Los días no pasan por la triste España de Larra. Cuando gran parte del personal de ventanillas se ha puesto al día e ir a hacer una gestión no implica necesariamente el “vuelva usted mañana” habitual hasta el advenimiento de los primeros gobiernos democráticos, perduran, sin embargo, resistentes restos de la actitud nacional a darte el NO como primera, y muy frecuentemente única, solución.
En la Clínica donde estoy ingresado, y de la que no tengo ninguna queja, más bien solo gratitud (ayer interrumpió mi urólogo su fin de semana vacacional y abrió los quirófanos solo para mí, para realizarme una intervención de urgencia –sí, compañeros de trabajo, abandoné el claustro antes de tiempo para irme de urgencias a la clínica) me quedo sin agua antes de las 6 de la madrugada. Como el desayuno tardará en llegar y tengo sed toco el timbre de las enfermeras (por primera vez en los dos días que llevo aquí) para pedirles un poco de agua o un zumito pequeño, algo que aplaque mi sed hasta la hora del desayuno. La respuesta temible, y sin embargo no del todo inesperada, es NO, “hasta que no suban el agua con el desayuno no disponemos de ello, aunque hay una máquina en el pasillo".
Me levanto, busco monedas en los bolsillos del pantalón que tengo en el armario, agarro el palo donde cuelgan el gotero y con un batilongo de esos que vas enseñando el culo, me dirijo por el pasillo en busca de la botella de agua, que deberé llevar a la habitación con la mano que tiene la vía o con la que conduce el palo. ¿Queréis creerme que en el trayecto de ida y vuelta –yo solo por el pasillo de esa planta y con ese palo de gotero que no es silencioso- la enfermera, por delante de la cual pasé dos veces, ni siquiera levantó la vista de la pantalla del ordenador.
¿Pertenecerá a esa generación de nuevos rinocerontes? No es difícil distinguirlos cuando se entra en un autobús: mantienen la mirada baja, fija en un aparato electrónico, a través del cual se comunican (what`s up o algo así se llama el mecanismo) o más frecuentemente… juegan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario