jueves, 27 de abril de 2023

Tangencias inauditas a propósito de un cántaro: Góngora, Borges y Rilke.

 


 En su poema “Góngora”, Borges, ni más ni menos, asume la voz del poeta cordobés (ensaya un pequeño monólogo dramático) para pasar revista a su concepto de la poesía y realizar una postrera y tardía palinodia (esta última, de cosecha propia del argentino).

 

Copio el poema:

 

GÓNGORA

Marte, la guerra. Febo, el sol. Neptuno,
el mar que ya no pueden ver mis ojos
porque lo borra el dios. Tales despojos
han desterrado a Dios, que es Tres y es Uno,
de mi despierto corazón. El hado
me impone esta curiosa idolatría.
Cercado estoy por la mitología.
Nada puedo. Virgilio me ha hechizado.
Virgilio y el latín. Hice que cada
estrofa fuera un arduo laberinto
de entretejidas voces, un recinto
vedado al vulgo, que es apenas, nada.
Veo en el tiempo que huye una saeta
rígida y un cristal en la corriente
y perlas en la lágrima doliente.
Tal es mi extraño oficio de poeta.
¿Qué me importan las befas o el renombre?
Troqué en oro el cabello, que está vivo.
¿Quién me dirá si en el secreto archivo
de Dios están las letras de mi nombre?

Quiero volver a las comunes cosas:
el agua, el pan, un cántaro, unas rosas...

 

(Los conjurados)

 

En la primera parte del poema (hasta la pequeña pausa que significa un espacio y separa los últimos dos versos), como decía, el cordobés recuerda su práctica poética basada en la metáfora, la mitología, el latinismo, el desprecio del vulgo, etc. En los dos últimos versos ensaya una (imaginaria) palinodia. Parece arrepentirse de lo artificioso de su creación y desear “volver a las comunes cosas”. Entonces cita (y cierra el poema):

el agua, el pan, un cántaro, unas rosas...

 

 

domingo, 23 de abril de 2023

PAPELES PÓSTUMOS DE UN PROFESOR DE COU (9): El soneto con estrambote "Voto a Dios que me espanta esta grandeza", de Cervantes. Comentario de texto

 Me desperté de la siesta con ganas de escribir algo sobre este poema, y he recordado los tiempos en que lo comentaba en clase. Al final ha resultado mi personal contribución al día del Libro y al  aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y William Shakespeare.


AL TÚMULO DEL REY FELIPE II EN SEVILLA 

 “¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla!,
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

¡Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo!, ¡oh gran Sevilla,
Roma triunfante en ánimo y nobleza!

Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria, donde vive eternamente.”

Esto oyó un valentón y dijo: "Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado,
Y el que dijere lo contrario, miente."

Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.

 

Al enfrentarnos con este poema de Miguel de Cervantes, varias cosas hay que tener en cuenta previamente:

1-    Su poco éxito como poeta.

2-    El aprecio de Cervantes por su poema.

3-    El hecho de que se trata de un soneto con estrambote.

martes, 28 de marzo de 2023

Dos píldoras de Eugenio Trías

En el libro, recientemente publicado por Galaxia Gutenberg, de ENTREVISTAS, de Eugenio Trías, me encuentro, en un reportaje-entrevista que le hace Ana Mª Moix, en 1971, los siguientes dos pasajes, maravillosos ambos: 


Le pregunto por su horario. “Me levanto hacia las once, ven cuando quieras. Tengo un horario de músicas y esto me ordena el día. Por la mañana, Beethoven, Haydn o Mozart. Por la tarde, Wagner, Richard Strauss, o Mahler. A las ocho y media Satie con una copa de whisky. Y después de cenar, Chopin o Schumann. Elige.” El horario de Trías me llama la atención y decido no perderme ninguna de sus partes. (p. 37-38)

 

“Preferiría vivir fuera de la ciudad. Cada vez envidio más la vida contemplativa y la vida monástica, ¡pasear por los jardines de los claustros en lugar de pasear por esas calles! Se vive más intensamente en una cierta soledad y retiro, en un ambiente que, por otra parte, sólo sería posible compartir con cinco o seis personas a las que quiero y que, en el fondo, son también hombres solitarios. Me imagino lo que debió ser el encuentro entre san Antonio Abad y san Pablo Ermitaño. Cada vez me interesa más el misticismo. Mi mayor acusación contra el mundo actual es que ha perdido el sentido de lo sagrado y que hace imposible, sistemáticamente, la soledad y, asimismo, la posibilidad del misticismo.” (p. 39)


P.D. En un reciente viaje me encuentro con esta magnífica imagen del encuentro entre san Antonio Abad y san Pablo Ermitaño que evocaba Eugenio Trías. Se encuentra en una capilla de la iglesia arciprestal de Chelva.






 

miércoles, 15 de febrero de 2023

Una nota a El nacimiento del Purgatorio de Jacques Le Goff o la historia considerada como una rama de la literatura fantástica

 

En su magistral estudio sobre El nacimiento del Purgatorio (1981), el insigne medievalista francés Jacques Le Goff, cita multitud de textos escriturarios y apócrifos, de los Padres de la Iglesia (Ambrosio, Agustín, Gregorio Magno), y de autores altomedievales a propósito de lo que llama el prepurgatorio (pues el Purgatorio, tal como lo conocemos, data del siglo XII, lo que pretende demostrar).

 

Un poco (o mucho) tocado por la concepción de Borges de la teología como rama de la literatura fantástica, mi lectura se mueve entre el interés histórico de la búsqueda de la verdad y el placer estético ante la extrañeza cuasi exótica de los textos.

 

Me fascina, por ejemplo, al hablar del fuego purgatorio ante los pecados menudos o leves (todavía no se ha instalado el concepto de “pecado venial”, que también pertenece al siglo XII), la tendencia a la repetición en las enumeraciones:

 

“Julián explica que este fuego purga los pecados pequeños y mínimos tales como la constante charlatanería, la risa inmoderada o el exceso de apego a los bienes particulares.” (p. 117)

 

O un poco después:

 

“ello es válido a propósito de pecados pequeños y mínimos como la charlatanería continua, la risa inmoderada, el cuidado exagerado del patrimonio, etc.” (p. 127)

 

Entendíamos que el excesivo apego a los bienes materiales (que roza con la avaricia) podía ser un pecado, pero lo de la risa inmoderada y la charlatanería supone un serio aviso para nuestra tolerante permisividad actual.

 

Ahora bien, un posterior pasaje de un anónimo irlandés del siglo VIII, nos da más qué pensar, pues que alarga la enumeración y entre los pecados menudos incluye:

 

“el uso inútil del matrimonio legítimo, el exceso en la comida, el placer exagerado por las futilidades, la cólera llevada hasta excesos de lenguaje, el interés exagerado en los asuntos personales, la asistencia descuidada a las oraciones, el levantarse tarde, las explosiones de risa, el abandono excesivo al sueño, la retención de la verdad, las habladurías, la obstinación en el error, sostener lo falso por verdadero en las cosas que no conciernen a la fe, olvidarse de los deberes pendientes, o tener los vestidos en desorden.” (p. 119)

 

Así que, levantémonos temprano y pongamos un poco más de orden en el vestir. La lujuria, ya sabemos, casi no es pecado y, además, concita la indulgencia de muchos.

 

 

 

 

viernes, 3 de febrero de 2023

Semblanza de José María de Cossío, por Guillermo Díaz-Plaja

 

 

La primera vez que fui a la Casona de Tudanca constituyó toda una odisea. Había quedado con Anne Sophie (a quien conocí en un curso de literatura en la U.I.M.P en Santander), por la zona del Sardinero, calculando el tiempo que nos llevaría llegar hasta Tudanca, pero mi compañera de viaje llegó media hora tarde, y además, a la salida de la ciudad nos encontramos con retenciones, debido a un tráfico muy intenso (era un domingo de agosto). Al llegar a la Casona, la encontramos cerrada, pues acababa de comenzar la última visita. Arrimé la oreja al portalón y pude sentir la voz del guía. Con la dificultad del viaje que ya habíamos franqueado (más de una hora de carretera, retenciones a la salida, montañas y vericuetos –es la zona de Peñas arriba-) no íbamos a perder la oportunidad de conocer tan legendario lugar. Aporreé la puerta como si quisiera derribarla hasta que, finalmente, el guía nos abrió. Condescendió a dejarnos pasar y la visita resultó deslumbrante: qué edificio tan imponente, qué biblioteca tremenda, qué vivencias tan exquisitas había albergado. Pereda (que en ella sitúa la novela  anteriormente citada), Unamuno, Lorca, Alberti… se cuentan entre los visitantes de la casa que perteneció a José María de Cossío. Y yo me preguntaba: si a mí, que viajo en coche, a finales del siglo XX, me ha costado lo suyo llegar hasta aquí, cómo vendrían esos españolitos de la tercera década del siglo y cómo llegarían hasta aquí los miles de libros que conforman la biblioteca.

Otras dos veces he vuelto a la Casona, que me resulta, de los lugares que conozco, uno de los más fascinantes y entrañables al mismo tiempo. En un enclave de una belleza por encima de toda ponderación.

 

Pues bien, leyendo recientemente un libro de memorias de Guillermo Díaz-Plaja (¡cómo nos interesan en la edad provecta los libros de memorias, donde se hace balance de lo que ha sido la vida!), me encuentro con la siguiente -excelente- semblanza del señor de la Casona, y, al ver que no figura en el ciberespacio, no me resisto a teclearla.

 

 

JOSÉ Mª DE COSSÍO

 

José Mª de Cossío podría ser definido como la voluptuosidad del saber.

 

Para su hambre espiritual todo cuanto tenía un sesgo de belleza, o era el producto de la inteligencia del hombre, tenía un atractivo análogo. Y así alternativamente gozaba de un mundo convertido en espectáculo o en juego. El teatro, la poesía, la erudición le tentaban en la misma medida que el ajedrez, los toros o el deporte. O las delicias de la buena mesa, entendiendo el yantar como un complemento de la buena compañía.

 

jueves, 12 de enero de 2023

Etty Hillesum o la vida interior ( 2 )

 

- la escritura como posesión:

 

También me parece que comprendo esta necesidad de escribir. Es otra manera de poseer, de atraer las cosas hacia mí por medio de palabras y de imágenes, y de apropiármelas de esa forma. De esto es de lo que estaba constituida hasta ahora mi necesidad de escribir: esconderme lejos de todos con todos los tesoros que había acumulado, anotarlo todo, retenerlo para mí y gozarlo. Y esta rabia de posesión -no encuentro una formulación mejor- acaba de abandonarme. Los mil lazos que me oprimían se han roto. Respiro libremente, me siento fuerte y proyecto una mirada radiante sobre todas las cosas. Y ahora que no quiero poseer nada, ahora que soy libre, todo me pertenece de aquí en adelante, y es inmensa mi riqueza interior.” (92) (16-3-1941)

 

- casas deshabitadas:

 

Y te agradezco que me hayas dado el don de leer en el corazón de los demás. A veces, las personas son para mí como casas con las puertas abiertas. Entro, vago a través de los pasillos, de las habitaciones. La disposición es un poco diferente en cada casa. Sin embargo, todas son semejantes, y debería ser posible hacer de cada una de ellas un santuario para ti, Dios mío. Y te lo prometo, te lo prometo, Dios mío, te buscaré un alojamiento y un techo en el mayor número de casas posible. Es una imagen divertida: me pongo en camino para buscarte un techo. Hay tantas casas deshabitadas, y te introduzco en ellas como al Huésped más importante que puedan recibir.” (117) (17-9-1942)

 

 

jueves, 5 de enero de 2023

Otro sensacional concierto de NOSTRUM MARE CAMERATA. 4 de enero de 2023 en el Ateneo de Valencia

 


Hace año y medio, cuando se presentaron en el teatro Olympia de Valencia, ya me impactó la seriedad y entrega con que trabaja este grupo de cámara, dirigido por Jacobo Christensen, y el hermosísimo concierto que nos ofrecieron.

 

Los vuelvo a ver ahora, en el Ateneo valenciano, con el programa AGITATO, dedicado a la música del Barroco, y la sensación es de nuevo maravillosa. Seriedad, entrega y un sonido excelente.

 

Aunque quizá lo que más me gustó de esta nueva entrega fue el programa. Se empieza con “Pur ti miro”, de L´incoronazione di Poppea, de Monteverdi, donde escuchamos la magnífica interpretación de una viola y una violoncello, que se levantan de sus puestos para cantar. Luego el Concerto grosso La Folia, de Geminiani y Corelli para mostrar el sonido compacto y contundente del grupo.

 

La cosa se pone seria cuando se lanzan a interpretar el Doble concierto para violín en Re menor BMW 1043, de Bach. Esto, que lo aprendimos a escuchar de manos de Yehudi Menuhin y David Oistrakh, no desmerece  lo más mínimo en la versión de Jacobo e Inés Romaguera, llena de aplomo y compenetración.

 

Luego voces de nuevo, muy bien interpretadas, en el maravilloso y patético dueto de Händel en Giulio Cesare: “Son nata a lacrimar”.

 

El fantástico Concierto para violonchelo, RV 401, de Vivaldi da paso al Invierno de  Las cuatro estaciones del mismo autor, donde Jacobo Christensen ejerce de solista con la solvencia que lo caracteriza, y, por momentos, absolutamente poseído por la música (¿Qué pensaría Platón del asunto? ¿Y qué pensaría Nietzsche?)

 

Aquí termina el concierto programado –diríase pensado para mí, pues he de confesar que las tres últimas piezas, y el doble concierto de Bach, se encuentran entre mis favoritas-, pero la sorpresa no termina aquí. Ante el entusiasmo del público y su entrega a los músicos, nos ofrecen como bis otro Invierno, el Invierno porteño, de Astor Piazolla. De repente los jóvenes intérpretes pasan del Barroco a la Música contemporánea y el sonido no decae, sigue siendo tan cuajado y profundo como hasta el momento. Pero la sorpresa continúa. Para rizar el rizo, Piazolla (y sus intérpretes) cierran la pieza contemporánea con una adopción del Canon de Pachelbel, y una vuelta, por tanto, al Barroco en que estábamos inmersos.

 

¿Se puede pedir más a un concierto?