Larsen, el antihéroe de El astillero, en la antesala de su muerte, mira por una ventana:
Una plaza húmeda y circular donde los árboles entreveran sus ramas; bancos desocupados, charcos que nadie miraría secarse. Un atardecer que se estiraba desde el río, desde las manzanas remozadas del barrio comercial.
(Juan Carlos Onetti: El astillero)
Una de las cosas que distingue a un gran escritor es la capacidad de hacernos ver las cosas como por primera vez, sacando a la luz la capacidad de revelación que normalmente permanece oculta en ellas. Charcos que nadie miraría secarse: una pequeña muestra de la mirada reveladora de Onetti.
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