En el Purgatorio de la Divina Comedia, cuando suben Virgilio y Dante en el canto 21 a la cornisa 5 (la de los Avaros y Pródigos), tras haber sentido un gran estruendo, se encuentran con una sombra, causa del estruendo (que se produce cuando a alguno que purga se le abren las puertas del Paraíso), que no tarda en identificarse. Se trata de Estacio, poeta épico, que escribió la Tebaida y falleció sin poder terminar la Aquileida. Inmediatamente entona un elogio a Virgilio como gran inspirador de sus obras. Se produce entonces una situación embarazosa: Virgilio le hace un gesto a Dante ordenándole silencio, y Dante esboza una sonrisa que capta el recién llegado. Éste le pregunta el motivo de su risa. Entonces Virgilio le permite a Dante que lo identifique. Cuando así lo hace, Estacio se inclina devotamente para abrazar los pies del maestro.