domingo, 19 de noviembre de 2023

Retratos de Goya: La familia de Carlos IV y Fernando VII.

 


 En un libro que no me está gustando especialmente y que, por tanto, leo a ratos muertos, encuentro este magnífico pasaje en que enjuicia unos retratos de Goya:

 

“Inmediatamente, en junio de 1800, cuando Goya pinta La familia de Carlos IV, su genio ha perdido ya hasta ese postrer sentimiento de compasión, para transmitir a la posteridad tal como realmente fue ese cruel testimonio de un fin de época, en el que María Luisa, cubierta de joyas, más impertinente y descocada que nunca, aparece casi indecentemente plantada en medio de la corte que ella había corrompido. Junto a la reina, que abraza y toma de la mano precisamente a María Isabel y Francisco de Paula, los dos hijos que le atribuían a Godoy, Carlos IV es ya sólo un personaje facticio, un rey de guardarropía cubierto del rutilante oropel de las pomposas condecoraciones. Los rostros casi de subnormales de los hermanos de Carlos III que allí aparecen y su colocación un poco vergonzante, completan la penosa visión.

 

Yo creo que fue precisamente el hecho de que la real familia cayó en la cuenta de que este cuadro los dejaba plantados para siempre ante la Historia en su penosa y culpable realidad –y no una anécdota palatina-, lo que actuó como causa verdadera y profunda, aunque tal vez callada, de que desde entonces Francisco de Goya, recién nombrado primer pintor de cámara, no volviera, sin embargo, a recibir de Palacio ningún encargo más de retratar ni a reyes ni a otras personas de la real familia.

 

Todavía retratará al menos cinco veces más a Fernando VII –en 1808 y en 1814-, pero, como señala Sánchez Cantón, nunca ya por encargo de Palacio; lo que no quita que Goya continuara disfrutando hasta la muerte de su cargo y de su sueldo. Más adelante veremos cómo este Fernando VII posterior ya está del otro lado de la indiferencia; pintado primero todavía con esperanza y en seguida con la pasión acerba y crítica encendida en el artista por los desastres y traiciones de la guerra de Independencia y por la muerte definitiva de la Ilustración. Tiene el último Fernando VII de Goya, sobre el desplante rufianesco de la María Luisa de La familia de Carlos IV, una expresión siniestra que provoca inevitablemente en quien lo contempla una impresión acre, de repulsa, casi de repugnancia física. No hay un jayán igual en ninguna galería de retratos de reyes de ningún otro país. Ni lo hubo en España, en donde la imagen más penosa de un rey fue la que nos transmitió Carreño de Miranda del pobre y hechizado Carlos II, que lo que inspira es piedad y un oscuro terror frente al tenebroso misterio del destino.”

(Gaspar Gómez de la Serna: Goya y su España, págs. 106-107)






N.B. Para otra apreciación de La familia de Carlos IV:  https://ccm-cidehamete.blogspot.com/2019/03/otro-fragmento-de-manach-sobre-pintura.html

No hay comentarios: