miércoles, 26 de marzo de 2025

Conversando con Javier

 

Evocamos la gran pléyade de filósofas y escritoras judías de la primera mitad del siglo XX que el nazismo se propuso exterminar: Edith Stein (tras su conversión, como carmelita descalza, Teresa Benedicta de la Cruz, 1891-1942), Irène Némirovsky (1903-1942), Simone Weil (1909-1943), Etty Hillesum (1914-1943), Hanna Arendt (1906-1975). Esta última, la única superviviente de esa terrible época.

 

Le cuento lo que dijo Husserl de sus alumnos en la Universidad. “La primera, Edith Stein; después, nadie; luego, todos los demás.”

Javier me aclara: Eso mismo dijo el torero Guerrita al retirarse en 1899: “Después de mí, naide. Y después de naide, Fuentes.”

- Pues, por las fechas, Husserl se debió inspirar en Guerrita.

- Lo que te puedo asegurar es que Guerrita no se inspiró en Husserl.

viernes, 21 de marzo de 2025

Una presencia angélica

 


Parecía una broma aquella declaración de Gil de Biedma, en la contraportada de la edición de Seix-Barral de Las personas del verbo, cuando manifestaba: “yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema.” Algo nos recuerda aquella distinción de Oscar Wilde entre el genio que puso en su vida, dejando sólo su talento para su obra. O la forma en que Kurosawa, en la película Sueños, nos muestra como un estudiante de arte, a través de la contemplación de la obra de van Gogh, ingresa en su universo pictórico.

 

Pero no era una broma. Cuántas veces querríamos introducirnos en las obras de arte que frecuentamos (una música, una novela, un cuadro). Querríamos quedarnos siempre allí y no volver a la cotidianeidad, a eso que se llama la vida normal.

 

martes, 4 de marzo de 2025

Cantar de Mío Cid. Comentario de texto: episodio del león.

 

Cantar tercero (comienzo: versos 2278-2311 = 34 versos)

                                  

En Valencia seí mio Cid con todos los sos,

con él amos sus yernos, los ifantes de Carrión.

Yaziés' en un escaño, durmié el Campeador;

mala sobrevienta sabed que les cuntió:

saliós' de la red e desatós' el león.

 

En grant miedo se vieron por medio de la cort;

enbraçan los mantos los del Campeador

e cercan el escaño e fincan sobre so señor;

Ferrán Gonçález, ifante de Carrión

non vio allí dó s'alçasse, nin cámara abierta nin torre,

metiós' so l'escaño, tanto ovo el pavor;

Diego Gonçález por la puerta salió

diziendo de la boca: — ¡Non veré Carrión! —

Tras una viga lagar metiós' con grant pavor,

el manto e el brial todo suzio lo sacó.

En esto despertó el que en buen ora nació,

vio cercado el escaño de sus buenos varones:

—¿Qué's esto, mesnadas, o qué queredes vós? —

— ¡Ya señor ondrado, rebata nos dio el león! —

 Mio Cid fincó el cobdo, en pie se levantó,

el manto trae al cuello e adeliñó pora'l león;

el león, cuando lo vio, assí envergonçó,

ante mio Cid la cabeça premió e el rostro fincó.

Mio Cid don Rodrigo al cuello lo tomó

e liévalo adestrando, en la red le metió.

A maravilla lo han cuantos que ý son

e tornáronse al palacio, pora la cort.

 

Mio Cid por sos yernos demandó e no los falló;

maguer los están llamando, ninguno non responde.

Cuando los fallaron, ellos vinieron assí sin color;

non vidiestes tal juego commo iva por la cort,

mandólo vedar mio Cid el Campeador.

Mucho·s' tovieron por enbaídos los ifantes de Carrión,

fiera cosa les pesa d'esto que les cuntió.

 

En 1º de Bachillerato, cuando estudiábamos la épica, y el Cantar de Mío Cid, solía comentar en clase el episodio del león, con que comienza el Cantar 3º. Elegíamos un texto en castellano medieval (que yo glosaba, y aclaraba el vocabulario, para que lo comprendieran bien, pero sin alejarse del original). El comentario que yo hacía oralmente (y que ahora transcribiré con alguna dificultad) se basaba en gran medida en un estudio de Juan Oleza sobre el humor en el poema (recogido en Sincronía y diacronía. La dialéctica del discurso poético) y en unas observaciones de Rodríguez Puértolas (en su ensayo sobre el Poema en Literatura, historia, alienación).