pudiera poseer tanta fuerza. Una fuerza terrible, monstruosa y cósmica.
Había creído que el borde del bidón cortaría el cuerpo del reptil sin ninguna
dificultad, pero ¡qué va! No tardé en darme cuenta de que teníamos debajo de
nosotros no una serpiente sino un muelle de acero que temblaba y vibraba, y que
no había manera de doblar ni de romper. Enfurecida, la cobra pegaba unos golpes
tan violentos contra el suelo que, al llenarse de polvo, la choza se volvió
oscura. Agitaba la cola con tanta energía y fuerza que el suelo de barro se
desmigajaba y los añicos, que volaban por los aires en todas direcciones, nos
cegaban con densas nubes de polvo. En un momento pensé, aterrorizado, que no
podríamos con ella, que se nos escabulliría y que, adolorida, herida y furiosa,
empezaría a mordernos. Aplasté con más fuerza a mi compañero. Éste, con el
pecho pegado al bidón y sin poder respirar, sólo emitía suaves gemidos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Finalmente –aunque la cosa
duró un rato muy largo: toda una eternidad-, los golpes de cobra empezaron a
perder su ímpetu, vigor y frecuencia. “Mira”, dijo Leo, “sangre”. En efecto,
por una grieta del suelo, que ahora recordaba un recipiente de barro roto, se
deslizaba despacio un reguero de sangre. La cobra estaba cada vez más débil,
como más débiles se habían vuelto las sacudidas del bidón que no dejamos de
percibir ni por un momento y con los que ella nos hacía saber de su dolor y
odio, unas sacudidas que nos tenían sumidos en constante estado de pavor y
pánico. Pero entonces, cuando todo hubo terminado, cuando Leo y yo nos pusimos
de pie<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y el polvo de la choza había
empezado a bajar y se volvía cada vez más ralo, cuando miré hacia aquel reguero
de sangre que desaparecía de prisa absorbido por el barro, en lugar de
satisfacción y alegría sentí que me invadía una sensación de vacío, más aún, de
tristeza, por aquel corazón que yacía en el mismo fondo del infierno, ese infierno
que por una extraña serie de casualidades habíamos compartidos todos hacía tan
sólo unos instantes, porque aquel corazón había dejado de latir.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">(“El corazón de una cobra”,
págs. 54-56, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ébano</i>, ed. Anagrama,
2000)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-37557662950450258362023-08-31T17:39:00.006+02:002023-08-31T17:39:43.580+02:00Poesía y geografía: Niebla en la Sía, de Gerardo Diego.<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">A la vuelta de un viaje por Cantabria lo primero que me viene a la cabeza es este poema de Gerardo Diego con el que me encontré en lo alto del portillo de la Sía, que une los Collados de Asón con Espinosa de los Monteros en el norte de Burgos. Lo transcribo, añadiendo los correspondientes acentos que excluyó la piedra, y lo ilustro con dos fotografías: una, del monumento al poema y poeta; y otra, de la vista desde lo alto hacia el valle de Soba.</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Niebla, niebla en la Sía. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">La clara nitidez del valle
idílico, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Los oscuros, concretos cajigales<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">De Quintana y La Gándara,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Quedan abajo inmersos como en
sueño.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">El corazón se ensancha según
sube<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">La ruta pedregosa. Este camino,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Cuando sólo era senda de pastores
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Y guía de herraduras, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Fue hollado por la planta
infatigable <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">De mi padre zagal y ahora no
veo<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">A un lado y otro, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Detrás, delante, sino las
vedijas<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">De la madrastra, de la
borradora<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Que disuelve la luz y niega
el cielo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Gerardo Diego</span><span style="font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSok6yns0rYEhiQrOOmjB5AZx8FU4nydz2WFfsBf_lINmL-6LP9HrlAjyGkV9iWAIGjxTBKA88s5UPkwHgwxF4gRC5T0Q4rTTykKp0_P5xMl0vYzkt0Hf-QN-gD7r1TIYnNGxLoegmriYywWrJSqCf6RORBCyxtkZFKDL108rwxBMh-_MQuD8bWZD0XrCD/s4608/20230823_103805.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4608" data-original-width="3456" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSok6yns0rYEhiQrOOmjB5AZx8FU4nydz2WFfsBf_lINmL-6LP9HrlAjyGkV9iWAIGjxTBKA88s5UPkwHgwxF4gRC5T0Q4rTTykKp0_P5xMl0vYzkt0Hf-QN-gD7r1TIYnNGxLoegmriYywWrJSqCf6RORBCyxtkZFKDL108rwxBMh-_MQuD8bWZD0XrCD/w480-h640/20230823_103805.jpg" width="480" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6WKPgs0jURyERcNe6eRhjtP8zFOsCDlh0KjwDPnf3GqkvD-klpVGGsh9Lu7jBkUxYhG2NHVYDNblmHtlhtiizP60Ijfydr2myQibpauyytO1rXUIR1jDxm5hEkR4VTa4O5KQ25RzzL91zX4NlkXjn4h0CPG4fw9t7hfwy8QzbZUPzSKKeC-dJ28kapSD1/s4608/20230823_103857.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="4608" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6WKPgs0jURyERcNe6eRhjtP8zFOsCDlh0KjwDPnf3GqkvD-klpVGGsh9Lu7jBkUxYhG2NHVYDNblmHtlhtiizP60Ijfydr2myQibpauyytO1rXUIR1jDxm5hEkR4VTa4O5KQ25RzzL91zX4NlkXjn4h0CPG4fw9t7hfwy8QzbZUPzSKKeC-dJ28kapSD1/w400-h300/20230823_103857.jpg" width="400" /></a></div><br /><o:p><br /></o:p><p></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-54557478950070127192023-08-04T13:16:00.004+02:002023-11-19T18:34:25.508+01:00El pudor y la coquetería de Barthes en LA CÁMARA LÚCIDA: la ausencia/presencia de la foto de su madre<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Explicándole a mi hijo un día
la diferencia entre la esquizofrenia y la paranoia, le dije que yo, sin ser
paranoico, tenía un punto paranoico. Me pidió un ejemplo, y le puse el que más
fácil me viene a mano. Cuando subo a un autobús y me siento, dejando un puesto
libre a mi lado (es verdad que, desde un día en que me intentaron atracar en el
bus, ocupo siempre el que da al pasillo), me genera cierta ansiedad ver cómo
las personas que suben suelen evitar el asiento libre a mi lado y buscan otro o
se quedan de pie. Esa ansiedad o malestar que me genera tan nimio asunto es
indicio de esa tendencia mía, un punto paranoica, a buscar sentidos donde tal
vez no los haya.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Pues bien, hoy recurriendo a
este rasgo o tendencia mía, voy a intentar aplicarlo a la interpretación de un aspecto de un
libro de Roland Barthes: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La cámara lúcida
</i>(1980). Sabemos que en ese libro, poco académico, escrito después de la
muerte de su madre y poco antes de la suya propia, al margen de la distinción
que propone, al considerar la imagen fotográfica, entre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">studium</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">punctum</i>, o sea,
entre lo intencionado, reglado y pretendido en la imagen, y lo que escapa a
toda lógica y nos punza, hechizando nuestra mirada, Barthes dedica la segunda
parte del libro a comentar una fotografía de su madre niña que, confiesa, no
quiere mostrar en el libro. Es la que denomina Foto del Invernadero, y que
describe así.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“La fotografía era muy
antigua. Encartonada, las esquinas comidas, de un color sepia descolorido, en
ella había apenas dos niños de pie formando grupo junto a un pequeño puente de
madera en un Invernadero con techo de cristal. Mi madre tenía entonces cinco
años (1898), su hermano tenía siete. Éste apoyaba su espalda contra la
balaustrada del puente sobre la cual había extendido el brazo; ella, más lejos,
más pequeña, estaba de frente; se podía adivinar que el fotógrafo le había
dicho: “Avanza un poco, que se te vea”; había juntado las manos, la una cogía
la otra por un dedo, tal como acostumbran a hacer los niños, con un gesto
torpe.” (p. 122)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Observé a la niña y
reencontré por fin a mi madre.”, dice Barthes. Lo que esa foto le trae de su
madre es esencialmente “una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">inocencia</i>
soberana”, “la afirmación de una dulzura”, en definitiva (y también es palabra
suya), la BONDAD de su madre. Dedica bastantes páginas a comentar el efecto que
en él produjo esta imagen, el hechizo que siente ante ella, cómo le trae la
esencia de su madre (cosa que tan difícilmente consiguen hacer las fotografías).
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Y también comenta poco
después en un aparte (un paréntesis): “(No puedo mostrar la Foto del
Invernadero. Esa Foto existe para mí solo. Para vosotros sólo sería una foto
indistinta, una de las mil manifestaciones de lo “cualquiera” […] no abriría en
vosotros herida alguna.)” (p. 130-131)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Pero es el caso que en la
página 179 del libro aparece otra fotografía “Foto privada: colección del autor” (la única de esta condición en la obra),
que subtitula <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El origen</i> y que
reproduzco (tomada del libro con mi cámara, no la he encontrado en el
ciberespacio):<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihU_uO2KXLPuP0QNY_LWSMBRjf_TpA6sXmu8CA135-AEPpAuXFygcNfvcwZUe5VY_Ys7VbyFWerVvfRZzGi9CRFeWyKvYpm4sBXWKbQeyoxVBL0Ik12L3MWK9pPVKlPLNSvmW8E7S3mgrldY-qBm9-mlX4qc2iERz2pGBMKiJ8qO90tPHtC7b9I71L6Dhb/s4608/20230804_115341.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4608" data-original-width="3456" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihU_uO2KXLPuP0QNY_LWSMBRjf_TpA6sXmu8CA135-AEPpAuXFygcNfvcwZUe5VY_Ys7VbyFWerVvfRZzGi9CRFeWyKvYpm4sBXWKbQeyoxVBL0Ik12L3MWK9pPVKlPLNSvmW8E7S3mgrldY-qBm9-mlX4qc2iERz2pGBMKiJ8qO90tPHtC7b9I71L6Dhb/w300-h400/20230804_115341.jpg" width="300" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 14pt;">Ahora bien, si tanto ha
hablado de la Foto del Invernadero, sobre ésta pasa como sobre ascuas. Hablando
de los rasgos de linaje que se perpetúan en las fotografías, escribe: “¿qué
relación puede haber entre mi madre y su abuelo, un personaje formidable,
monumental, salido de las páginas de Víctor Hugo, hasta tal punto encarna la
distancia inhumana del Origen?” (p. 180)</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Luego sabemos que esa niña
que aparece en la foto, junto a un niño (su hermano mayor) y el señor
victorhuguesco, es su madre. Pero es que multitud de detalles de esta
fotografía con abuelo coinciden con la descripción que hizo de la Foto del
Invernadero. Vuelvo a copiar el pasaje y subrayo las coincidencias.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“La fotografía era muy
antigua. Encartonada, las esquinas comidas, de un color sepia descolorido, en
ella había apenas <u>dos niños de pie formando grupo</u> junto a un pequeño
puente de madera en un Invernadero con techo de cristal. <u>Mi madre tenía
entonces cinco años</u> (1898), <u>su hermano tenía siete</u>. <u>Éste apoyaba
su espalda contra</u> la balaustrada del puente <u>sobre la cual había
extendido el brazo</u>; <u>ella, más lejos, más pequeña, estaba de frente</u>;
se podía adivinar que el fotógrafo le había dicho: “<u>Avanza un poco</u>, que
se te vea”; <u>había juntado las manos, la una cogía la otra por un dedo, tal
como acostumbran a hacer los niños, con un gesto torpe</u>.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">A mí no me cabe duda de que
en su intento de “enunciar la interioridad sin revelar la intimidad” (p. 170),
Barthes, pudoroso y coqueto a la vez, ha mostrado la intimidad a través de un
subterfugio: ha sustituido a su abuelo, en la descripción, por un puente de
madera, se ha inventado un paisaje de fondo (el Invernadero acristalado), pero
en realidad la foto de la que con tanta devoción y afecto nos habla es ésta que
estamos observando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Esto que ahora escribo es lo
que sentí cuando leí el libro por primera vez en 1982 (Vicente Sánchez Biosca
es testigo), y que sólo hoy (qué misteriosos son todos los hechos de nuestra
vida) he puesto negro sobre blanco. Y, dialogando con Roland Barthes, le diría
que sentí esto y tuve la intuición de lo que ahora desarrollo porque esa imagen
en mí sí abrió una herida. En ella podía contemplar –por parecido- toda la
dulzura, inocencia y bondad de mi madre (entonces viva, ya no).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">En fin, cierto grado de
paranoia no es malo para la hermenéutica (si no que se lo pregunten al Dalí de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mito trágico del Ángelus de Millet</i>).
Espero que alguien comparta esta mi interpretación y no me proponga el ingreso
en un sanatorio mental.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">N.B. Del libro de Barthes manejo la edición de Gustavo Gili, 1982.</span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-6044246170383640262023-07-11T11:17:00.011+02:002023-11-19T18:35:13.632+01:00Los papeles de Aspern: entre el fetichismo literario y la literatura.<p> </p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span><span style="background-color: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;">La
reciente lectura de un relato de Mircea Eliade (“El secreto del doctor
Honigberger”) me hizo pensar insistentemente en </span><i style="color: #3c4f47; font-size: 14pt;">Los papeles de Aspern</i><span style="background-color: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;">, de Henry James, De manera que tiempo después
de terminar con Eliade he vuelto a releer la obra de James.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;">No
hace tanto que leí la narración de Eliade (buena como todo lo suyo), pero ya
casi se ha borrado de mi memoria, con lo que no puedo llevar a cabo un estudio
comparativo de ambos relatos, que tal vez resultara de interés.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;">Sin
embargo, la memorable novela corta de James me ha vuelto a atrapar y a
maravillar como la primera vez que la leí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;">Uno
de los pasajes que llamó mi atención fue el siguiente. Tras el intento fallido del
innominado narrador-protagonista de abrir el escritorio donde cree se
encuentran los papeles de Aspern, pues es sorprendido con las manos en la masa
por la anciana Juliana, amante y musa del poeta Jeffrey Aspern casi un siglo
atrás, nos encontramos con esto:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;">“I
went to Treviso, to Bassano, to Castelfranco; I took walks and drives and
looked at musty old churches with ill-lighted pictures and spent hours seated
smoking at the doors of cafés, where there were flies and yellow curtains, on
the shady side of sleepy little squares. In spite of these pastimes, which were
mechanical and perfunctory, I scantily enjoyed my journey: there was too strong
a taste of the disagreeable in my life.</span>” <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;">(cap.
9)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;">La
versión de José María Aroca, en mi edición de Tusquets (Cuadernos Marginales) lo
traduce así:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;">“Fui
a Treviso, a Bassano, a Castelfranco. Visité viejas iglesias y contemplé
cuadros mal iluminados. Paseé en coche y a pie. Pasé horas enteras fumando,
sentado en las terrazas de los cafés, bajo los toldos amarillos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;">Pero
a despecho de tales pasatiempos, apenas disfruté de mi viaje. El amargo
recuerdo de mi humillación me perseguía a todas partes.” <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;">(pág.
93)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;">Ya
sólo con una mirada superficial nos damos cuenta de que la versión no es
demasiado fiel y que se deja cosas e incluso cambia el orden de otras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;">Pero
lo que me trajo a la memoria este pasaje es otro muy célebre (y celebrado) de
Flaubert, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La educación sentimental</i>,
cuando Frédéric Moreau, tras ver caer en la Comuna de París a un amigo, con el
telón de fondo del desapego de su amada la señora Arnoux, se marcha de la
ciudad. Leemos:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto; text-align: justify; text-indent: 24pt;"><span style="color: #202122; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">“Il voyagea.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto; text-align: justify; text-indent: 24pt;"><span style="color: #202122; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Il connut la
mélancolie des paquebots, les froids réveils sous la tente, l’étourdissement
des paysages et des ruines, l’amertume des sympathies interrompues.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto; text-align: justify; text-indent: 24pt;"><span style="color: #202122; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Il revint.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto; text-align: justify; text-indent: 24pt;"><span style="color: #202122; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Il fréquenta le
monde, et il eut d’autres amours encore. Mais le souvenir continuel du premier
les lui rendait insipides ; et puis la véhémence du désir, la fleur même
de la sensation était perdue. Ses ambitions d’esprit avaient également diminué.
Des années passèrent ; et il supportait le désœuvrement de son
intelligence et l’inertie de son cœur.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;">(III,
6)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;">Cuya
traducción es:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;">“Viajó.</span><span style="color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><br style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; text-decoration-thickness: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;" />
<span style="background: white;">Conoció la melancolía de los paquebotes, los
fríos despertares bajo la tienda de campaña, el aturdimiento de los paisajes y
de las ruinas, la amargura de las simpatías interrumpidas.</span></span><br style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; text-decoration-thickness: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;" />
<span style="background: white;">Volvió.</span><br style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; text-decoration-thickness: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;" />
<span style="font-size: medium;"><span style="background: white;">Frecuentó la sociedad y tuvo otros amores. Pero
el recuerdo continuo del primero los hacía insípidos; y además había perdido la
vehemencia del deseo, la flor misma de la sensación. Sus ambiciones
intelectuales también habían disminuido. Pasaron los años, y soportaba la
ociosidad de su inteligencia y la inercia de su corazón.</span>”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: medium;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;">Hay
notables diferencias entre ambos pasajes (en uno se trata de una escapada de
unos días; en el otro, de años, por ejemplo), pero el aire de familia entre los
dos fragmentos es llamativo, y creo que constituye una de esas tangencias
inauditas que, a veces, sorprendo entre obras bien diferentes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;">Otra
cosa que deja percibir el pasaje es que James, sin duda, pertenece a la estirpe
de escritores tocados por el estilo de Flaubert. No como nuestro incalificable
don Pío Baroja, en una de cuyas novelas (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">César
o nada</i>) nos podemos topar con lo que sigue:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“- No sé quién es Homais
-repuso César.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">-Un boticario ateo en la
novela de Flaubert <i>Madame Bovary</i>. ¿No la ha leído usted?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- Sí; tengo una vaga idea de
haberla leído. Una cosa muy pesada; sí…, creo que la he leído.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(pág. 147 edición de la trilogía <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las ciudades</i>, Alianza)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Pero adonde quería llegar yo
con este post es a lo siguiente. Toda la novelita de James gira en torno a un
crítico literario que narra cómo, de manera obsesiva, quiere obtener unos
papeles de un poeta a quien adora, Jeffrey Aspern, que se encuentran en poder
de la centenaria mujer que fue su musa y amante mucho tiempo atrás, Juliana.
Ésta vive en un caserón vetusto en Venecia, junto con su sobrina Tina. No salen
nunca, ni tienen vida social, ni prácticamente vida de ningún tipo. El narrador
se instala allí (les alquila unas habitaciones a precio de oro: la musa resulta
ser una vieja avariciosa) y comienza el asedio a ambas mujeres (principalmente
a la sobrina, a quien sin querer enamora) para obtener los papeles. Se trata de
un caso, casi enfermizo, de fetichismo literario. Él entiende que en esos
papeles -cartas principalmente- habrá muchas claves que expliquen la maravillosa obra del poeta (según
la percepción de nuestro crítico).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Ni que decir tiene que
finalmente, tras morir la anciana, Tina, despechada en sus sentimientos por el
narrador, quemará los deseados papeles y nunca llegaremos a saber qué
contenían. ¿Tenemos que sentirlo? ¿Nos quedamos con las ganas de saber más
cosas? En absoluto. Lo que ha hecho magistralmente Henry James con el
fetichismo literario del narrador es crear una obra maestra del arte literario.
Los papeles de Aspern no son los del poeta Jeffrey, que murió a principios del
siglo XIX; los verdaderos (y valiosos) papeles de Aspern son los de Henry James.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDWXfH_vW1d-DSKcdjY8okA2a2eFo7aoVoTY1mrRbqoTXwWGLAQw7JE8HzKNt-JWZqejKJiUhCJ2DC6ymMbAKZqA0xwdV280_7_J8VbMx8eyRWu-_4luwkjlW2xEaoS2GotsxCFgXUufkAINjK4dhix9d7N5q-18FFxj8ND4FTZCExEOmuwwFUPpIOcd2U/s847/Henry_James_by_Sargent_1913.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="847" data-original-width="623" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDWXfH_vW1d-DSKcdjY8okA2a2eFo7aoVoTY1mrRbqoTXwWGLAQw7JE8HzKNt-JWZqejKJiUhCJ2DC6ymMbAKZqA0xwdV280_7_J8VbMx8eyRWu-_4luwkjlW2xEaoS2GotsxCFgXUufkAINjK4dhix9d7N5q-18FFxj8ND4FTZCExEOmuwwFUPpIOcd2U/w294-h400/Henry_James_by_Sargent_1913.jpg" width="294" /></a></span></div><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><div><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><br /></span></div><div><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><br /></span></div><span style="font-size: 18.6667px;"> </span><span style="font-size: 18.6667px;">Henry James pintado por John Singer Sargent, 1913.</span><br /><o:p><br /></o:p></span><p></p><div><span style="background: white; color: #3c4f47; font-size: 14pt;"><o:p><span> </span><span> <span> </span><span> </span></span><br /></o:p></span></div>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-51437208079837681072023-06-22T23:03:00.002+02:002023-08-03T18:17:24.537+02:00ANATOMÍA DE UN INSTANTE, de Javier Cercas. La magia de la literatura y un final memorable<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">En el memorable repaso y
estudio de los gestos de Suárez, Gutiérrez Mellado y Carrillo, la tarde del 23
F, que constituye la trama de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anatomía de
un instante</i>, de Javier Cercas, ese texto que quiso ser novela, se convirtió
en reportaje interpretativo y terminó anhelando ser novela, y al que preferimos
llamar texto u obra para evitar equívocos, escrito con una prosa límpida e
informativa, que no renuncia a ser estética, con sus repeticiones a manera de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ritornelli</i>, hay una combinación que
aparece con mucha frecuencia: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">zumban las
balas</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Desde que me llamó la
atención y empecé a registrarla me la he topado como una docena de veces, pero
sin duda me dejé algunas más antes de que captara mi atención: es cierto que a
la balacera (término que no utiliza, pero que es lícito) de los guardias
civiles denomina en ocasiones <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tiroteo,
acribillar</i> el hemiciclo, pero sin duda la que más veces emplea es la
citada: “mientras las balas zumbaban a su alrededor” es el sintagma que se
repite obsesivamente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Lo curioso es que la primera
vez que aparece (pág. 16 en mi edición de Círculo de Lectores) se halla muy
cercana a una cita de Borges, del relato “Biografía de Tadeo Cruz”, recogido en
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Aleph</i>. La cita reza: “Cualquier
destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento:
el momento en que el hombre sabe para siempre quién es.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">De alguna forma <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anatomía de un instante</i> es una
indagación de ese momento del tiroteo en el hemiciclo del Congreso, y de cómo
en los gestos (las reacciones) de los tres citados personajes se definen y
saben para siempre quiénes son.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Hacia el final de la obra, en
la última aparición del citado sintagma (pág. 421), vuelve a acudir al recuerdo
de Borges, para señalar: “como si misteriosamente, en ese instante eterno, no
sólo Suárez sino todo el país hubiera sabido para siempre quién era.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Lo que yo creo percibir es
que, tras el repetido recuerdo borgiano, se esconde otro, que no explicita,
pero que está operando a lo largo de todo el texto. Me refiero al soberbio
“Poema conjetural” del escritor argentino, que comienza precisamente así:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Zumban las balas en la tarde
última.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Hay viento y hay cenizas en
el viento,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">se dispersan el día y la
batalla <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">deforme y la victoria es de
los otros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Vencen los bárbaros, los
gauchos vencen.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">(…)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Poema en que, hacia el final,
su protagonista, Francisco Narciso de Laprida descubre “la recóndita clave de
mis años”, “alcanzo / mi insospechado rostro eterno”, es decir, descubre para
siempre quién es.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Sólo quería indicar que, en
mi opinión, el poema de Borges opera como subtexto, no menos que el fragmento
del relato citado, y que esto, entre otras cosas, contribuye a darle ese tono
literario a este texto que quiso ser novela y que, por muy complejos y
dilatados caminos tal vez sí que alcanzara a serlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Ah, y otra cosa. Todo este
preámbulo sólo quería llegar aquí: a recomendar vivamente la lectura o
relectura del final de la obra. Si toda la obra se lee con placer, interés e
incluso apasionamiento, el final, las tres últimas páginas, constituyen uno de
los momentos más emotivos que me haya sido dado leer en nuestra literatura.
Pocas obras (y concluir una obra entraña una dificultad especial) me han
producido una impresión tan fuerte en su final.<o:p></o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-7879555991826139942023-06-14T10:28:00.005+02:002023-08-03T18:16:43.709+02:00 LA DIFICULTAD DE LA EXPERIENCIA<p><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;">La reciente contemplación de
la entrevista que Carlos del Amor le hace a Jaume Plensa en su programa </span><i style="font-size: 14pt;">La matemática del espejo</i><span style="font-size: 14pt;">, programa y
entrevista de tal nivel que la televisión, por un momento, deja de ser la
metadona del pueblo para devenir una ventana al mundo, que es lo que, en puridad,
estaría llamada a ser, esa contemplación (y nunca mejor empleada la palabra) me
lleva a una serie de reflexiones y recuerdos.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">El programa, con esas sabias
palabras del artista, constituyó para mí una auténtica experiencia espiritual.
Y pienso entonces lo difícil que resulta tener una verdadera experiencia (sea
estética, intelectual, religiosa, amorosa, erótica, espiritual, del tipo que
sea), entendiendo por experiencia algo que vivimos profundamente y no nos deja
en modo alguno indiferentes, sino que contribuye, en mayor o menor medida, a
transformarnos. Algo semejante a la noción de <i>epifanía</i> que manejaba James Joyce.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Pues bien, considerando esa
dificultad de acceso a la experiencia en nuestro distraído mundo de hoy (y por
eso los ojos cerrados, interiorizados, de las figuras del artista), resulta
espantoso que la vulgaridad ambiente consiga sacarnos de esa posibilidad en
ciernes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"> <span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Dos recuerdos me vienen a la cabeza:
me cuenta mi esposa –profunda cristiana y católica- que, en la reciente
celebración del Corpus, en nuestra ciudad, Valencia, en el momento en que, antes de comenzar la procesión, en la catedral, se saca la Eucaristía del sagrario para colocarla en la Custodia, momento en que siempre ella siente una especial
emoción acompañando al Señor, en ese preciso instante la mujer que tenía delante sacó el móvil
para fotografiar (¿eternizar?) tan especial acción. El hecho, me comenta mi
esposa, la sacó de la vivencia interior (de la experiencia) y ya no pudo volver
a ella en los minutos siguientes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Cuando pienso cómo en
cualquier ceremonia religiosa (sea un bautismo, una comunión, el matrimonio,
hasta los votos sacerdotales), en los momentos esenciales, el móvil, la
fotografía, cuando no el fotógrafo, que prácticamente pasa a dirigir la acción,
se convierten en protagonistas inesperados, entiendo que algo muy grave ocurre
en nuestra sociedad y hasta echo de menos el rigor con que en las mezquitas se
nos obliga a entrar descalzos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"> </span></p>
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: SimSun; mso-fareast-language: ZH-CN; mso-font-kerning: .5pt;">El otro es un recuerdo personal. He oído hablar mucho
de la experiencia del desierto, que nunca he llegado a conocer. La vez que más
cercano estuve fue en India, en el Rajastán. Estaba en Jaisalmer, la
maravillosa ciudad los havelis, y se me ofreció una excursión al desierto. En
realidad se trataba de unas dunas cercanas, a unos cuarenta kilómetros, pero
que te podían dar la impresión de estar en un desierto, incluso montar en uno
de los incomodísimos camellos. El ambiente, con los autobuses, los turistas,
los guías, los vendedores de baratijas y los camellos, no invitaba al menor
tipo de experiencia personal, pero en un momento dado, al atardecer, me aparté
con mis acompañantes y me senté, alejado de los grupos, en la arena, para
contemplar en silencio una formidable puesta de sol. Era muy bella y la paz
contemplativa en que nos encontrábamos estaba a punto de constituir una
verdadera experiencia, entre espiritual y estética. Entonces llegó un vendedor
ambulante y rompió el silencio para intentar vendernos un <i>souvenir</i> turístico (lo más alejado, por supuesto, a cualquier tipo
de experiencia). Mi impaciencia se desbordó y lo despaché con cajas
destempladas. Me había sacado de mi posible (y aproximada) experiencia del desierto.</span><div><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: 18.6667px;"><br /></span></span><div><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: SimSun; mso-fareast-language: ZH-CN; mso-font-kerning: .5pt;"><br /></span></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4TB2JJemdb60gW6UjkmT8V_lYzEFNXSlLAWl_YPyy3rr6aGanRJeMm2ZJP-65xJZkfabMf5iEJm5nLV9PzFpkqkfZza9espj99v-F9M_bfOo_8oNDKHHwSiSOVAUjznnzs0SBYGPNzYdou7MkY46gM9uQU1ZaGmsFeZ7ttyggzbdx59i_0i7DNWPpDQ/s4608/20230118_173503.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4608" data-original-width="3456" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4TB2JJemdb60gW6UjkmT8V_lYzEFNXSlLAWl_YPyy3rr6aGanRJeMm2ZJP-65xJZkfabMf5iEJm5nLV9PzFpkqkfZza9espj99v-F9M_bfOo_8oNDKHHwSiSOVAUjznnzs0SBYGPNzYdou7MkY46gM9uQU1ZaGmsFeZ7ttyggzbdx59i_0i7DNWPpDQ/w300-h400/20230118_173503.jpg" width="300" /></a></div><br /><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: SimSun; mso-fareast-language: ZH-CN; mso-font-kerning: .5pt;"><br /></span></div></div>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-46836834618024875242023-05-23T11:30:00.004+02:002023-07-13T13:19:43.488+02:00De nuevo con Gaya Nuño sobre el bodegón, o mejor aún, la naturaleza viva<p> </p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">El viajero que, desde la
meseta, se dirige al interior de Cantabria, tras abandonar el Páramo de la Masa
y emprender el exigente descenso del puerto de La Mazorra, avista desde las
alturas el pueblo de Valdenoceda, situado en un valle cautivador, en el que
destaca una soberbia torre exenta.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBBBv91sZdenxrw2OX5Fyxp-RWavRlSs9gLZ360MeMjv7ayaAnorIM0jTJ4Fsd8NuH2AS766fsujNoHzJNZe4tPqcHUmq-LacpkWqEH0pjEKiIjg3E3UdvroTGAIAyFWaJp89kO7BUm10sdakxMxEbuw1--2uYw3MKlMq8biI7iTF0VPkQzPXReUr0UQ/s1920/Valdenoceda.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1275" data-original-width="1920" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBBBv91sZdenxrw2OX5Fyxp-RWavRlSs9gLZ360MeMjv7ayaAnorIM0jTJ4Fsd8NuH2AS766fsujNoHzJNZe4tPqcHUmq-LacpkWqEH0pjEKiIjg3E3UdvroTGAIAyFWaJp89kO7BUm10sdakxMxEbuw1--2uYw3MKlMq8biI7iTF0VPkQzPXReUr0UQ/w400-h266/Valdenoceda.jpeg" width="400" /></a></div><br /><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Siempre que me ocurrió
descender ese puerto (y ha sido muchas veces en mi vida, a Dios gracias) sentía
una extraña sensación anímica: por una parte, la belleza del panorama, con la
torre y la población al fondo; <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>por otra,
la fuerza totémica de esa maravillosa torre. Pero con ser mucha la belleza y el
poder de atracción de todo ello, no bastaba a explicar el sobrecogimiento y
congoja que me poseía mientras bajaba, y que no se me pasaba hasta que, pasado
el pueblo, me topaba con el río Ebro en una estrecha garganta. Entonces acudían
otro tipo de emociones, acompañadas por el poderoso vuelo de las águilas y la
atención al tomar las curvas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx_HhuDGNav_USgbL4xqfXufiAFD-cmtuIaD8KQEPFIKHT7g0B4BBlt724Y1_W3FbT-zSW-c4LTQ1PYill8jhQW47eaTrn6z_R0APhjB7iT52-QOZFH-MyZV_YQTYmjkE0wzc-b3MrlERlNBdJj746RsJ5pongWtZY69TYA1xvUUZ_MIVDjp0Z2ZSfrg/s3648/DSC08186.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3648" data-original-width="2736" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx_HhuDGNav_USgbL4xqfXufiAFD-cmtuIaD8KQEPFIKHT7g0B4BBlt724Y1_W3FbT-zSW-c4LTQ1PYill8jhQW47eaTrn6z_R0APhjB7iT52-QOZFH-MyZV_YQTYmjkE0wzc-b3MrlERlNBdJj746RsJ5pongWtZY69TYA1xvUUZ_MIVDjp0Z2ZSfrg/w300-h400/DSC08186.JPG" width="300" /></a></span></div><span style="font-size: 14pt;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Años después supe que en tan
hermoso paraje había existido una prisión, adonde, tras la guerra civil, se
llevó a muchos presos republicanos, bastantes de los cuales allí dejaron sus
vidas. Pensé entonces que era el dolor y sufrimiento acumulado en ese espacio
lo que me generaba esa extraña sensación de deslumbramiento y congoja que me
poseía siempre al pasar por allí. Más tarde aún supe que en esa prisión estuvo
recluido Juan Antonio Gaya Nuño, uno de los más notables historiadores y críticos
de arte que en nuestro país ha habido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Todo se concitaba para hacer
de ese espacio algo único: la belleza del panorama, el tótem de la torre, el
dolor de los reclusos y el espíritu impar de uno de ellos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Hoy vuelvo a traer al blog un
texto de Gaya Nuño, una reflexión sobre los bodegones de Zurbarán, tomada de su
introducción a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La obra pictórica completa
de Zurbarán</i> (Noguer Rizzoli Editores, 1976):<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Vengamos ahora al encuentro
de otro amor, el dedicado a las cosas. Años hace desde que empecé a hablar de
naturalezas vivas en oposición a la expresión tradicional y equivocada de
naturalezas muertas con que se pretendía hacer más elegante un término mandado
retirar, el de “bodegón”. Término que con todo su innegable casticismo conlleva
demasiado aroma a cocina y que queda prohibido en cualquier utilización de cara
a Zurbarán. Se podrían aceptar las palabras inglesa y alemana que aluden a una
inercia de las cosas, pero la aceptación sería equívoca. Los objetos de
Zurbarán no están inertes, ni mucho menos muertos. Viven su vida y nos
comunican su magia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Son pocos sus cuadros de
semejante estirpe, pero trascendentales. Uno es el que se conocía comúnmente
como el de Contini-Bonacossi, aunque recientemente haya pasado a ser propiedad
de una colección de Los Ángeles. Si lo describimos como presentando un plato de
metal conteniendo limones, un cestillo del que rebosan naranjas y otro plato
con una taza de chocolate y una rosa, no hacemos nada sino describir algo
indescriptible y minimizar lo que, pese a sus reducidas dimensiones -0,60 por
1,07 m.-, es pintura absolutamente gloriosa. De una frescura conceptiva, de una
luz interior, de una magnificencia recogida en sí misma que sorprenden y
enamoran. El Zurbarán católico, el Zurbarán pintor de la Contrarreforma se nos
muestra aquí panteísta, al conceder semejante entidad propia a unos frutos muy
comunes, a una taza y una rosa. Si él supo de la prodigiosa condición solemne
de las cosas, ¿cómo no habríamos de entenderla nosotros? ¿Ni cómo habría dejado
Cézanne de participar de este disfrute de semejante toma de contacto con la
realidad tan próximo a él?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgq4ahMoWd-rWCaa8cssPIMmflZbNUv9XbvvbhhixCqltaz30x8nozXaDglkAbZXOTlRM8zKbfnOB1S5n3n_5oJZAYb0jVy-QS38EWd3_dmymgViA4lcwxz4tA8sOdSIPGX5VV_uOWmIQ3fJ72f8G6RA82__RKgTpkQk6FJq0I4LNW9vJzcXS-ASlvTbg/s1260/Natura%20morta.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="1260" height="190" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgq4ahMoWd-rWCaa8cssPIMmflZbNUv9XbvvbhhixCqltaz30x8nozXaDglkAbZXOTlRM8zKbfnOB1S5n3n_5oJZAYb0jVy-QS38EWd3_dmymgViA4lcwxz4tA8sOdSIPGX5VV_uOWmIQ3fJ72f8G6RA82__RKgTpkQk6FJq0I4LNW9vJzcXS-ASlvTbg/w400-h190/Natura%20morta.png" width="400" /></a></div><br /><span style="font-size: 14pt;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 14pt;">Destacando también de la
tiniebla, como la obra acabada de loar, otra maravilla no inferior, y con la
fortuna para nosotros de figurar entre lo mejor del Museo del Prado. Se
advertirá que no está firmada ni fechada como la anterior, pero ni la vista ni
el corazón pueden engañarnos en la atribución, universalmente admitida. Ahora
no se trata de alimentos, sino de recipientes. Se alinean sobre la misma tabla
una copa de bronce sobre un plato</span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;">de
peltre, una anforilla popular, de barro blanco, una pequeña alcazarra roja y
una orcita blancogrisásea, también sobre un plato metálico. Nada más, sino la
dignidad del porte, la discreción material de cada vasija, el divino orden con
que las cosas están preparadas y dispuestas; no dispuestas para la
contemplación, sino más bien por la jerarquía que les es debida. El cuantioso
cuadro -0,46 por 0,84 m.- es todavía más pequeño que el de los limones y las
naranjas, y hasta puede ocurrir que por su parva extensión sea poco mirado por
los visitantes del Prado. Pecado nada leve. Uno de los merecimientos máximos de
nuestra excelsa pinacoteca es la posibilidad de inclinarse ante tan impar
maravilla.” </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;">(pág. 9)</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZxgymor-nQhduhhdWPsbVyMGuYxLh_N95ei5nLAIN09OiNwY2NODI15pHc3qPJYTMbJIIB4Vsjs2rWRrVCn7tqWX33NJu57jEDG1NG5acu4rQ-5z9vISUukD04VPTlEwv8Go8iO4DfC3HltlWZB0Q_GYHMmcmMsWnziYgRscHmC_Ilut_SZOSVYNTnw/s1920/Bodeg%C3%B3n_de_recipientes_(Zurbar%C3%A1n).jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1041" data-original-width="1920" height="217" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZxgymor-nQhduhhdWPsbVyMGuYxLh_N95ei5nLAIN09OiNwY2NODI15pHc3qPJYTMbJIIB4Vsjs2rWRrVCn7tqWX33NJu57jEDG1NG5acu4rQ-5z9vISUukD04VPTlEwv8Go8iO4DfC3HltlWZB0Q_GYHMmcmMsWnziYgRscHmC_Ilut_SZOSVYNTnw/w400-h217/Bodeg%C3%B3n_de_recipientes_(Zurbar%C3%A1n).jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-45435012452473590502023-04-27T09:09:00.003+02:002023-06-11T12:16:03.989+02:00Tangencias inauditas a propósito de un cántaro: Góngora, Borges y Rilke.<p> </p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 14pt;">En su poema “Góngora”,
Borges, ni más ni menos, asume la voz del poeta cordobés (ensaya un pequeño
monólogo dramático) para pasar revista a su concepto de la poesía y realizar
una postrera y tardía palinodia (esta última, de cosecha propia del argentino).</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Copio el poema:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">GÓNGORA</span><span style="color: #333333; font-size: 14pt;"><br />
<br />
<span style="background: white;">Marte, la guerra. Febo, el sol. Neptuno,</span><br />
<span style="background: white;">el mar que ya no pueden ver mis ojos</span><br />
<span style="background: white;">porque lo borra el dios. Tales despojos</span><br />
<span style="background: white;">han desterrado a Dios, que es Tres y es Uno,</span><br />
<span style="background: white;">de mi despierto corazón. El hado</span><br />
<span style="background: white;">me impone esta curiosa idolatría.</span><br />
<span style="background: white;">Cercado estoy por la mitología.</span><br />
<span style="background: white;">Nada puedo. Virgilio me ha hechizado.</span><br />
<span style="background: white;">Virgilio y el latín. Hice que cada</span><br />
<span style="background: white;">estrofa fuera un arduo laberinto</span><br />
<span style="background: white;">de entretejidas voces, un recinto</span><br />
<span style="background: white;">vedado al vulgo, que es apenas, nada.</span><br />
<span style="background: white;">Veo en el tiempo que huye una saeta</span><br />
<span style="background: white;">rígida y un cristal en la corriente</span><br />
<span style="background: white;">y perlas en la lágrima doliente.</span><br />
<span style="background: white;">Tal es mi extraño oficio de poeta.</span><br />
<span style="background: white;">¿Qué me importan las befas o el renombre?</span><br />
<span style="background: white;">Troqué en oro el cabello, que está vivo.</span><br />
<span style="background: white;">¿Quién me dirá si en el secreto archivo</span><br />
<span style="background: white;">de Dios están las letras de mi nombre?</span><br />
<br />
<span style="background: white;">Quiero volver a las comunes cosas:</span><br />
<span style="background: white;">el agua, el pan, un cántaro, unas rosas...<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los conjurados</i>)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">En
la primera parte del poema (hasta la pequeña pausa que significa un espacio y
separa los últimos dos versos), como decía, el cordobés recuerda su práctica
poética basada en la metáfora, la mitología, el latinismo, el desprecio del
vulgo, etc. En los dos últimos versos ensaya una (imaginaria) palinodia. Parece
arrepentirse de lo artificioso de su creación y desear “volver a las comunes
cosas”. Entonces cita (y cierra el poema):<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">el
agua, el pan, un cántaro, unas rosas...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Creo
percibir aquí una huella rilkeana. En la Novena Elegía de Duino del poeta
praguense, ese poema en que Rilke ve la misión del poeta como una forma de
constatación lingüística del ser del mundo, en un momento dado, en la
traducción de Eustaquio Barjau, asistimos al siguiente pasaje:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Estamos
tal vez <i style="mso-bidi-font-style: normal;">aquí</i> para decir: casa,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">puente,
surtidor, puerta, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">cántaro</b>, árbol
frutal, ventana,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">todo
lo más: columna, torre… pero para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">decir</i>,
compréndelo, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">oh,
para decir <i style="mso-bidi-font-style: normal;">así</i>, como ni las cosas
mismas nunca <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">en
su intimidad pensaron ser. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">La
serie de términos es, en la traducción de Ferreiro Alemparte:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Puente,
fuente, puerta, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">vaso</b>, árbol frutal,
ventana,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Torrente
Ballester, por su parte, traslada:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Puente,
Fontana, Portal, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ánfora</b>, Árbol de la
Fruta, Ventana,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Si,
como creemos, lo que pretende Rilke es nombrar “las comunes cosas”, desbarra Torrente
al meter términos tan selectos, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">literarios</i>,
como Fontana, Portal o Ánfora.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Ahora
bien, la diversidad léxica que encontramos para el término que nos interesaba
(cántaro, vaso, ánfora) hizo que me dirigiera al original alemán para ver qué
vocablo usaba Rilke. La serie es:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Brücke,
Brunnen, Tor, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Krug</b>, Obstbaum, Fenster,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Krug
se puede traducir en castellano por cántaro, jarra, vasija, etc. Pero lo que me
dio la clave de que cántaro era la mejor traducción es la existencia en alemán
del siguiente refrán:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Der
Krug geht so lange zum Brunnen, bis er bricht.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Que
en castellano daría el castizo:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">Tanto
va el cántaro a la fuente que al final se rompe.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #333333; font-size: 14pt;">De
todo esto deduje que el insigne argentino pudo tener muy presentes esos
versos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del poeta praguense a la hora de
ejemplificar con unos pocos vocablos comunes la fingida palinodia del desdeñoso
cordobés.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-78264945461879694482023-04-23T22:23:00.008+02:002023-06-11T12:14:55.261+02:00PAPELES PÓSTUMOS DE UN PROFESOR DE COU (9): El soneto con estrambote "Voto a Dios que me espanta esta grandeza", de Cervantes. Comentario de texto<p> Me desperté de la siesta con ganas de escribir algo sobre este poema, y he recordado los tiempos en que lo comentaba en clase. Al final ha resultado mi personal contribución al día del Libro y al aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y William Shakespeare.</p><p><br /></p><p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><b><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">AL TÚMULO DEL REY FELIPE II EN SEVILLA</span></b><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“¡Voto a
Dios que me espanta esta grandeza<br />
y que diera un doblón por describilla!,<br />
porque ¿a quién no sorprende y maravilla<br />
esta máquina insigne, esta riqueza?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">¡Por Jesucristo vivo, cada pieza<br />
vale más de un millón, y que es mancilla<br />
que esto no dure un siglo!, ¡oh gran Sevilla,<br />
Roma triunfante en ánimo y nobleza!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Apostaré que el ánima del muerto<br />
por gozar este sitio hoy ha dejado<br />
la gloria, donde vive eternamente.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Esto oyó un valentón y dijo: "Es cierto<br />
cuanto dice voacé, señor soldado,<br />
Y el que dijere lo contrario, miente."<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Y luego, incontinente</span><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">,<br />
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">caló el chapeo, requirió la espada</span><br />
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">miró al soslayo, fuese y no hubo nada.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Al enfrentarnos con este
poema de Miguel de Cervantes, varias cosas hay que tener en cuenta previamente:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 6pt 36pt; mso-hyphenate: auto; mso-list: l1 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><span style="mso-list: Ignore;">1-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-variation-settings: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Su poco
éxito como poeta.</span><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 6pt 36pt; mso-hyphenate: auto; mso-list: l1 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><span style="mso-list: Ignore;">2-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-variation-settings: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">El
aprecio de Cervantes por su poema.</span><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 6pt 36pt; mso-hyphenate: auto; mso-list: l1 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><span style="mso-list: Ignore;">3-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-variation-settings: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">El
hecho de que se trata de un soneto con estrambote.</span><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 6pt 36pt; mso-hyphenate: auto; mso-list: l1 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><span></span></p><a name='more'></a><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 6pt 36pt; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">1- A comienzos del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viaje del Parnaso</i>, su mayor empeño
poético, pone Cervantes esos versos que se citan siempre al hablar de su
creación poética:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Yo, que siempre trabajo
y me desvelo<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">por parecer que tengo de
poeta<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">la gracia que no quiso
darme el cielo<span style="mso-tab-count: 2;"> </span> (I, versos 25-27)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Cervantes no era mal
poeta, pero tuvo la mala suerte de vivir en una época en que hubo poetas
extraordinarios (desde San Juan de la Cruz y Fray Luis de León, de una
generación anterior, hasta Góngora, Quevedo y Lope, algo más jóvenes, pero
produciendo al mismo tiempo que él. Así se explica esa lúcida visión de sus
limitaciones, precisamente en alguien que quiso –principalmente- destacar como
poeta. Ahí sí que se equivocaba, pues su talento era esencialmente narrativo,
como tendremos ocasión de ver sin necesidad de salir del poema que tratamos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">2- En el mismo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viaje del Parnaso</i>, en otro momento, escribe:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Yo el soneto compuse que
así empieza,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">por honra principal de
mis escritos:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Voto a Dios que me espanta esta grandeza</span></i><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">. <span style="mso-tab-count: 2;"> </span>(IV, versos 37-39)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Donde notamos que rezuma
orgullo por la composición de esta obra, algo que no nos puede extrañar,
teniendo en cuenta, su carácter sobresaliente, como tendremos ocasión de
señalar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">3- La tercera cosa a
tener en cuenta es que se trata de un soneto con estrambote, es decir, un
soneto que añade 3 versos más a la estructura básica, y que, por tanto, tiene
17 versos en vez de 14. ¿A qué se debe esta pequeña anomalía? En mi opinión, a <b>su
carácter narrativo</b>, una narración, eso sí, escénica, donde domina el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">showing</i> sobre el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">telling</i> de la teoría narrativa anglosajona, es decir, el mostrar
sobre el contar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Tanto es así que su
comienzo nos puede llevar a engaño, y que es el autor quien se maravilla del
túmulo. Por eso, en clase, cuando comentábamos el poema, lo primera que les
hacía buscar a mis alumnos eran las distintas voces que aparecen, lo que nos
permitiría ver claramente la estructura del texto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Y es así como vemos que
del verso 1 al verso 11 no está hablando el autor, en modo alguno, sino <b>un
soldado</b>. Y esto es así, porque en el verso 12, en su primera mitad, aparece
<b>un narrador-testigo</b> (lo más parecido al autor que encontramos en el
texto: y en efecto, tiene mucho de la visión desmitificadora e irónica de
Cervantes), que nos presenta a una segunda voz que habla, <b>un valentón</b>,
que reafirma lo dicho por el soldado (entre los versos 12 y 14). Los últimos 3
versos, el estrambote, el cierre, en que se describen los movimientos del
valentón, vuelven a estar en la voz del narrador-testigo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Así pues, hay 3 voces:
la de un narrador-testigo, que organiza el relato, y dos personajes casi
redundantes: un soldado y un valentón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Tendríamos una
estructura de<br style="mso-special-character: line-break;" />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br style="mso-special-character: line-break;" />
<!--[endif]--><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>A (en dos momentos: vs. 12 y 15-17): voz
narrativa, que introduce a las otras voces y organiza el relato.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">B1 (vs. 1-11): discurso
del soldado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">B2 (vs 12-14): apostilla
del valentón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Si empezamos a analizar
por el comienzo del poema (B1), el discurso del soldado, que distraídamente
hubiéramos podido confundir con la voz del autor, nos damos cuenta de que es un
discurso hiperbólico, reiterativo y poco educado. Sin juramentos no habría
soldado, podríamos decir, y el del poema resulta modélico, pues comienza cada
estrofa con un juramento: “Voto a Dios”, “Por Jesucristo vivo”, “Apostaré que
el ánima…” En las dos primeras estrofas no hace más que ponderar, a través de
hipérboles, la grandeza del monumento funerario y la ciudad en que se encuentra
(“cada pieza / vale más de un millón”, “que esto no dure un siglo” – se trata
de, notémoslo, de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>arquitectura efímera-,
“gran Sevilla / Roma triunfante en ánimo y nobleza”). En la tercera estrofa
llega incluso a la blasfemia, pues considerar que “el ánima del muerto” ha de
dejar “la gloria, donde vive eternamente” por gozar de este sitio –que podría
durar un siglo, no lo olvidemos, y captemos la oposición un siglo / eternidad-
constituye una auténtica presunción blasfema para la católica España de finales
del XVI.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">La sensación que nos
produce el parlamento del soldado es la de vulgaridad y pura alharaca
verborreica para no decir nada de sustancia. Podríamos decir que su discurso
responde al esquema del refrán: “mucho ruido y pocas nueces”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Si nos fijamos en la
apostilla del valentón (B2) –<i style="mso-bidi-font-style: normal;">valentón</i>,
que no <i style="mso-bidi-font-style: normal;">valiente</i>-vemos que no hace
sino confirmar lo dicho por el soldado. Aquí habría que traer a cuenta esa
máxima humanista del valor del elogio de los pocos entendidos y el menosprecio
de la opinión del vulgo necio. Pues el hecho de que un patán (por su forma de
hablar y sus aspavientos percibimos claramente que lo es) alabe tan
rotundamente tan insustancial discurso no hace sino que resulte cuestionado
doblemente: primero, por su propia insustancialidad; segundo, por el deleite
que produce al necio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Los aspavientos del
valentón nos vienen descritos por el narrador-testigo (A), que organiza –“esto
oyó”, “y dijo”-, enjuicia -“valentón”- y describe (vs- 15-17). Cuando recitaba
el poema en clase me gustaba acompañar estos últimos versos con el movimiento
descrito, un movimiento chulesco, que resulta inmisericordemente desmontado con
el juicio final: “y no hubo nada”. De nuevo, los movimientos (aspavientos) del
valentón responden al refrán “mucho ruido y pocas nueces”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Lo que yo me planteaba,
para concluir, tras analizar tan magnífico poema es lo siguiente. ¿No estará
Cervantes, subrepticiamente, apuntando más lejos, a partir del motivo citado:
“mucho ruido y pocas nueces” (o su equivalente conceptual: mucha apariencia /
poca realidad).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Veámoslo por estratos en
gradación<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de menor a mayor relieve:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Mucho ruido<span style="mso-tab-count: 5;"> </span>pocas
nueces<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 6pt 36pt; mso-hyphenate: auto; mso-list: l0 level1 lfo2; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><span style="mso-list: Ignore;">a)<span style="font-family: "Times New Roman"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-variation-settings: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Verborrea
vacua del soldado<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>poca
sustancia de concepto<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 6pt 36pt; mso-hyphenate: auto; mso-list: l0 level1 lfo2; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><span style="mso-list: Ignore;">b)<span style="font-family: "Times New Roman"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-variation-settings: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Aspavientos
del valentón<span style="mso-tab-count: 3;"> </span>nada
detrás de ello<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 6pt 36pt; mso-hyphenate: auto; mso-list: l0 level1 lfo2; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><span style="mso-list: Ignore;">c)<span style="font-family: "Times New Roman"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-variation-settings: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Monumento
funerario del rey<span style="mso-tab-count: 1;"> </span> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>vacío: no contiene nada dentro<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 6pt 36pt; mso-hyphenate: auto; mso-list: l0 level1 lfo2; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><span style="mso-list: Ignore;">d)<span style="font-family: "Times New Roman"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-variation-settings: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">La
monarquía de Felipe II<span style="mso-tab-count: 3;"> </span>poca
sustancia detrás <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 6pt 36pt; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #202122; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt;">Los elementos a) y b)
están presentes explícitamente en el poema. El elemento c) fácilmente se
sobreentiende. Ahora bien, para llegar al d) hay que dar un salto
interpretativo, y ahí, con esa sugerencia que apuntaba tan alto (ya sabemos que
el veterano de Lepanto no tenía mucho aprecio por el monarca) solía terminar yo el
comentario de tan sugestivo poema. A ver si con este juego de espejos deslucidos lo que estaba intentando nuestro autor era una crítica de los pies de barro de ese imperio en donde no se ponía el sol. Cervantes siempre me ha parecido un maestro consumado
en el sutil arte de dar a entender mucho más de lo que dice. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span><o:p> </o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-83408664619288125912023-03-28T21:46:00.002+02:002023-04-17T11:37:34.532+02:00Dos píldoras de Eugenio Trías<p>En el libro, recientemente publicado por Galaxia Gutenberg, de ENTREVISTAS, de Eugenio Trías, me encuentro, en un reportaje-entrevista que le hace Ana Mª Moix, en 1971, los siguientes dos pasajes, maravillosos ambos: </p><p><br /></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Le pregunto por
su horario. “Me levanto hacia las once, ven cuando quieras. Tengo un horario de
músicas y esto me ordena el día. Por la mañana, Beethoven, Haydn o Mozart. Por
la tarde, Wagner, Richard Strauss, o Mahler. A las ocho y media Satie con una
copa de whisky. Y después de cenar, Chopin o Schumann. Elige.” El horario de
Trías me llama la atención y decido no perderme ninguna de sus partes. (p.
37-38)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Preferiría
vivir fuera de la ciudad. Cada vez envidio más la vida contemplativa y la vida
monástica, ¡pasear por los jardines de los claustros en lugar de pasear por
esas calles! Se vive más intensamente en una cierta soledad y retiro, en un
ambiente que, por otra parte, sólo sería posible compartir con cinco o seis
personas a las que quiero y que, en el fondo, son también hombres solitarios.
Me imagino lo que debió ser el encuentro entre san Antonio Abad y san Pablo
Ermitaño. Cada vez me interesa más el misticismo. Mi mayor acusación contra el
mundo actual es que ha perdido el sentido de lo sagrado y que hace imposible,
sistemáticamente, la soledad y, asimismo, la posibilidad del misticismo.” (p.
39)</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">P.D. En un reciente viaje me encuentro con esta magnífica imagen del encuentro entre san Antonio Abad y san Pablo Ermitaño que evocaba Eugenio Trías. Se encuentra en una capilla de la iglesia arciprestal de Chelva.</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGCV0Ozzhf7VV-3NxEzvIok0qClreuiFXLnAtecF75SL9mUYp0qO-CabXP-nSs_jdZNfNcxFOC_raGQBrchFH3xjZGzXXTDZU42uev51HilbAj4zokh8mafj05bJ0w0_Ch--LBuGmF_f7X5IEN1ox1n3urKuAOytCLNfIv3R7N7McmBQVDRITIjXma-A/s4608/20230414_194534.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="4608" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGCV0Ozzhf7VV-3NxEzvIok0qClreuiFXLnAtecF75SL9mUYp0qO-CabXP-nSs_jdZNfNcxFOC_raGQBrchFH3xjZGzXXTDZU42uev51HilbAj4zokh8mafj05bJ0w0_Ch--LBuGmF_f7X5IEN1ox1n3urKuAOytCLNfIv3R7N7McmBQVDRITIjXma-A/w400-h300/20230414_194534.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-size: 14pt;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-63807320340157300852023-02-15T10:46:00.001+01:002023-02-15T10:47:17.586+01:00Una nota a El nacimiento del Purgatorio de Jacques Le Goff o la historia considerada como una rama de la literatura fantástica<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">En su magistral estudio sobre
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El nacimiento del Purgatorio</i> (1981),
el insigne medievalista francés Jacques Le Goff, cita multitud de textos
escriturarios y apócrifos, de los Padres de la Iglesia (Ambrosio, Agustín,
Gregorio Magno), y de autores altomedievales a propósito de lo que llama el
prepurgatorio (pues el Purgatorio, tal como lo conocemos, data del siglo XII, lo
que pretende demostrar).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Un poco (o mucho) tocado por
la concepción de Borges de la teología como rama de la literatura fantástica,
mi lectura se mueve entre el interés histórico de la búsqueda de la verdad y el
placer estético ante la extrañeza cuasi exótica de los textos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Me fascina, por ejemplo, al
hablar del fuego purgatorio ante los pecados menudos o leves (todavía no se ha
instalado el concepto de “pecado venial”, que también pertenece al siglo XII),
la tendencia a la repetición en las enumeraciones:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">“Julián explica que este
fuego purga los pecados pequeños y mínimos tales como la constante
charlatanería, la risa inmoderada o el exceso de apego a los bienes
particulares</span><span style="font-size: 9.5pt;">.” </span><span style="font-size: 14.0pt;">(p. 117)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">O un poco después:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">“ello es válido a propósito
de pecados pequeños y mínimos como la charlatanería continua, la risa
inmoderada, el cuidado exagerado del patrimonio, etc.” (p. 127)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Entendíamos que el excesivo
apego a los bienes materiales (que roza con la avaricia) podía ser un pecado,
pero lo de la risa inmoderada y la charlatanería supone un serio aviso para
nuestra tolerante permisividad actual.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Ahora bien, un posterior
pasaje de un anónimo irlandés del siglo VIII, nos da más qué pensar, pues que
alarga la enumeración y entre los pecados menudos incluye:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">“el uso inútil del matrimonio
legítimo, el exceso en la comida, el placer exagerado por las futilidades, la
cólera llevada hasta excesos de lenguaje, el interés exagerado en los asuntos
personales, la asistencia descuidada a las oraciones, el levantarse tarde, las
explosiones de risa, el abandono excesivo al sueño, la retención de la verdad,
las habladurías, la obstinación en el error, sostener lo falso por verdadero en
las cosas que no conciernen a la fe, olvidarse de los deberes pendientes, o
tener los vestidos en desorden.” (p. 119)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Así que, levantémonos
temprano y pongamos un poco más de orden en el vestir. La lujuria, ya sabemos,
casi no es pecado y, además, concita la indulgencia de muchos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-28848943301687467502023-02-03T13:10:00.012+01:002023-02-16T11:53:18.907+01:00Semblanza de José María de Cossío, por Guillermo Díaz-Plaja<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">La primera vez que fui a la
Casona de Tudanca constituyó toda una odisea. Había quedado con Anne Sophie (a
quien conocí en un curso de literatura en la U.I.M.P en Santander), por la zona
del Sardinero, calculando el tiempo que nos llevaría llegar hasta Tudanca, pero
mi compañera de viaje llegó media hora tarde, y además, a la salida de la
ciudad nos encontramos con retenciones, debido a un tráfico muy intenso (era un
domingo de agosto). Al llegar a la Casona, la encontramos cerrada, pues acababa
de comenzar la última visita. Arrimé la oreja al portalón y pude sentir la
voz del guía. Con la dificultad del viaje que ya habíamos franqueado (más de
una hora de carretera, retenciones a la salida, montañas y vericuetos –es la
zona de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peñas arriba</i>-) no íbamos a
perder la oportunidad de conocer tan legendario lugar. Aporreé la puerta
como si quisiera derribarla hasta que, finalmente, el guía nos abrió.
Condescendió a dejarnos pasar y la visita resultó deslumbrante: qué edificio
tan imponente, qué biblioteca tremenda, qué vivencias tan exquisitas había
albergado. Pereda (que en ella sitúa la novela anteriormente </span><span style="font-size: 18.6667px;">citada</span><span style="font-size: 14pt;">),
Unamuno, Lorca, Alberti… se cuentan entre los visitantes de la casa que
perteneció a José María de Cossío. Y yo me preguntaba: si a mí, que viajo en
coche, a finales del siglo XX, me ha costado lo suyo llegar hasta aquí, cómo
vendrían esos españolitos de la tercera década del siglo y cómo llegarían hasta
aquí los miles de libros que conforman la biblioteca.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Otras dos veces he vuelto a
la Casona, que me resulta, de los lugares que conozco, uno de los más
fascinantes y entrañables al mismo tiempo. En un enclave de una belleza por
encima de toda ponderación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Pues bien, leyendo
recientemente un libro de memorias de Guillermo Díaz-Plaja (¡cómo nos interesan
en la edad provecta los libros de memorias, donde se hace balance de lo que ha
sido la vida!), me encuentro con la siguiente -excelente- semblanza del señor
de la Casona, y, al ver que no figura en el ciberespacio, no me resisto a
teclearla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">JOSÉ Mª DE COSSÍO<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">José Mª de Cossío podría ser
definido como la voluptuosidad del saber.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Para su hambre espiritual
todo cuanto tenía un sesgo de belleza, o era el producto de la inteligencia del
hombre, tenía un atractivo análogo. Y así alternativamente gozaba de un mundo
convertido en espectáculo o en juego. El teatro, la poesía, la erudición le
tentaban en la misma medida que el ajedrez, los toros o el deporte. O las
delicias de la buena mesa, entendiendo el yantar como un complemento de la
buena compañía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> <span></span></o:p></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Porque Cossío era, por encima
de todo, un conversador inagotable, un gozador del diálogo salpimentado por el
ingenio, lo que le convertía en uno de los ejes de las tertulias literarias de
Madrid. Dotado de una memoria felicísima, nos maravillaba recordando retahílas
de versos clásicos o modernos que escogía con infalible buen gusto, como nos
sorprendía con evocaciones certeras de sus recuerdos de espectador. Amigo
personal de los más linajudos personajes, empezando por el rey Alfonso XIII, y
de todos los poetas de España, cuyos autógrafos coleccionaba golosamente,
Cossío pasaba de una a otra memoria con presteza increíble. Y se conocía
también perfectamente el mundillo de los toros o de los futbolistas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Cuando yo le conocí –hace
cincuenta años- era, aunque para muchos sea una sorpresa, presidente del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Racing</i> de Santander, y en Barcelona le
veíamos llegar al frente de sus “muchachos” de quienes se ocupaba con paternal
desvelo. Acudía entonces a nuestra tertulia de un café de las Ramblas, donde se
sentaba en una presidencia difusa que para él guardábamos como si le asistiese
un derecho de magisterio que los que allí acudíamos –Luys Santa Marina, Xavier
de Salas, Max Aub cuando recaía por allí y yo mismo- no le podíamos regatear.
Allí nos traía noticias de sus compañeros de promoción intelectual que era,
cabalmente, los poetas de la generación de 1927 que veían en José Mª de Cossío
una especie de hermano mayor. A él debieron, en efecto, la valoración de los
temas taurinos que, después de un siglo de desgana tauromáquica, aparecían de
nuevo en el ruedo de la poesía española, señalando el fin de un periodo
deliberadamente europeizante. A la emoción castiza de los líricos –Alberti,
Lorca, Gerardo Diego- se unía la asombrosa erudición que tenía José Mª de
Cossío, amigo de todos los toreros, desde Joselito para acá. Y yo también he
alcanzado, en una de sus tertulias madrileñas, la presencia fiel y constante de
Juan Belmonte que, como todos los de su profesión, sentía por nuestro amigo un
“respeto imponente”. Y me acuerdo también de haberle visto, en la plaza de
toros de Madrid, desde su contrabarrera, hacer indicaciones técnicas sobre la
lidia, a uno de los matadores que le escuchaba, deferente, con la montera en la
mano. Y recuerdo, asimismo, estando en un café de Madrid, junto a una tertulia
de “aficionados”, que una espinosa discusión<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>se zanjaba con un tajante “ze lo conzultaremos al zeñó Cossío”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Porque Cossío irradiaba, en
este terreno, autoridad. Y también en el campo de deportes, en el fútbol, en el
que su palabra era escuchada a nivel de seleccionador nacional, palabra muchas
veces decisoria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Era un español de una pieza y
yo le había oído algunas veces que él, que conocía España palmo a palmo, no
había salido nunca al extranjero.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 14pt;">No me perdonaría nunca las horas que pasara fuera de
nuestro país</span></i><span style="font-size: 14pt;">, decía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Y así su gran libro, su
gigante enciclopedia sobre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los toros</i>
venía a ser como un monumento a una realidad española con la que se sentía
furiosamente identificado, con la crispación de un guerrillero de la cultura.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">De ahí también su amor a la
poesía española que era seguramente para él la clave profunda de nuestra
nacionalidad. Y por eso su andadura de crítica se iniciase en la lírica clásica
con especial detenimiento en Garcilaso, Lope, Góngora o Quevedo y con el
subrayado de lo que en esos poetas existía de la tradición más genuina de
España.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">De manera que su búsqueda iba
siempre hacia la raíces y su más entrañable entorno vital lo buscaba en la
Montaña, raíz de Castilla, olvidando incluso su real origen vital en
Valladolid. El aire santanderino era su aire, y su escudo nobiliario era
aquella Casona de Tudanca, escenario de la novelística de Pereda, en la que él
pasaba sus largas vacaciones estivales, cabe la imponente orografía de la
tierruca montañesa, cuyos contornos conocía tan bien como sus leyendas, sus
decires populares o los escritores que allí tuvieron su cuna. Ésta era su prez
y su orgullo, tal como lo vemos en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario
de la Real Academia Española</i>, en el que figuran todos los títulos de sus
miembros de número, reducidos en el caso de Cossío a ese único y orgulloso
mote: “ex-alcalde de Tudanca”. ¿Para qué más?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Su curva vital, su ímpetu
biológico se movía entre la vida y los libros, con análoga ligadura entrañable.
Y esa endósmosis le procuraba una visión de lo real a través del prisma de lo
cultural. Recuerdo que una vez, hablando del juego del ajedrez –del que era
expertísimo conocedor- me descubría que, a lo largo de su historia, podrá
detectarse el peso de los momentos culturales, y así, decía, existe una manera
“barroca” o “romántica”, según los casos, de mover las piezas sobre el tablero.
Porque en Cossío la visión de las cosas iba siempre como trascendida por su
fabulosa erudición, que era en él como una segunda naturaleza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">Solitario –en su soltería-
estuvo rodeado a lo largo de toda su existencia de dos rumorosas muchedumbres:
la de sus amigos y la de sus libros. Todas ellas están ahora llenas de su
memoria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">(Guillermo Díaz-Plaja: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Retrato de un escritor</i>, 1977, págs.
155-157)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgohs-Vau2KKOyM21TH4p2BjhH1XLljkIRxV3ijA8DdPAOmMOI8vyLRadCBFAgavFxSyCacfdJq6T5zZjpcwwvAC34FxOIPU3KVuLjIDXoDRooCNQ2t2iLJB-96nRQfluockL0jeKQQM_a5xHjzFXcfsJBwmyBaXLwEne8MfFOyhf_wSATp7Wm-VouVzw/s1185/La%20casona%20de%20Tudanca.tif" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="808" data-original-width="1185" height="272" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgohs-Vau2KKOyM21TH4p2BjhH1XLljkIRxV3ijA8DdPAOmMOI8vyLRadCBFAgavFxSyCacfdJq6T5zZjpcwwvAC34FxOIPU3KVuLjIDXoDRooCNQ2t2iLJB-96nRQfluockL0jeKQQM_a5xHjzFXcfsJBwmyBaXLwEne8MfFOyhf_wSATp7Wm-VouVzw/w400-h272/La%20casona%20de%20Tudanca.tif" width="400" /></a></div><br /><o:p><br /><br /></o:p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFUskvvMPx6l9x3lKSWngPqY78kppDp97jj2nozJeSCHeXpXsgz1sLeqdPXWyHJPW-iB-eCAuK6T7Z8f6-EhshZ-3ZKy-6I5Yi0gt5D6AiuSn_0A05ChVECpnKqDS7l9kIm5xzsQ7Q9FpxDg8QiZ8t2AvYLwntPmcns5wnJAuByEWLzwJzJ8j7xU2qHw/s2048/DSC08339.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFUskvvMPx6l9x3lKSWngPqY78kppDp97jj2nozJeSCHeXpXsgz1sLeqdPXWyHJPW-iB-eCAuK6T7Z8f6-EhshZ-3ZKy-6I5Yi0gt5D6AiuSn_0A05ChVECpnKqDS7l9kIm5xzsQ7Q9FpxDg8QiZ8t2AvYLwntPmcns5wnJAuByEWLzwJzJ8j7xU2qHw/w400-h300/DSC08339.JPG" width="400" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYexcLK2Y4XALeY5eL6mOtsaZDgEbvsyMCnjOaOpqtCh_CkTgRSF3uOSsEJsv6PABdL1TQwDkNEK1fqG7kfka3AxwoGSr9xb5dPICOiiKgrJvKguMztLdvdQB1gcPCoIQek4xDfGYUH8IJLzaO6PT3FDT_zveWwdRLMMYvCUlfXSdBMkqk1_42_WmxJg/s3648/DSC00787.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYexcLK2Y4XALeY5eL6mOtsaZDgEbvsyMCnjOaOpqtCh_CkTgRSF3uOSsEJsv6PABdL1TQwDkNEK1fqG7kfka3AxwoGSr9xb5dPICOiiKgrJvKguMztLdvdQB1gcPCoIQek4xDfGYUH8IJLzaO6PT3FDT_zveWwdRLMMYvCUlfXSdBMkqk1_42_WmxJg/w400-h300/DSC00787.JPG" width="400" /></a></div><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><span> </span><span> </span><span> </span><span> Tres</span> visitas a la Casona de Tudanca, en el curso del tiempo.<br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><o:p><br /></o:p><p></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-15204099748670194742023-01-12T10:07:00.001+01:002023-02-15T16:12:43.934+01:00Etty Hillesum o la vida interior ( 2 )<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- <u>la escritura como
posesión</u>:</span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">“</span><span style="font-size: 14pt;">También me parece que comprendo esta necesidad de
escribir. Es otra manera de poseer, de atraer las cosas hacia mí por medio de
palabras y de imágenes, y de apropiármelas de esa forma. De esto es de lo que
estaba constituida hasta ahora mi necesidad de escribir: esconderme lejos de
todos con todos los tesoros que había acumulado, anotarlo todo, retenerlo para
mí y gozarlo. Y esta rabia de posesión -no encuentro una formulación mejor-
acaba de abandonarme. Los mil lazos que me oprimían se han roto. Respiro
libremente, me siento fuerte y proyecto una mirada radiante sobre todas las
cosas. Y ahora que no quiero poseer nada, ahora que soy libre, todo me
pertenece de aquí en adelante, y es inmensa mi riqueza interior.” (92)
(16-3-1941)</span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- <u>casas deshabitadas</u>:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">“</span><span style="font-size: 14pt;">Y te agradezco que me hayas dado el don de leer en el
corazón de los demás. A veces, las personas son para mí como casas con las
puertas abiertas. Entro, vago a través de los pasillos, de las habitaciones. La
disposición es un poco diferente en cada casa. Sin embargo, todas son
semejantes, y debería ser posible hacer de cada una de ellas un santuario para
ti, Dios mío. Y te lo prometo, te lo prometo, Dios mío, te buscaré un
alojamiento y un techo en el mayor número de casas posible. Es una imagen
divertida: me pongo en camino para buscarte un techo. Hay tantas casas
deshabitadas, y te introduzco en ellas como al Huésped más importante que
puedan recibir.” (117) (17-9-1942)</span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> <span></span></o:p></p><a name='more'></a><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- <u>Nada pueden hacernos</u>:</span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Para humillar hacen falta
dos. El que humilla y aquel a quien se quiere humillar; pero, sobre todo, alguien
que acepte dejarse humillar. Si falta este último o, dicho de otro modo, si la
parte pasiva está inmunizada contra todo tipo de humillación, las humillaciones
infligidas se deshacen en humo. Lo único que queda son las medidas vejatorias
que trastornan la vida cotidiana, pero no esa humillación o esa opresión que
agota el alma. Hay que educar a los judíos en este sentido. Esta mañana,
bordeando en bicicleta el Stadionkade, me encantó contemplar el vasto horizonte
que se descubre en los lindes de la ciudad y respirar el aire fresco que
todavía no nos han racionado. Todo está lleno de carteles que prohiben a los
judíos todos los senderos que conducen a la naturaleza [<i>prohibición de
entrar en los parques</i>]. Pero por encima de este trozo de camino que sigue
abierto para nosotros, se extiende todo entero el cielo. Nada pueden hacernos,
verdaderamente nada. Pueden hacernos la vida demasiado dura, despojarnos de
ciertos bienes materiales, quitarnos cierta libertad de movimiento completamente
exterior, pero somos nosotros mismos quienes nos despojamos de nuestras mejores
fuerzas mediante una actitud psicológica desastrosa. Sintiéndonos perseguidos,
humillados, oprimidos. Experimentando odio. Fanfarroneando para tapar nuestro
miedo. Todo el mundo tiene derecho a estar triste y abatido de vez en cuando
por lo que nos hacen sufrir. Es humano y comprensible. Y, sin embargo, somos
nosotros quienes nos infligimos el verdadero expolio. Yo encuentro hermosa la
vida y me siento libre. En mí se despliegan unos cielos tan amplios como el
firmamento. Creo en Dios y creo en el ser humano, y me atrevo a decirlo sin
falsas vergüenzas. La vida es difícil, pero no es grave. Hay que empezar por
tomar en serio lo que en nosotros merece ser tomado en serio. Lo demás fluye,
cae por su peso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Si algún día se instala la paz, ésta sólo podrá ser
auténtica si cada individuo hace la paz primero en sí mismo, si arranca de sí
todo testimonio de odio hacia cualquier raza o pueblo, o bien si domina ese
odio y lo transforma en otra cosa, quizá, incluso, a la larga, en amor; ¿o es
demasiado pedir? Sin embargo, es la única solución. Podría seguir páginas y
páginas en esta línea. Pero puedo detenerme aquí. Este pequeño fragmento de
eternidad que llevamos en nosotros mismos puede ser evocado tanto con una sola
palabra como con diez voluminosos tratados. Soy una mujer feliz y canto las
alabanzas de esta vida -¡claro que sí!-, en el año del Señor -todavía y siempre
del Señor- de 1942, enésimo año de la guerra.” (130) (20-6-1942)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">- <u>Meditación sobre la
muerte</u>:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;">“Ha sucedido una enormidad de
cosas en mí estos últimos días, pero todas ellas han acabado cristalizando en
torno a una idea. El lamentable final que probablemente nos aguarda y que ya
desde ahora se deja ver en las pequeñas cosas de la vida corriente, lo he
mirado de frente y le he concedido un lugar en mi sentimiento de la vida, sin
que por ello se haya menguado su gravedad. No estoy amargada ni indignada, he
conseguido vencer mi abatimiento y no sé qué es la resignación. Sigo
progresando día a día, sin que haya aumentado el número de obstáculos, aun
teniendo muy presenta la perspectiva de nuestra aniquilación… A menudo me digo
a mí misma que ya he saldado mis cuentas con la vida. Con lo cual quiero decir
que la eventualidad de la muerte está integrada en mi vida. Mirar la muerte y
aceptarla como parte integrante de la vida es tanto como ensanchar esa vida. Y
a la inversa, sacrificar ya desde ahora a la muerte una parte de esa vida, por
miedo a la muerte y por negarse a aceptarla, es la mejor manera de no preservar
más que un pobre y pequeño fragmento de vida mutilada, que apenas merecería ser
llamada “vida”. Esto puede parecer paradójico: excluyendo la muerte de nuestra
vida, no vivimos en plenitud; mientras que, acogiendo la muerte en el corazón
mismo de nuestra vida, ensanchamos y enriquecemos ésta.” (150) (3-7-1942)</span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7963945303442781041.post-16493504061984708152023-01-05T21:05:00.001+01:002023-01-05T21:06:11.547+01:00Otro sensacional concierto de NOSTRUM MARE CAMERATA. 4 de enero de 2023 en el Ateneo de Valencia <p> </p><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.45pt;"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Hace año y medio, cuando se
presentaron en el teatro Olympia de Valencia, ya me impactó la seriedad y
entrega con que trabaja este grupo de cámara, dirigido por Jacobo Christensen,
y el hermosísimo concierto que nos ofrecieron.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Los vuelvo a ver ahora, en el
Ateneo valenciano, con el programa AGITATO, dedicado a la música del Barroco, y
la sensación es de nuevo maravillosa. Seriedad, entrega y un sonido excelente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Aunque quizá lo que más me
gustó de esta nueva entrega fue el programa. Se empieza con “Pur ti miro”, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">L´incoronazione di Poppea</i>, de Monteverdi,
donde escuchamos la magnífica interpretación de una viola y una violoncello,
que se levantan de sus puestos para cantar. Luego el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Concerto grosso La Folia</i>, de Geminiani y Corelli para mostrar el
sonido compacto y contundente del grupo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">La cosa se pone seria cuando
se lanzan a interpretar el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Doble
concierto para violín en Re menor BMW 1043</i>, de Bach. Esto, que lo
aprendimos a escuchar de manos de Yehudi Menuhin y David Oistrakh, no
desmerece<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lo más mínimo en la versión de
Jacobo e Inés Romaguera, llena de aplomo y compenetración.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Luego voces de nuevo, muy
bien interpretadas, en el maravilloso y patético dueto de Händel en <i>Giulio
Cesare</i>: “Son nata a lacrimar”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">El fantástico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Concierto para violonchelo, RV 401</i>, de
Vivaldi da paso al Invierno de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las cuatro estaciones</i> del mismo autor,
donde Jacobo Christensen ejerce de solista con la solvencia que lo caracteriza,
y, por momentos, absolutamente poseído por la música (¿Qué pensaría Platón del
asunto? ¿Y qué pensaría Nietzsche?)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">Aquí termina el concierto
programado –diríase pensado para mí, pues he de confesar que las tres últimas
piezas, y el doble concierto de Bach, se encuentran entre mis favoritas-, pero
la sorpresa no termina aquí. Ante el entusiasmo del público y su entrega a los
músicos, nos ofrecen como bis otro Invierno, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Invierno porteño</i>, de Astor Piazolla. De repente los jóvenes
intérpretes pasan del Barroco a la Música contemporánea y el sonido no decae,
sigue siendo tan cuajado y profundo como hasta el momento. Pero la sorpresa
continúa. Para rizar el rizo, Piazolla (y sus intérpretes) cierran la pieza
contemporánea con una adopción del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Canon</i>
de Pachelbel, y una vuelta, por tanto, al Barroco en que estábamos inmersos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;">¿Se puede pedir más a un
concierto?<o:p></o:p></span></p>CCMhttp://www.blogger.com/profile/07203333473965632561noreply@blogger.com0