Me dijeron que Cinna escribió en contra mía.
Pobre Cinna: no escribe
ya que nadie lo lee.
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Dices que es tuyo el pelo que te pones:
¿no temes el arresto por perjurio?
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Son míos los versos.
Cuando los declamas
se vuelven tuyos porque los destrozas.
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Preguntas qué me da mi parcela
en una tierra tan distante de Roma.
Da una cosecha que no tiene precio:
el placer de no verte.
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Reservas tus elogios para los muertos,
jamás aprecias a un poeta vivo.
Discúlpame, prefiero seguir viviendo
a tener tu alabanza.
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