Me entero, tarde como siempre (decididamente soy un hombre inactual), de la muerte de Carlos Fuentes, el mejicano que de niño leía en las piernas de Alfonso Reyes, que fue indispensable nexo de unión entre los escritores del boom, que escribía en español e inglés con la misma facilidad y que -privilegio de los dioses- tuvo una relación sentimental con Jean Seberg, a la que dedicó un libro (a la relación).
Sin ser uno de mis favoritos (nunca lo he leído mucho), "La región más transparente" fue mi compañero durante un periplo por la zona maya de México y Guatemala. Poco antes de ese viaje había descubierto su cuento "Chac Mool", que me tuvo poseído por algo más de un par de meses y al que dediqué un ensayo de literatura comparada que se puede consultar en este blog (marcar Chac Mool en el buscador). Al poderoso icono de Chac Mool lo visité en el templo de Chichén Itzá.
Traigo un par de imágenes: una de Fuentes en la época del boom, 1966 (aparecen un jovencísimo Vargas Llosa, su mujer Patricia, Fuentes en el centro, Juan Carlos Onetti, el gran crítico Emir Rodríguez Monegal,y, casi de espaldas, nada menos que Pablo Neruda. ¡Cuánta literatura!)
La otra es la estatua de Chac Mool en Chichén Itzá (Yucatán).
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