Veo en una página de Internet una lista con las 41 mejores películas de todos los tiempos según la página web de Filmaffinity, y sin llegar a constituir un despropósito, me deja cuanto menos perplejo. Acostumbrado a prestar atención a clásicos listados del género, me sorprende la ausencia de incuestionables obras maestras que solían aparecer en esos listados, y con los que yo solía comulgar. Por poner ejemplos: no aparecen ni Ciudadano Kane, de Orson Welles (considerado el no va más del cine durante mucho tiempo), ni El acorazado Potemkin, de Eisenstein, ni Roma, ciudad abierta, de Rossellini, ni Ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica, ni El séptimo sello o Fresas salvajes, de Bergmann, o La gran ilusión, de Jean Renoir, que, junto con algunas películas de Chaplin (que sí aparecen en el listado de Filmaffinity), formaban el canon existente cuando yo me inicié como espectador cinematográfico a mediados de los 70.
Es verdad que figuran Amanecer, de Murnau, o Los siete samurais, de Kurosawa, o El hombre que mató a Libert Valance, de Ford, o La lista de Schindler, de Spielberg, o Casablanca, de Curtiz, cosa que honra el listado y no lo convierte en un despropósito. Pero la presencia de verdaderos bodrios como La vida es bella o Pulp Fiction, junto a la ausencia de los anteriormente citados, es lo que genera mi perplejidad.
Es verdad que las listas no son más que listas y son todas dudosas, pero también es verdad que a un espectador curioso le sirven de referencia para visionar, confrontar y hacerse su propio canon particular.
Imagino que la ausencia de filmes de Woody Allen es debida al mal momento por el que atraviesa su fama en estos días, pero personalmente entiendo que Manhattan, Delitos y faltas, La rosa púrpura del Cairo, u Otra mujer, son películas de gran consideración que en cualquier amplio listado de obras maestras del cine no deberían faltar.
jueves, 1 de marzo de 2018
viernes, 23 de febrero de 2018
Los mitos en las palabras y expresiones del castellano actual (7)
-
paciente
como Job
(o tener la paciencia de Job): por el bíblico Job,
justo que sufre la enorme prueba a que es sometido por Dios, que le
envía todo tipo de males posibles, y que, a pesar de mostrar
impaciencia en algunos momentos, siempre acata la voluntad de Dios:
“el Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Alabado sea el Señor”
(Libro
de Job).
-
caja de Pandora:
supra: buscar por caja
de Pandora.
-
pánico:
miedo o terror pánicos, o sencillamente pánico (sustantivado), por
el dios Pan,
que representaba la fuerza de la naturaleza salvaje (también la
fertilidad y la sexualidad), y que podía generar un miedo
enloquecedor a quienes moraban en el campo.
-
parnasiano:
seguidor del parnasianismo,
movimiento literario francés del XIX, caracterizado por un
esteticismo extremo, que se dedica al culto del arte por el arte.
Toma su nombre del monte Parnaso,
que habitaban Apolo y las musas.
-
tejer y destejer la tela (o paño) de Penélope: para
referirse a una estrategia dilatoria de una decisión que se debe
tomar. Por Penélope, esposa de Ulises, que, en la Odisea,
ante los pretendientes que la instan a que tome otro marido debido a
la larga ausencia de Ulises, les promete que lo hará cuando termine
una tela que está tejiendo: la teje durante el día y la desteje por
la noche para prolongar la espera. Se utiliza el nombre de Penélope
como símbolo der esposa fiel a su marido, capaz de esperarlo durante
años. Joan Manuel Serrat hizo una lectura muy interesante del mito
en su canción “Penélope”, en la que la protagonista enloquece
por tan larga espera, y no reconoce a Ulises cuando vuelve.
-
plutocracia: poder del dinero, de la riqueza. Por Pluto:
personificación de la riqueza en la mitología griega; a veces se
representa por un niño con el cuerno de la abundancia.
-
priapismo: en medicina, erección continua y dolorosa del
miembro viril. Por Príapo, divinidad fálica grecorromana,
que se representa siempre con el pene en erección.
-
el lecho de Procusto: se hace referencia a tal lecho cuando
forzamos los datos de la realidad para ajustarlos a una idea
preconcebida. Procusto era un bandido y posadero griego que,
ataba y amordazaba en su lecho a los viajeros solitarios a los que
daba albergue. Si sus miembros sobresalían del lecho los serraba
hasta ajustar; si no llegaban, los estiraba hasta conseguir lo mismo.
-
prometeico/a: actitud espiritual de benevolencia por el
género humano. Por Prometeo, que robó el fuego de los dioses
para entregarlo a los humanos, y que por ello sufre un castigo
eterno: un buitre le devora su hígado, que vuelve a crecer para
volver a ser devorado.
-
proteico: cambiante, que adopta muchas formas. Por Proteo,
un dios marino que podía predecir el futuro, y que se transformaba y
cambiaba de forma para intentar evitar hacerlo.
-
amor sáfico: amor lésbico, por la poetisa Safo. Cfr.
lesbiana, lésbico.
-
juicio salomónico: juicio estricto, sabio y prudente. Por el
episodio bíblico en que se presentan al rey Salomón dos
mujeres disputando por un niño, que ambas reclamaban como suyo.
Salomón propuso partirlo por la mitad y repartirlo. Una de ellas,
entonces, renunció al niño por salvarle la vida. Salomón descubrió
así quién era la verdadera madre y se lo entregó a ella.
-
satiriasis: apetencia sexual insaciable, en el varón. Por los
sátiros, criaturas masculinas que, en la mitología griega,
acompañan por los bosques a los dioses Pan y Dioniso, y que se
caracterizan por un apetito sexual desenfrenado, que les lleva a
perseguir a las ninfas.
(continuará...)
jueves, 8 de febrero de 2018
Los mitos en las palabras y expresiones del castellano actual (6)
-
morfina:
de Morfeo,
dios del sueño, por la cualidad somnífera de la sustancia. También
la expresión “estar en brazos de Morfeo” (= dormido) procede de
la misma fuente.
-
musa: en el sentido de inspiración poética o artística, por
las Musas, es decir, las deidades que, comandadas por Apolo,
inspiraban las diferentes artes de la Antigüedad (estas eran
Calíope, Clío, Polimnia, Talía, Terpsicore…)
-
museo: de la misma raíz: lugar consagrado a las Musas,
o más bien, a las artes que ellas representan.
-
narcisista: en psicología, a partir de Freud, se considera
así al sujeto que manifiesta un excesivo amor por sí mismo. Procede
del mito de Narciso que, embobado por la comtemplación de su
imagen en la superficie del agua, cayó a una laguna y se ahogó.
-
néctar: que hoy en día empleamos como sinónimo de zumo, era
la parte líquida de la comida de los dioses griegos. Ellos se
alimentaban de néctar y ambrosía.
-
odisea: empresa dificultosa y llena de obstáculos. Tomamos el
nombre de la Odisea, de Homero, en que narra las
aventuras de Ulises (= Odiseo) en su camino de regreso a casa, Ítaca,
tras la guerra de Troya. Tras 10 años en Troya, tardó otros 10 años
en volver al hogar (donde le esperaba su fiel esposa Penélope).
-
Olimpíada o juego olímpico: los juegos olímpicos
actuales toman su nombre de los que se celebraban cada 4 años en la
antigua Grecia. Se pactaba una tregua entre ciudades-estado en
contienda para que los atletas pudieran desplazarse a Olimpia,
donde se disputaban.
-
onanismo: masturbación; por Onán, personaje bíblico que
aparece en el Génesis, y que en realidad lo que practicaba era el
coitus interruptus.
Recordemos el adagio de Antonio Machado:
Aunque a veces sabe Onán / mucho que ignora Don Juan.
-
orfeón: conjunto musical vocal, por Orfeo, figura
mitológica que amansaba a las fieras con el sonido de su lira.
-
órfico: para referirse a los conocimientos secretos, ocultos;
también por Orfeo, quien bajó a los infiernos (el Hades) en
busca de su amada Eurídice. Por tanto es alguien que ha conocido lo
oculto, lo secreto, lo que nadie sabe.
(continuará...)
(continuará...)
lunes, 29 de enero de 2018
Una anécdota de Carlos IV de Borbón
No parece que Carlos IV fuera un ser de muchas luces; sin embargo, la anécdota que cito a continuación constituye un ejemplo de vivo ingenio. La tomo de la Historia de la gastronomía española, de Manuel Martínez Llopis:
"Visitando el monarca una de las principales bodegas [de Jerez de la Frontera], le dio a probar su dueño uno de los excelentes vinos que aquellos toneles encerraban.
- Son muy buenos -dijo Carlos IV.
- Superiores los tengo -replicó el cosechero, creyendo contestar una galantería.
- Pues, hijo mío -respondió con sorna el Rey-, guárdalos para mejor ocasión."
"Visitando el monarca una de las principales bodegas [de Jerez de la Frontera], le dio a probar su dueño uno de los excelentes vinos que aquellos toneles encerraban.
- Son muy buenos -dijo Carlos IV.
- Superiores los tengo -replicó el cosechero, creyendo contestar una galantería.
- Pues, hijo mío -respondió con sorna el Rey-, guárdalos para mejor ocasión."
lunes, 15 de enero de 2018
Jane Eyre: una nota sobre la traducción
Cuando empecé a leer Jane Eyre, en la antigua traducción de la colección Austral, que firma Juan G. de Luaces, aparte del tamaño de la letra, que hacía la lectura sumamente dificultosa para mi presbicia, percibí rápidamente que se trataba de una versión bastante deficiente, con tendencia a eliminar fragmentos y cualquier rasgo de expresividad verbal a que se entregue la autora. Me pasé a la traducción de Elizabeth Power (en Alianza Editorial y Cátedra Letras Universales), que resulta espléndida esencialmente por su fidelidad al texto de base.
Veamos de muestra sólo un botón.
Leemos, hacia el final de la novela, cuando St. John -que piensa marcharse a India de misionero- lleva a pasear a Jane por los alrededores de la casa que comparten, Moor House, en la versión de Elizabeth Power:
"- Lo volveré a ver -dijo en voz alta-, en mis sueños, cuando duerma a orillas del Ganges, y otra vez, más adelante, cuando me embargue un sueño más profundo en las orillas de un río más oscuro."
Resulta enormemente sugestiva la declaración, llena de nostalgia futura, y con esa alusión final a la muerte tan sutilmente traída.
Veamos como lo traduce de Luaces:
"No volveré a ver esto más, sino en sueños -dijo-, cuando duerma a orillas del Ganges o de algún río más remoto aún."
Donde toda la sugestión de la muerte desaparece y se convierte en mera referencia geográfica. Pero es que el original inglés reza así:
‘And I shall see it again,’ he said aloud, ‘in dreams when I sleep by the Ganges: and again in a more remote hour—when another slumber overcomes me—on the shore of a darker stream!’
Como podemos ver, la traducción de Austral resulta de una carencia de sensibilidad preocupante, mientras que la fidelidad de Elizabeth Power al original hace que toda su fuerza quede trasmitida.
Veamos de muestra sólo un botón.
Leemos, hacia el final de la novela, cuando St. John -que piensa marcharse a India de misionero- lleva a pasear a Jane por los alrededores de la casa que comparten, Moor House, en la versión de Elizabeth Power:
"- Lo volveré a ver -dijo en voz alta-, en mis sueños, cuando duerma a orillas del Ganges, y otra vez, más adelante, cuando me embargue un sueño más profundo en las orillas de un río más oscuro."
Resulta enormemente sugestiva la declaración, llena de nostalgia futura, y con esa alusión final a la muerte tan sutilmente traída.
Veamos como lo traduce de Luaces:
"No volveré a ver esto más, sino en sueños -dijo-, cuando duerma a orillas del Ganges o de algún río más remoto aún."
Donde toda la sugestión de la muerte desaparece y se convierte en mera referencia geográfica. Pero es que el original inglés reza así:
‘And I shall see it again,’ he said aloud, ‘in dreams when I sleep by the Ganges: and again in a more remote hour—when another slumber overcomes me—on the shore of a darker stream!’
Como podemos ver, la traducción de Austral resulta de una carencia de sensibilidad preocupante, mientras que la fidelidad de Elizabeth Power al original hace que toda su fuerza quede trasmitida.
sábado, 13 de enero de 2018
Los mitos en las palabras y expresiones del castellano actual (5)
-
lesbiana,
lésbico:
por la isla de Lesbos,
donde la poetisa Safo regentaba una escuela para chicas, a las que
dedicaba encendidos poemas de amor. (Al amor
lésbico
también se le llama amor
sáfico.)
-
letal:
mortífero, por el río de Leteo,
río del Hades o mundo de los muertos. (cfr. deletéreo.)
-
tener vista
de lince:
la expresión no tiene nada que ver con el felino en peligro de
extinción, sino con Linceo,
personaje mitológico que participó en la expedición de los
argonautas, y de quien se decía que tenía una vista prodigiosa.
-
llorar como una Magdalena:
por la amiga de Jesús, a quien se suele representar llorando su
muerte.
-
la manzana
de la discordia:
hace referencia al motivo de una discusión o disputa, y tiene su
origen en la manzana dorada que la diosa Eris (Disputa) entrega en
las bodas de Peleo y Tetis, destinada “para la más bella” y que,
a través de una rivalidad entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita,
y el juicio de Paris, conduciría a la guerra de Troya. (cfr. en este
mismo blog: la Manzana de la Discorida y el Juicio de Paris.)
-
marcial:
relativo a la guerra, por Marte,
dios de la guerra.
-
mausoleo: sepulcro magnífico y suntuoso, toma su nombre de
Mausolo, sátrapa del imperio persa que en el siglo IV a. C se
hizo construir en Halicarnaso un monumento funerario suntuoso.
-
mecenas: protector de las artes, toma su nombre de Mecenas,
el idem por excelencia, noble romano muy rico, que fue amigo de
Augusto y protegió a artistas tan célebres como Virgilio y Horacio.
De ahí también mecenazgo.
-
meduseo/a:
relativo
a Medusa,
famosa hechicera de mirada torva (convertía en piedra a quien la
miraba) y que tenía serpientes por cabellos. Por “belleza medusea”
se entiende, según Mario Praz, aquella que fue del gusto de los
románticos, “enrtretejida de dolor, corrupción y muerte”.
-
mentor: consejero o guía, por el personaje de la Odisea
Mentor, tutor de Telémaco.
-
ser una Mesalina: para aludir a una ninfómana, o mujer de
apetito sexual exagerado, por la esposa del emperador romano Claudio,
Mesalina, de quien se cuentan estremecedoras anécdotas de su
lujuria y voracidad sexual.
(continuará...)
(continuará...)
domingo, 31 de diciembre de 2017
Las "vajillas" en la Coplas de Jorge Manrique
Siempre
me ha llamado la atención la reiteración del término en las Coplas
de Jorge Manrique.
Aparece
en la copla XIX, cuando evoca a Enrique IV de Castilla:
Las
dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan fabridas,
los enriques y reales
del tesoro,
los jaeces y caballos
de su gente, y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?
los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan fabridas,
los enriques y reales
del tesoro,
los jaeces y caballos
de su gente, y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?
(donde
“fabridas” vale por bruñidas, resplandecientes).
Y
vuelve a aparecer en la copla XXIX, tratando ya del elogio de su
padre don Rodrigo:
No
dejó grandes tesoros,
ni alcanzó muchas riquezas,
ni vajillas,
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas.
Y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron,
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.
ni alcanzó muchas riquezas,
ni vajillas,
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas.
Y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron,
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.
¡Qué
importancia le daban a las vajillas!, pensaba yo, sin llegar a
aquilatar el alcance que podía tener el vocablo en el siglo XV. Es
verdad que las dos veces aparece rodeada de términos como “tesoro”,
“riqueza”, “oro”, y que, por tanto, viene a funcionar como
sinónimo de ellos.
Recientemente,
la lectura de El
burgués, de Werner
Sombart, me ha aclarado un tanto el porqué de esa reiteración.
En
su estudio del origen y evolución del espíritu del capitalismo
Sombart refiere cómo en la Edad Media se produjo una fiebre de
acumulación de tesoros
de oro y plata, que toca a su fin hacia el siglo XII, cuando empieza
a valorarse como
metal acuñado en forma de dinero.
Pues bien, lo llamativo es que los primitivos tesoros de la alta Edad
Media solían tener, muy frecuentemente, la forma de vajillas de oro
y plata. La primitiva acumulación de tesoros en España se prolongó
hasta los siglos de Oro. Y aquí procede entonces el párrafo de la
obra de Sombart que resulta grandemente aclaratorio para nuestras
coplas.
“Todavía
en los siglos XVI y XVII se llenaba la casa española de utensilios
de oro y plata. A la muerte del duque de Alburquerque se necesitaron
seis semanas para pesar y tomar nota de sus objetos de oro y plata;
tenía, entre otras cosas, 1400 docenas de platos, 50 bandejas
grandes y 700 pequeñas, 40 escalerillas de plata para alcanzar la
parte superior de los aparadores. El duque de Alba, que no tenía
fama de ser especialmente rico, dejó, sin embargo, 600
docenas de platos, 800 bandejas, etc., todo de plata.” (op. cit.
Pág. 37)
Así
las cosas, tenemos que entender que en época de Jorge Manrique
(segunda mitad del siglo XV) las vajillas
constituían la manifestación más palpable de la riqueza de los
señores. De ahí la insistencia de nuestro poeta. Aunque también es
perceptible en la copla XIX, con la referencia a “los enriques e
reales / del tesoro”, tipos de monedas de oro y plata, el
anuncio de la economía
dineraria (monetaria)
que acabaría
imponiéndose.
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