viernes, 3 de junio de 2016

Doble retrato de Pío Baroja (Ramón Casas y Eduardo Mendoza)

Me interesa todo lo relacionado con la ekfrasis o descripción literaria de la imagen. Por ello traigo hoy al blog un doble retrato de Baroja: el pictórico, que le hizo Ramón Casas, a principios del siglo XX; y el literario, que, comentando esta pintura, se recoge en el estudio biográfico que a Baroja consagró, un siglo después, Eduardo Mendoza:

Posiblemente el primer retrato de Pío Baroja que nos ha llegado sea el que Ramón Casas le hizo como parte de su dilatada colección de retratos al carboncillo. Es ésta la efigie más arrogante de Pío Baroja. Un retrato de cuerpo entero, las piernas ligeramente separadas, una mano en el bolsillo del pantalón y la otra, la izquierda, en la solapa de la americana. Aunque era hombre de aventajada estatura, la figura salida del carboncillo de Ramón Casas, sobre un fondo liso, sin referencias, sugiere la de un hombre bajo, seguramente porque tenía la cabeza grande, en forma de huevo. También es éste el único retrato en que Pío Baroja aparece con algo de pelo. Su aspecto es aplomado y su expresión, o el talante que transmite, es concentrado, serio, preocupado, aunque no atribulado ni inquieto. El retrato no está datado, pero probablemente es de 1901. Pío Baroja contaba veintinueve años de edad y estaba en los inicios de su actividad como novelista, pero ya debía de gozar de cierto renombre, puesto que Ramón Casas quiso retratarlo. Por aquellas mismas fechas lo retrató Picasso.


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