miércoles, 28 de octubre de 2009

Un pasaje de "De rerum natura" de Tito Lucrecio Caro en versión libérrima de Luis Alberto de Cuenca

La herida oculta

Al poseerse, los amantes dudan.
No saben ordenar sus deseos.
Se estrechan con violencia,
se hacen sufrir, se muerden
con los dientes los labios,
se martirizan con caricias y besos.
Y ello porque no es puro su placer,
porque secretos aguijones los impulsan
a herir al ser amado, a destruir
la causa de su dolorosa pasión.
Y es que el amor espera siempre
que el mismo objeto que encendió la llama
que lo devora, sea capaz de sofocarla.
Pero no es así. No. Cuanto más poseemos,
más arde nuestro pecho y más se consume.
Los alimentos sólidos, las bebidas
que nos permiten seguir vivos,
ocupan sitios fijos en nuestro cuerpo
una vez ingeridos, y así es fácil
apagar el deseo de beber y comer.
Pero de un bello rostro, de una piel suave,
nada se deposita en nuestro cuerpo, nada
llega a entrar en nosotros salvo imágenes,
impalpables y vanos simulacros,
miserable esperanza que muy pronto se desvanece.
Semejantes al hombre que, en sueños,
quiere apagar su sed y no encuentra
agua para extinguirla, y persigue
simulacros de manantiales y se fatiga
en vano y permanece sediento y sufre
viendo que el río que parece estar
a su alcance huye y huye más lejos,
así son los amantes juguete en el amor
de los simulacros de Venus.
No basta la visión del cuerpo deseado
para satisfacerlos, ni siquiera la posesión,
pues nunca logran desprender ni un ápice
de esas graciosas formas sobre las que discurren,
vagabundas y erráticas, sus caricias.
Al fin, cuando, los miembros pegados,
saborean la flor de su placer,
piensan que su pasión será colmada,
y estrechan codiciosamente el cuerpo
de su amante, mezclando aliento y saliva,
con los dientes contra su boca, con los ojos
inundando sus ojos, y se abrazan
una y mil veces hasta hacerse daño.
Pero todo es inútil, vano esfuerzo,
porque no pueden robar nada de ese cuerpo
que abrazan, ni penetrarse y confundirse
enteramente cuerpo con cuerpo,
que es lo único que verdaderamente desean:
tanta pasión inútil ponen en adherirse
a los lazos de Venus, mientras sus miembros
parecen confundirse, rendidos por el placer.
Y después, cuando ya el deseo, condensado
en sus venas, ha desaparecido, su fuego
interrumpe su llama por un instante,
y luego vuelve un nuevo acceso de furor
y renace la hoguera con más vigor que antes.
Y es que ellos mismos saben que no saben
lo que desean y, al mismo tiempo, buscan
cómo saciar ese deseo que los consume,
sin que puedan hallar remedio
para su enfermedad mortal:
hasta tal punto ignoran dónde se oculta
la secreta herida que los corroe.

lunes, 26 de octubre de 2009

Unos cuantos epigramas de Marcial

Me dijeron que Cinna escribió en contra mía.
Pobre Cinna: no escribe
ya que nadie lo lee.
--
Dices que es tuyo el pelo que te pones:
¿no temes el arresto por perjurio?
--
Son míos los versos.
Cuando los declamas
se vuelven tuyos porque los destrozas.
--
Preguntas qué me da mi parcela
en una tierra tan distante de Roma.
Da una cosecha que no tiene precio:
el placer de no verte.
--
Reservas tus elogios para los muertos,
jamás aprecias a un poeta vivo.
Discúlpame, prefiero seguir viviendo
a tener tu alabanza.

viernes, 23 de octubre de 2009

Recordemos el Carpe Diem de Horacio

CARPE DIEM

Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi
finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
temptaris números. Vt melius, quidquid erit, pati!
seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam,
quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrhenum: sapias, uina liques et spatio breuis
pem longam reseces. Dum loquimur, fugerit inuida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.

Horacio: Carmina, libro 1, XI.

que traducido, por Luis Alberto de Cuenca, suena así:

No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana.

martes, 20 de octubre de 2009

Cosecha de haikus en 4º B

La noche
adormece
cada mañana.

Camila Caviglia

Cuando acaba
tu vida, empieza
la de otro.

Sergio Giménez

Música que no es música
silencio retórico
que a la meditación escucha.

Nico Wong

viernes, 16 de octubre de 2009

Ana nos envía este asombroso haiku

Este camino no
lo recorre ya nadie
salvo el crepúsculo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Hablando de Budismo: koan y haiku

Un koan es, en la tradición zen, un problema que el maestro plantea al novicio para comprobar sus progresos. Muchas veces el koan parece un problema absurdo, ilógico o banal. Para resolverlo el novicio debe desligarse del pensamiento racional y aumentar su nivel de conciencia para adivinar lo que en realidad le está preguntando el maestro, que trasciende al sentido literal de las palabras.
Quizá el koan más famoso es aquel en el que el maestro da un aplauso y dice: "Este es el sonido de dos manos, ¿cuál es el sonido de una sola mano?"

El haiku consiste en un poema breve de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. Es una de las formas de poesía tradicional japonesa más extendidas.
Un par de ejemplos:

La larga noche;
el sonido del agua
dice lo que pienso.
***
Al ladrón
se le olvidó
la luna en la ventana.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Relecturas del mito homérico

Traigo aquí dos relecturas más del mito homérico. La primera, el célebre poema Ítaca de Konstantino Kavafis. El otro, la versión que al catalán hizo Carles Riba y que le sirvió a Lluis Llach para ponerle música y crear su Viatje a Itaca.

ÍTACA.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.


Itaca (o Viatge a Itaca)

Quan surts per fer el viatge cap a Itaca,
has de pregar que el camí sigui llarg,
ple d'aventures, ple de coneixences.
Has de pregar que el camí sigui llarg,
que siguin moltes les matinades
que entraràs en un port que els teus ulls ignoraven,
i vagis a ciutats per aprendre dels que saben.
Tingues sempre al cor la idea d'Itaca.
Has d'arribar-hi, és el teu destí,
però no forcis gens la travessia.
És preferible que duri molts anys,
que siguis vell quan fondegis l'illa,
ric de tot el que hauràs guanyat fent el camí,
sense esperar que et doni més riqueses.
Itaca t'ha donat el bell viatge,
sense ella no hauries sortit.
I si la trobes pobra, no és que Itaca
t'hagi enganyat. Savi, com bé t'has fet,
sabràs el que volen dir les Itaques.

martes, 6 de octubre de 2009

Serrat hace una relectura del mito clásico

Penélope,
con su bolso de piel marrón
y sus zapatos de tacón
y su vestido de domingo.
Penélope
se sienta en un banco en el andén
y espera que llegue el primer tren
meneando el abanico.
Dicen en el pueblo
que un caminante paró
su reloj
una tarde de primavera.
"Adiós, amor mío,
no me llores, volveré
antes que
de los sauces caigan las hojas.
Piensa en mí,
volveré a por ti...
"Pobre infeliz,
se paró tu reloj infantil
una tarde plomiza de abril
cuando se fue tu amante.
Se marchitó
en tu huerto hasta la última flor.
No hay un sauce en la calle Mayor
para Penélope.
Penélope,
tristes a fuerza de esperar,
sus ojos, parecen brillar
si un tren silba a lo lejos.
Penélope
uno tras otro los ve pasar,
mira sus caras, les oye hablar,
para ella son muñecos.
Dicen en el pueblo
que el caminante volvió.
La encontró
en su banco de pino verde.
La llamó: "Penélope,
mi amante fiel, mi paz,
deja ya
de tejer sueños en tu mente,
mírame,
soy tu amor, regresé".
Le sonrió
con los ojos llenitos de ayer,
no era así su cara ni su piel.
"Tú no eres quien yo espero".
Y se quedó
con el bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación.

lunes, 5 de octubre de 2009

Despedida del Cid y doña Jimena

A diferencia de la despedida entre Héctor y Andrómaca en la Ilíada, en ésta del Cantar de Mío Cid lloran los dos personajes, hombre y mujer. Quien se gira cuando se marcha es el Cid, en el poema homérico es Andrómaca. El héroe griego, inflexible, ser de una pieza, no puede mirar atrás (vive en una "cultura de la vergüenza", basada en el honor y el reconocimiento exterior); el Cid (cristiano, que habita una "cultura de la culpa", basada en la búsqueda del sosiego interior y la tranquilidad del espíritu) nos resulta más humano, más próximo. Pero Héctor, desde luego, no deja de ser admirable. Sobre todo en comparación con el histérico Aquiles de los pies ligeros.

La oraçion fecha, la missa acabada la an.
Salieron de la eglesia, ya quieren caualgar.
El Çid a donna Ximena iva la abraçar.
Donna Ximena al Çid la manol va besar,
Lorando de los ojos que non sabe que se far;
E el a las ninnas torno las a catar:
A Dios vos acomiendo, e al Padre Spirital.
Agora nos partimos, Dios sabe el ajuntar.
Lorando de los ojos que non viestes atal.
Asis parten unos dotros commo la uña de la carne.
Myo Çid con los sos vassallos pensso de caualgar.
A todos esperando la cabeça tornando va.
A tan grand sabor fablo Minaya Albar Fanez:
Çid, do son vuestros esfuerços? en buen ora nasquiestes de madre:
Pensemos de ir nuestra via, esto sea de vagar.
Aun todos estos duelos en gozo se tornaran.

jueves, 1 de octubre de 2009

Quiz: léxico y cultura clásica

Considerando el relativo éxito que tuvo el Quiz del año pasado (a propósito de citas intertextuales), se me ocurra que podemos plantear otro este año, dedicado a las relaciones entre léxico y cultura clásica. Se trataría de encontrar la referencia clásica que se esconde en las palabras en cursiva de las siguientes expresiones:

- arte marcial
- voz estentórea
- carácter jovial

- energía eólica

- desayuno con cereales
- su hermetismo es preocupante

- se le está tratando el dolor con morfina
¿Quién se atreve?