El premio nacional de Narrativa del año pasado, Rafael Chirbes, escribe su particular elogio a Pérez Galdós:
Llevo más de medio siglo leyendo a Galdós y cada día
aumenta mi admiración por su maestría a la hora de construir un universo
narrativo desde esa aparente falta de estilo que es dominio de todos los
estilos. Admiración también por su modestia. Porque su despliegue de recursos
literarios lo lleva a cabo con un pudor exquisito, sin que el lector se dé
apenas cuenta; sin que note la tramoya, ni advierta sus deslizamientos, sus
travestismos, su trabajo en filigrana, siempre atrapado en la invisible
telaraña novelesca. Galdós no
es un narrador tradicional, sino un narrador total, un maestro que —eso sí— se
sitúa en el polo opuesto de los escritores que convierten su trabajo en espectáculo.
En las novelas de Galdós las cosas fluyen sin dar nunca la impresión de que son
fruto de un gran esfuerzo. Se diría que el escritor no existe, que todo nace
inocentemente, con extrema facilidad. Hasta ahí llegan su respeto por el lector
y su elegancia.
(El País, 28-12-2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario