Me resulta muy grato descubrir que Luis,
legendario compañero de farras de mi hermano,
llevaba dentro de sí un poeta, y ello es más que
manifiesto en su poemario recientemente
publicado: Equinoccios. Entresaco un poema
que describe con mucho tino sintético esta
profesión nuestra de enseñantes -él es profesor
de Física en un instituto de Valencia-
desde el punto de vista más próximo a la pizarra
(y en el que no deja de colarse
una evocación de otro viejo profesor:
el "Recuerdo infantil" de Antonio Machado):
legendario compañero de farras de mi hermano,
llevaba dentro de sí un poeta, y ello es más que
manifiesto en su poemario recientemente
publicado: Equinoccios. Entresaco un poema
que describe con mucho tino sintético esta
profesión nuestra de enseñantes -él es profesor
de Física en un instituto de Valencia-
desde el punto de vista más próximo a la pizarra
(y en el que no deja de colarse
una evocación de otro viejo profesor:
el "Recuerdo infantil" de Antonio Machado):
Tres latinajos,
muchas órdenes,
dos discursos inspirados,
algunas pruebas,
cuarenta textos,
gritos, desórdenes,
momentos dulces,
imprecación.
Entre bastante sol
y poca monotonía
de cristales
instruir deleitando, se pretende
y un cielo azul muy suave
en dulcísimos
finales de trimestre.
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