Hace años, en
Lengua de 2º de Bachillerato, solía poner en clase un trabajo sobre lecturas de El dardo en la palabra, de Lázaro
Carreter. Les hacía leer 5 o 6 de sus artículos sobre errores en el uso del
lenguaje y les proponía un cuestionario de 4 o 5 preguntas sobre cada texto.
Uno de los más jugosos, y el que corregíamos detalladamente en clase era el
dedicado al uso –tan frecuente incorrecto- del verbo adolecer. Se lo suele emplear como sinónimo de carecer, cuando en realidad significa tener el defecto de. Un equipo de fútbol no adolece de velocidad, sino de
falta de velocidad.
El artículo era
muy rico, pues hablaba de varios asuntos, como el uso de extranjerismos y,
sobre todo, la relación entre lenguaje y pensamiento, y cómo asistíamos a un
peligroso derretimiento mental en el uso lingüístico cotidiano.
En un momento
dado escribía el maestro (y todo el artículo era un verdadero modelo de
perfecta redacción): “Por el momento, tengo otorgada la medalla del mérito
papandujo al primor con que televisión nos obsequió en una reciente emisión
deportiva. Refiriéndose a un equipo de fútbol, el locutor afirmó que “hasta ahora
sólo ha cosechado malos éxitos”. Pase
lo de cosechar: también se siembran fracasos. Pero eso de los éxitos malos
produce estupor. Si, como dice el Diccionario, y todos o casi todos creemos,
éxito significa: “Resultado feliz de un negocio, actuación, etcétera”, ¿cómo
hay malos éxitos? Otra palabra hecha chicle, dispuesta a pegarse a cualquiera
que salga por la boca.”
Pues bien, cuál
no sería mi estupor cuando leyendo un pasaje de I promessi sposi, del capítulo XVIII, que reza así:
In quanto a don
Gonzalo, poco dopo quella risposta, se n’andò da Milano; e la partenza fu
trista per lui, come lo era la cagione. Veniva
rimosso per i cattivi successi della guerra, della quale era stato il
promotore e il capitano; e il popolo lo incolpava della fame sofferta sotto il
suo governo.
Me encuentro
con que los tres traductores de que hablaba en el anterior post traducen
igualmente mal el pasaje.
Gallego: Por
lo que toca á D. Gonzalo, su respuesta á los comisionados de la Junta de
Sanidad fué uno de sus últimos actos administrativos, porque el mal éxito de la guerra contribuyó á que se le removiese de su
destino en aquel mismo verano.
Benítez: En cuanto a don Gonzalo, poco después de
aquella respuesta se marchó de Milán; y la partida fue triste para él, como lo
era la causa. Se veía removido
por el mal éxito de la guerra, de la que había sido promotor y capitán; y
el pueblo lo culpaba del hambre padecida bajo su gobierno.
Muñiz: En cuanto a don Gonzalo, poco después de aquella respuesta, se marchó de
Milán; y la partida fue tan penosa para él, como lo era su causa. Lo habían destituido por el mal éxito de la
guerra, de la que había sido promotor y capitán; y el pueblo lo culpaba del
hambre padecida bajo su gobierno. (Cátedra, p. 556)
Si sucesso en italiano se suele traducir
por éxito, también como procedente
del verbo succedere se puede traducir
perfectamente por resultado, como
atestigua uno de los diccionarios de italiano que tengo en casa, el de Devoto y
Oli, que pone como significado de successo:
esito, risultato.
De manera que
una traducción de la frase algo más airosa podría ser:
Lo habían
destituido [mejor que remover, aun
cuando éste sea correcto] por los malos resultados de la guerra [los sucesos o resultados
adversos, los fracasos].
No quiero
cuestionar a los traductores de que hablo, porque me consta que son buenos.
Estoy leyendo Los novios, en la
traducción de Mª Nieves Muñiz y me
parece muy buena. Ni que decir que Esther Benítez (de quien he leído tantas
traducciones) es una buena profesional. Y Juan Nicasio Gallego es un clásico
del paso del siglo XVIII al XIX de nuestras letras.
Lo que ocurre
es que quandoque boni dormitant traduttori.
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