El viaje por Cataluña dio
mucho de sí. Lo más importante, el objetivo final, era visitar la virgen de Nuria,
pero muchas cosas ocurrieron en el camino, como, por ejemplo, volver a ver El Cau Ferrat, esa mansión-palacio que
poseyó Santiago Rusiñol en Sitges y que es uno de los espacios más hermosos y privilegiados
que he conocido. Estar entre sus muros siempre produce una sensación
deslumbrante. Pero, hoy, quedo más impactado todavía cuando leo que Falla
concluyó allí sus Noches en los jardines
de España:
“Falla trabajaba en El Cau Ferrat, la casa de Santiago
Rusiñol, llena de objetos de arte, especialmente de hierro, verdadero museo
que, a su muerte, legó a la población de Sitges. El piano del Cau Ferrat era muy viejo y desafinado.
Tuvo que llamar al afinador, y una vez terminado éste el trabajo, Falla le
preguntó:
- ¿Cree usted que el piano
podrá resistir?
- Si usted toca para darse
gusto no respondo de lo que pueda pasar –le contestó el afinador.
Así es que Falla, con
relativos miramientos acerca del piano, pero rodeado de un ambiente ideal de
viejos cuadros del Greco, de cristalerías preciosas, de hierros medievales, y
del más azul mar bajo el balcón mismo de la galería de la casa, y en una
soledad no turbada, pudo poner fin a una de sus más hermosas composiciones, Noches en los jardines de España.”
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