martes, 12 de octubre de 2021

Tangencias inauditas: Dos planos éticos en sendas obras maestras del cine. Solo ante el peligro y Cabaret

 

Hoy quiero traer al blog 3 planos de dos películas que, para mí, constituyen auténticas declaraciones de principios. Son dos situaciones similares en que el grupo humano (¿diremos La jauría humana, como en la célebre película de Arthur Penn?) muestra su tendencia hacia una adocenada solidaridad en el mal. En ambos casos, el montaje nos separa a UN individuo que representa la conciencia moral, la negativa a participar en esa infamia. Son planos que nos señalan la esperanza de que, aún en las situaciones más difíciles, siempre habrá alguien, como el Berenger de Rinoceronte, que dirá: “Je ne capitule pas” (“No me rindo”).

1- Solo ante el peligro (Fred Zinnemann, 1952): todo el filme es prácticamente una reflexión ética, pero donde sobre todo asistimos al lado negro, a las sombras o carencias de ella: la solidaridad en la cobardía de todo un pueblo. Por ejemplo, la escena de la iglesia, donde tan bien se muestra el papel disolvente de las asambleas, que casi nunca concluyen en nada y lo que suelen hacer es desmovilizar. Pero la que queremos poner de relieve es la escena del salón: el sheriff Kane llega al local a pedir ayuda a los parroquianos ante la llegada del criminal Miller, y nadie se la da, todos le miran con cara de póker y una cierta semisonrisa irónica, excepto UNO, que muestra su malestar ante la situación, y que baja la cabeza no pudiendo soportar la vergüenza que le produce tamaña ignominia. El viejo alcohólico (que más tarde será, junto al niño, el único que se ofrece a apoyar incondicionalmente a Kane en su difícil circunstancia. El sheriff elude su ofrecimiento dándole una moneda para que siga bebiendo). Ese plano lo podemos ver en este enlace:



https://www.youtube.com/watch?v=km1zUNSPqOE (minuto 1.33)



2- Cabaret (Bob Fosse, 1972): escena en Baviera , en una cervecería campestre, en que una voz angélica comienza a cantar un tema cuyo estribillo será “Tomorrow belongs to me” (“El mañana me pertenece”). A poco empezamos a ver lo demoníaco que se oculta tras esa apariencia angélica (esvástica nazi). El montaje nos muestra los rostros de los diversos espectadores: otras dos caras de jóvenes hitlerianos varonilmente hermosos, chicas de pueblo, campesinos, unas señoras, un satisfecho burgués, otros militantes nazis…, pero hay un anciano (agricultor o menestral) que muestra su malestar, su desagrado ante la situación. De nuevo es la voz de la conciencia crítica ante esa comunión en la abyección. Aquí podemos ver la escena y los planos:



https://www.youtube.com/watch?v=_tUctFu46_c (minutos 1.42 y 2.26)



¿Tuvo presente Bob Fosse el lejano plano del filme de Zinnemann para componer su escena? Imposible saberlo, aunque me complace imaginar que así fuera.

Esos dos planos (éticos los denomino yo) redimen, aunque sea parcialmente, la barbarie comunitaria que estamos presenciando. Los ancianos que los protagonizan parecerían representantes de esos 36 Justos (los Tzadikim Nistarim) que, según la leyenda talmúdica (y según el poema de Borges que recogí aquí en el blog: https://ccm-cidehamete.blogspot.com/search?q=justos ) están salvando el mundo.