BEN ZAYDUN
Te dije un día que al ver
cómo venía de dejarte
se levantó a ejercer su oficio
aquella plañidera.
Sabes también que anduve como un perro
errando años por la ruina
de al-Zahara, recorriendo los extramuros
de Córdoba y murallas
entre los harapientos, la basura.
Nada quería fuera de mi muerte.
Y bien, Wallada: ahora hallé otras cosas.
No otro amor, ya no quiero
caer en un error semejante.
Ahora las tardes alargadas, el gusto
de estar solo y poder
escribir del fragor aquel sin que me tiemble
la mano, para vida y temor
de cuantos vienen,
sacan miel de las quemaduras
y te han dejado en unos trazos, una palabra,
un personaje del poema: a tanto
descendiste, eso eres ya
tú que todo lo eras.
Y tampoco me importa
seguir de este modo condenado a ti
para siempre.
Distraído, al pasar,
sin olvido, sin mortificación,
toco los muros que nos conocieron.
Fernando Quiñones: Las Crónicas de Al-Andalus
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2 comentarios:
¿No la olvidó nunca?.No me queda claro, a veces parece que sí y otras que no.Seguramente no,¿verdad?.
Carmen
No creo que la olvidara. Sus contradicciones me recuerdan ese verso de Neruda:"Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero /es tan corto el amor y tan largo el olvido".
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