¿Has pensado en los que irán ahora a
dormir a nuestra cama? ¡Qué poco sospecharán lo que ha visto! ¡Sería bonito
escribir la historia de una cama! Así, en cada objeto vulgar hay maravillosas
historias. Cada adoquín de la calle tiene quizá su lado sublime.
*
¡Ah! No vuelvas a acusarme de ver siempre
sólo las miserias de la vida… ¿Por qué hay que pagar una hora de embriaguez con
un mes de hastío?
*
Hoy no he hecho nada. Ni una línea escrita
o leída.
*
Eres de una sola pieza, como un himno
hermoso de amor y de poesía. Yo soy un arabesco de marquetería; hay trozos de
marfil, de oro y de hierro; los hay de cartón pintado; los hay de diamante; los
hay de hoja de lata.
¡Qué precisión verbal en su imaginación! Flaubert era escritor las 24 horas del día.
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