Ortega y Gasset tenía el don (no sé si
llamarlo así) de la digresión. Prometía escribir (o hablar, como en este caso)
sobre un tema, y terminaba hablando sobre cualquier otra cosa, a veces sin
rozar el asunto que le movió a la reflexión. Recuerdo la perplejidad que me
produjo su ensayo sobre “La psicología del hombre interesante” donde, desde
luego, nada dice sobre el supuesto objeto del escrito. En su conferencia sobre
Vives y su mundo, como de costumbre, apenas habla de Luis Vives y sí mucho de
su mundo. Ahora bien, también le caracteriza, por momentos, una penetración
deslumbrante y tiene pasajes que son verdaderamente luminosos, con un poder de
síntesis inmenso. Por ejemplo, el siguiente, que cito. Está hablando sobre la
época de Vives (paso del siglo XV al XVI) y cómo supone un cambio relevante
respecto a los siglos medios, y lo sintetiza de la siguiente manera: