viernes, 24 de febrero de 2012

Aspectos del paisajismo romántico

En la pintura romántica el paisaje deja de entender como necesaria la presencia del hombre. El paisaje se autonomiza y, casi siempre desprovisto de figuras, se convierte en protagonista: un protagonista que causa en quien lo contempla una doble sensación de melancolía y terror.


Casi toda la obra de Caspar David Friedrich refleja esta Sehnsucht /término alemán: anhelo de algo indefinible/, pero hay un cuadro que lo hace con insuperable maestría: "El viajero sobre el mar de nubes". La composición de la tela gira alrededor de la central autoridad del "viajero" que, como es muy habitual en los personajes de Friedrich, se halla de espaldas al espectador. Este procedimiento acrecienta la fascinante ambivalencia de este hombre solitario, en el que puede adivinarse, ya la desolada percepción de su propia pequeñez ante la inmensidad, ya el vigor titánico que rememora Nietzsche al situar su encuentro con el Superhombre a seis mil pies de altura o que hace exclamar a William Blake: "Grandes cosas se realizan al encontrarse, cara a cara, el hombre y la montaña".

Rafael Argullol: La atracción del abismo. Un itinerario por el paisaje romántico.

1 comentario:

Ana Karenina dijo...

¡Qué grandeza tienen los cuadros de Friedrich! Excelente paisajista. Me sobrecoge especialmente el cuadro del monje tan insignificante ante la Naturaleza, tanto como el perro de Goya. También encuentro cierta similitud con algunos cuadros de Rothko: ese fondo es casi una abstracción.