En
mi reciente viaje a Italia, me encontré, en el monumental cementerio
Staglieno de Génova, una inscripción en un sepulcro, que responde al modelo clásico
de la alegoría, me refiero al tipo de alegoría que yo solía poner
como ejemplo en clase cuando explicaba el procedimiento. Si la
alegoría consiste en una serie de metáforas interrelacionadas, que
guardan por ello una coherencia semántica, veamos como funciona en
este caso. Traduzco la inscripción:
Fe,
Esperanza, Caridad, son los astros, oh mortal, que te guían
en tu ruta
por el mar del mundo, ileso siempre de los escollos,
de los monstruos y de las sirtes, flotarás sobre las olas
hasta que llegues al seno del puerto de la calma eterna.
Los
elementos subrayados son las metáforas que conforman la alegoría,
pero deben remitir, una a una, a términos de la realidad que se
quiere significar. A partir de la imagen “mar / del mundo”
y su peligrosa navegación por él, el texto nos quiere dar a
entender que, con Fe, Esperanza y Caridad, es decir, las virtudes
teologales del cristianismo, podemos recorrer de forma más segura y
salva los peligros del camino de la vida, hasta que rindamos cuenta
al Creador en el tránsito de la muerte y el paso a la vida eterna.
Desglosamos
las imágenes (Ti = término imaginario) con sus correspondientes
referentes (Tr = término real):
astros
= la guía de las virtudes cristianas
ruta
= camino
mar
= la vida en el mundo
escollos,
monstruos y sirtes = peligros y obstáculos en nuestro camino
flotar
= estar seguro, salvo, ileso
puerto
= la vida eterna de ultratumba
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