lunes, 22 de abril de 2019

Defensa de la poesía de pensamiento: Gonzalo Sobejano


Recuerdo en mis clases que, cuando algún alumno manifestaba que el poeta "expresaba sus sentimientos" en el poema, solía echar mano yo de mi pistola dialéctica y objetarle que en poesía se expresan no sólo sentimientos sino emociones, ideas, fantasías, recuerdos, imaginaciones, anécdotas, etc. Cualquier cosa puede expresar la poesía y no sólo el tópico del sentimiento. No es la poesía sentimental la mejor clase de poesía, entiendo.
Releyendo estos días algunos ensayos críticos de Gonzalo Sobejano (recientemente fallecido) me encuentro, en uno dedicado a los proverbios de Antonio Machado, con una defensa de la poesía de pensamiento, y como me trae a la memoria el recuerdo de tantas puntualizaciones escolares, no me resisto a subirlo al blog:


Existe una poesía de pensamiento tan legítima como la del sentimiento o la de la imaginación, siempre que la expresión, por púdica que sea, atraiga al lector hacia sí misma como forma del mensaje. El pensamiento es tan buen ciudadano de la poesía como la emoción. La sobriedad, la condensación, refuerzan la poesía del pensamiento y son intrínsecamente determinantes de la eficacia que éste alcance en la conciencia y en la memoria del destinatario. No sé que nadie haya puesto en duda la calidad poética de los versos sentenciosos de un Manrique, un Lope de Vega, un Goethe o un Nietzsche: ¿por qué habría que rebajar o negar la de los proverbios de Antonio Machado? El efecto propio de la obra de poesía no ha de ser necesariamente sentimental: si así fuera, difícilmente podría llamarse poetas a Horacio o a Góngora. La poesía puede provocar una emoción afectiva, pero también efectos de enriquecimiento sensitivo, imaginativo, moral, ideal. Dentro de la poesía cabe más de lo que el «lirismo» abarca. 

("La verdad en la poesía de Antonio Machado: de la rima al proverbio", en Inmanencia y trascendencia en poesía (De Lope de Vega a Claudio Rodríguez), p. 229)

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