martes, 17 de septiembre de 2024

Manuel de Falla en El Cau Ferrat

 

El viaje por Cataluña dio mucho de sí. Lo más importante, el objetivo final, era visitar la virgen de Nuria, pero muchas cosas ocurrieron en el camino, como, por ejemplo, volver a ver El Cau Ferrat, esa mansión-palacio que poseyó Santiago Rusiñol en Sitges y que es uno de los espacios más hermosos y privilegiados que he conocido. Estar entre sus muros siempre produce una sensación deslumbrante. Pero, hoy, quedo más impactado todavía cuando leo que Falla concluyó allí sus Noches en los jardines de España:

 

“Falla trabajaba en El Cau Ferrat, la casa de Santiago Rusiñol, llena de objetos de arte, especialmente de hierro, verdadero museo que, a su muerte, legó a la población de Sitges. El piano del Cau Ferrat era muy viejo y desafinado. Tuvo que llamar al afinador, y una vez terminado éste el trabajo, Falla le preguntó:

- ¿Cree usted que el piano podrá resistir?

- Si usted toca para darse gusto no respondo de lo que pueda pasar –le contestó el afinador.

Así es que Falla, con relativos miramientos acerca del piano, pero rodeado de un ambiente ideal de viejos cuadros del Greco, de cristalerías preciosas, de hierros medievales, y del más azul mar bajo el balcón mismo de la galería de la casa, y en una soledad no turbada, pudo poner fin a una de sus más hermosas composiciones, Noches en los jardines de España.”

 (Jaime Pahissa: Vida y obra de Manuel de Falla, Buenos Aires, 1956, pág. 100)




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